Norte de África
Argelia no cede ante las presiones de la Unión Europea e insiste en la crisis con España
Argel no has visto con buenos ojos que Josep Borrell, como alto representante de la UE, sirviera a los intereses españoles durante su visita oficial
El peaje a pagar por España para poner fin a la crisis diplomática con Marruecos supuso una ruptura de relaciones con Argelia. Una por otra, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se congratulaba de haber cerrado, de una vez por todas, una etapa turbulenta en la relación entre Madrid y Rabat, para tener que hacer frente a Argel. El alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha intentado mediar, algo que no ha sentado bien en el país norteafricano.
Todo se resume a una región geográfica, punto de tensiones históricas entre Argelia y Marruecos, y antigua colonia de España: el Sáhara Occidental. El reconocimiento de la soberanía marroquí de esta región provocó un tsunami de reacciones, dentro y fuera de nuestro país. En el plano internacional, Rabat se congratuló por la «acertada» decisión que había tomado el Gobierno de Sánchez y no dudó en pregonar y filtrar la carta que había escrito Sánchez al Rey de Marruecos, Mohamed VI, reconociendo el volantazo español en lo respectivo al Sáhara.
El Ejecutivo de Sánchez, con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, a la cabeza, ha intentado restar importancia a las declaraciones de Argelia. Pero, la realidad es que el país norteafricano, desde que se iniciara la crisis, ha beneficiado a otros países en detrimento del nuestro. Italia se ha convertido en «socio preferente» y ha relevado a España como exportador de gas –un suministro vital en el contexto de la guerra de Ucrania–.
El pasado mes de febrero, el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, después de cinco meses sin pronunciarse sobre el asunto, volvió a insistir en que no existían avances diplomáticos con España y acusó a Sánchez de «actos hostiles». «Congelada», así es como describió Tebboune la relación actual entre Madrid y Argel. La visita de Borrell a Argelia no ha ayudado a calmar las tensiones.
El alto representante de la UE fue recibido este lunes por el primer ministro argelino, Aïmene Benabderrahmane, así como por el presidente, en una visita oficial a Argel de dos días. Durante su visita, como político de la UE, sacó a relucir el boicot al que Argelia someta a España, desde el pasado mes de junio y que, según datos de la propia Comisión Europea, han supuesto unas pérdidas de 2.000 millones de euros para las empresas exportadoras. Pero, a pesar de las palabras de Borrell, Argelia mantiene su veto a España.
Argel contraatacó y acusó a Madrid de entorpecer el Consejo de Asociación entre Argelia y la Unión Europea, utilizando su posición dentro de la institución. Asimismo, señalan al ministro de Exteriores español como el responsable de dinamitar los acuerdos con la UE, en connivencia con Borrell, para presionar a Argelia a retomar los lazos con España.
Como parece desprenderse de la opinión pública argelina, la crisis diplomática no parece que vaya a resolverse en esta legislatura. Argelia quiere la cabeza de Albares, como Marruecos consiguió la de la exministra de Exteriores, Arancha González Laya. Sin embargo, el Gobierno español no está dispuesto a asumir este peaje para retomar las relaciones con el país vecino y se protege detrás de la Unión Europea.