¿Puede Francia terminar siendo una nación islámica?
Resulta sorprendente que el primer país que puso freno al expansionismo islámico en el siglo VIII sea hoy el país de Europa con mayor presencia musulmana.
El debate que polariza Francia
Michel Houellebecq matiza sus palabras contra los musulmanes y evita una polémica que se volvía en su contra
La conquista de Hispania por los musulmanes, como consecuencia de las divisiones internas entre los visigodos, pronto hizo que el imparable afán expansionista del islam le llevase a cruzar los Pirineos.
En la batalla de Poitiers (10 de octubre de 732) las tropas cristinas mandadas por Carlos Martel se enfrentaron al ejército musulmán del gobernador de Al-Ándalus Abd al-Rahman ibn Abd Allah al-Ghafiqi cerca de la ciudad de Tours. Los francos derrotaron al ejército musulmán. El valí al-Ghafiqi resultó muerto.
Esta batalla frenó la expansión musulmana hacia el norte, siendo este hecho de armas crucial para impedir la invasión de Europa por parte de los musulmanes, preservado el cristianismo como la fe dominante durante un periodo en el que el islam estaba sometiendo gran parte de los territorios del Imperio Romano de Oriente y había acabado por conquistar al Imperio Persa Sasánida.
De todos los reinos cristianos de Europa Occidental fue España la nación que había padecido una mayor presencia musulmana sobre su territorio
Durante toda la Edad Media y Moderna los reinos cristinos de Europa combatieron a los islamitas por tierra y mar. La batalla naval de Lepanto supuso un hito y, en cierta forma, el principio del fin del poder turco en el Mediterráneo.
De todos los reinos cristianos de Europa Occidental fue España, sin lugar dudas, la nación que había padecido una mayor presencia musulmana sobre su territorio.
A lo largo de ocho interminables siglos de lucha contra los musulmanes, la etapa que ha pasado a la Historia como la Reconquista, los reinos cristianos herederos de la antigua Hispania lucharon por recuperar el control sobre su propio país.
La conquista del Reino de Granada no puso fin a los problemas con los musulmanes en España. Los corsarios berberiscos asaltaban las costas levantinas españolas constantemente y los moriscos, que habitaban en muchas partes de España, periódicamente se insurreccionaban contra la Monarquía Hispánica. Estas actuaciones llevaron a su expulsión de la Península.
La llegada del siglo XIX, y la revolución tecnológica e industrial que trajo aparejada la superioridad militar y organizativa de las naciones occidentales, permitió a los europeos ser dueños del mundo. Asía, África y las islas del Pacífico fueron colonizadas por el hombre blanco.
El Imperio Turco conservó formalmente su independencia, aunque para ver cómo poco a poco gran parte de sus territorios del norte de África pasaban a manos de franceses, británicos, italianos y españoles. Muchos musulmanes pasaron a ser principalmente súbditos de París o de Londres.
Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, y los procesos de descolonización que la siguieron, una parte de estos musulmanes, que en sus guerras de la independencia optaron por sus «amos» blancos, se vieron obligados a dejar su patria y emigrar a sus antiguas metrópolis, como fue el caso de los harkis.
Los harkis, en Francia, es el nombre de los argelinos que lucharon junto a los franceses, entre 1957 y 1962, durante la guerra de Argelia.
Los harkis, como las demás tropas auxiliares nativas, obtuvieron la condición de excombatientes en Francia por una ley del 9 de diciembre de 1974 si vivían en Francia y, a partir del 23 de julio de 2010, si vivían en Argelia.
Finalizada la guerra con la independencia de Argelia, solo 42.500 harkis, y sus familias, encontraron refugio en la Francia metropolitana. Los harkis y sus descendientes ya eran en 2012 entre 500.000 y 800.000 habitantes de Francia.
Alemania y Suecia tendrán en un futuro próximo un enorme aumento de musulmanes en su población
Lograda la independencia muchos ciudadanos de las antiguas colonias emigraron a sus viejas y odiadas metrópolis buscando mejores condiciones de vida que sus propios gobiernos eran incapaces de proporcionales.
