La subida de los precios de los alimentos desata la ira de los marroquíes contra el gobierno
El aumento exponencial de los precios de los alimentos básicos de la cesta de la compra desata el descontento social en Marruecos, donde varias asociaciones y sindicatos convocaron protestas contra la carestía a partir de mañana domingo.
El tomate, la cebolla y las patatas han visto su precio casi triplicarse en las últimas semanas, mientras la carne roja ya rebasa los 100 dirhams (9 euros) ante la creciente inquietud de los ciudadanos marroquíes por esta continua subida, a pocas semanas del mes de ayuno musulmán de Ramadán cuando se dispara el consumo de estos alimentos.
«A principios de este año, el tomate costaba entre 2 y 3 dirhams (0,27 euros) el kilo. ¡Ahora está a 12 dirhams (1,08 euros)! y no sabemos por qué. Esto nos afecta también como comerciantes. Nos da vergüenza decir el precio a los clientes», se queja un comerciante desde un zoco popular en la medina de Rabat.
Cerca de él, una ciudadana explica a Efe que esta subida de los precios se debe a la falta de lluvias en el país.
«Esperemos que de aquí al ramadán los precios bajen», dice con esperanza.
Protestas pese a la prohibición
La subida de los precios ha acaparado en las últimas semanas la atención de la prensa local y las conversaciones en los cafés, mercados y en las redes sociales donde muchos internautas expresaron su malestar y llamaron a mayor intervención del Gobierno.
Por su parte, la Confederación Democrática del Trabajo (CDT) ha anunciado protestas a partir de mañana domingo en varias ciudades y una huelga nacional para denunciar «el aumento exponencial y sin precedentes de los precios y el desplome del poder adquisitivo de los ciudadanos».
Pese a la prohibición de manifestarse que recibió ayer la CDT en algunas ciudades, el sindicato señala que continuará con su campaña de movilización para las protestas, al tiempo que critica la «negligencia» del gobierno ante los efectos de «esta crisis social asfixiante».
Además, el colectivo Frente Social Marroquí, compuesto por partidos de extrema derecha, sindicatos y ONG, ha anunciado también otras protestas el lunes para denunciar la carestía coincidiendo con la conmemoración del duodécimo aniversario de las protestas del 20 de febrero, desatadas entonces al calor de la Primavera Árabe.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) se situó en Marruecos en el 6,6 % interanual en diciembre de 2022, según el organismo estadístico marroquí Alta Comisión de Planificación (HCP). Este incremento se debe principalmente a la subida de los precios de los productos alimentarios (11 %).
Remedio insuficiente
Estas subidas, según los expertos, se deben a la combinación de varios factores, como los sucesivos años de sequía que sufrió el país, el impacto de la guerra en Ucrania, la reorganización de las cadenas de valor, la exportación y la especulación, entre otros.
El portavoz del Gobierno marroquí, Mustafa Baitas, indicó el pasado jueves que el Gobierno está tomando una serie de medidas frente a la inflación, entre ellas frenar la exportación de verduras y frutas para «dar prioridad» al mercado nacional.
De hecho, exportadores marroquíes han denunciado esta semana que el Gobierno del país magrebí prohibió la exportación de cebolla, patatas y tomate a los países africanos, una medida que, según dijeron, les fue comunicada de forma verbal.
Según estadísticas recientes de la Aduana marroquí, el número de camiones matriculados en Marruecos que accedieron por el paso fronterizo de Guerguerat entre Mauritania y el Sáhara Occidental (única vía terrestre que conecta el país magrebí con el resto del continente) aumentó un 75 % entre 2019 y 2022.
En su último informe, el Banco Mundial hizo hincapié sobre las medidas del gobierno marroquí para frenar la subida de los precios de alimentos y energía, que supusieron la movilización de gastos públicos suplementarios que corresponden al 2 % del PIB.
No obstante, el organismo internacional lamentó el impacto «insuficiente» de estas políticas de gestión de la inflación, concretamente sobre las capas más vulnerables.
«La inflación anual fue prácticamente un 30 % más alta para el 10 % de la población más pobre, respecto al 10 % de los más ricos, debido al impacto del aumento de precios de alimentos que representan una parte muy importante de los gastos de las familias más pobres», indicó en su última nota destinada al país magrebí.