401 días de guerra en Ucrania
La Presidencia de Rusia del Consejo de Seguridad de la ONU abre la caja de los truenos en Ucrania y EE.UU
es de esas cosas difícil de entender y fácil de explicar. La Federación Rusa ha violado la carta de Naciones Unidas con la invasión de Ucrania. Al hacerlo, ha convertido a su propio país, miembro permanente del Consejo de Seguridad, en un estado al margen de la legalidad internacional. Además, su presidente, Vladimir Putin, tiene orden de busca y captura como criminal de guerra. Aún así, Rusia preside a partir de hoy el Consejo de Seguridad.
400 días de guerra en Ucrania
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No hay modo -y quizás tampoco voluntad real- de echar a Rusia del Consejo. Los estatutos y normas que Putin se salta, el organismo internacional más importante del mundo, los respeta. De este modo, la presidencia rotatoria que hasta hoy ocupaba Mozambique, la ocupa ahora Rusia.
Eso significa que un personaje grotesco como Sergei Lavrov, jefe de la diplomacia rusa, se sentará a la cabeza de esa mesa selecta de países que forman el Consejo de Seguridad. Ni las quejas de Zelenski ni las protestas de Estados Unidos pueden modificar ese escenario.
La primera reunión que presidirá Lavrov, anunció su portavoz, María Zajárova, -informa Afp- será «el debate público de alto nivel del Consejo (de Seguridad) sobre 'Un multilateralismo eficaz a través de la defensa de los principios de la Carta de las Naciones Unidas'». Zajárova añadió que Lavrov tiene previsto presidir otra sesión de debate sobre Medio Oriente el 25 de abril.
Katine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca, replicó con reflejos: «Un país que flagrantemente viola la Carta de la ONU e invade a su vecino no tiene lugar en el Consejo de Seguridad».
Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad y no hay un camino legal factible para cambiar esa realidadKatine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca
Consciente de que sus palabras son una expresión de deseo sin reflejo concreto, añadió: «Desafortunadamente Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad y no hay un camino legal factible para cambiar esa realidad», añadió, y calificó la presidencia como «una posición ampliamente ceremonial».
El jueves pasado, Ucrania calificó a la presidencia rusa del Consejo de Seguridad de la ONU de «broma de mal gusto».
«Rusia usurpó su plaza. Libra una guerra colonial. Su presidente es un criminal de guerra buscado por la Corte Penal Internacional por secuestro de niños», subrayó su ministro de Relaciones Exteriores, Dmitro Kuleba.
En la ONU, Rusia dice enfrentarse al «Occidente colectivo», que lo margina de las naciones mundiales desde el lanzamiento de su conquista de Ucrania en febrero de 2022.
La última visita de Lavrov a Naciones Unidas en Nueva York tuvo lugar en septiembre pasado, durante la Asamblea General. La embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, dijo este jueves que Rusia «no debería ser» miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
«Rusia es un miembro permanente del Consejo de Seguridad. No debería serlo por lo que está haciendo en Ucrania, pero no se permite cambiar su estatus», explicó Thomas-Greenfield durante una visita a Costa Rica para participar en la Cumbre por la Democracia.
La embajadora estadounidense ante la ONU comentó que esperan que Rusia se comporte «de forma profesional» en la presidencia, aunque tienen dudas.
«Esperamos (Estados Unidos) que también busquen oportunidades para avanzar en su campaña de desinformación contra Ucrania, los Estados Unidos y todos nuestros aliados», destacó.
«En cada oportunidad plantearemos nuestras preocupaciones sobre lo que Rusia está haciendo», puntualizó Thomas-Greenfield, quien reiteró la condena de Estados Unidos contra los «crímenes de guerra» y violaciones a los derechos humanos que Rusia está cometiendo en la guerra en Ucrania.
Thomas-Greenfield enfatizó que condenarán las acciones rusas y harán saber al mundo «lo que está haciendo Rusia y las consecuencias de sus acciones contra Ucrania. Miles de personas han perdido la vida».
Con respecto a la batalla diplomática entre China y Taiwán por mantener o conseguir relaciones diplomáticas con países en Hispanoamérica, Thomas-Greenfield aseguró que Washington respeta la política de «una sola China» impulsada desde Pekín y que considera a la isla como territorio chino.
Aunque matizó que Estados Unidos y Taiwán tienen una «fuerte colaboración» y que apoyan los derechos de los ciudadanos con pasaporte taiwanés.
El pasado fin de semana Honduras fue el último país en romper relaciones diplomáticas con Taiwán y establecerlas con China.
Thomas-Greenfield también conversó sobre la situación de crisis social, económica y política de Haití y la posibilidad de una intervención internacional como sugirió días atrás el alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell.
«Estamos muy preocupados por Haití. La situación se ha deteriorado en los últimos meses», señaló, aunque reconoció que están discutiendo «cómo organizar una fuerza internacional que no sea de la ONU».