Los musulmanes representaban en 2016 el 4,9 % de una población europea que estaba entorno a los 507 millones. En 2050 se calcula que los europeos serán unos 538 millones y el número de musulmanes pasará a ser el 14 % de la población, es decir, unos 75 millones.
En la actualidad, los estados miembros de la Unión Europea con un mayor número de musulmanes son Francia (5,8 % de la población) y Alemania (6,1 %). Así la pequeña Bélgica, con una población 11,5 millones de habitantes, su comunidad musulmana cuenta con entre 600.000 y 800.000.
Alemania y Suecia, que son los mayores receptores de refugiados, tendrán en un futuro próximo un enorme aumento de musulmanes en su población. Suecia pasará del 8,1 % sobre el total de la población al 30,6 % y Alemania del 6,1 % al 19,7 %. En España, en 2050 se estima que los musulmanes pasaran del 2,6 % al 7,2 % del total de habitantes.
El número de musulmanes practicantes en Francia, entre los 18 y los 59 años, superó en 2020, por primera vez en la historia, al de católicos practicantes.
Aunque el catolicismo sigue siendo la primera religión en el país con un 29 % de la población, un 10 % es fiel al islam, lo que la convierte en la segunda religión en Francia, según el informe Inmigrantes y descendientes de inmigrantes del Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos (INSEE por sus siglas en francés).
Una realidad que se ve reflejada en el uso del velo por parte de las mujeres musulmanas que viven en Francia. Uso que ha aumentado un 55 % en los últimos 10 años. Entre los 18 y los 49 años, la proporción de quienes lo usan ha pasado del 18 % al 28 % desde 2013 a la actualidad.
El dato más llamativo del estudio del INSEE es lo relativo al número de practicantes de cada religión que existe en Francia. Un 20 % de los musulmanes asegura hacerlo sus oraciones regularmente frente a un 8 % de católicos.
El catolicismo, según este informe, es la religión menos practicada en Francia ya que incluso otras religiones como pueden ser el judaísmo o el budismo declaran rezar de forma más habitual (un 31 %) y acudir más a los centros de culto (un 22 %).
Las familias cristianas transmiten menos su religión
El número de practicantes no es el único tema en el que el catolicismo ha perdido puestos en Francia. La transmisión familiar de la religión, esto es, que los descendientes de personas católicas aún sigan declarándose creyentes como sus padres, es mayor en otras creencias como el islam o el judaísmo.
Esta transmisión configura el paisaje religioso a largo plazo en el país. El 91 % de las personas criadas en familias musulmanas y el 84 % en familias judías siguen reivindicando la religión de sus padres.
Las familias cristianas transmiten menos su religión: el 67 % de las personas criadas por padres católicos y el 69 % por padres de otras denominaciones cristianas han mantenido su creencia.
El 60 % de las personas sin religión afirman haber recibido una educación de los padres en la que no importaba esta cuestión. Más de la mitad de los católicos, otros cristianos y budistas respondieron que la religión tuvo poca o ninguna importancia en su infancia.
La educación religiosa de los padres es significativamente más importante para los musulmanes que para otras comunidades
La educación religiosa de los padres es significativamente más importante para los musulmanes que para otras comunidades.
La población musulmana en el mundo está cerca de los 1.800 millones de personas y podría alcanzar y superar a la cristiana en el año 2060. Dentro de 35 años el islam podría tener 3.000 millones de creyentes, un 70 % más que hoy, y se convertiría en la religión más numerosa del mundo por primera vez en la historia.
Los musulmanes representarían entonces el 31,1 % de la población mundial, 7 puntos más que ahora, mientras que los cristianos, que hoy suman 2.400 millones, y que verían disminuir su presencia en términos relativos.
Las sociedades islámicas son las más jóvenes del planeta y experimentan una tasa de fecundidad particularmente elevada, muy por encima de cristianos, hindúes, judíos o no creyentes.
La edad media en la población musulmana se sitúa en los 24 años, mientras que los hindúes alcanzan los 27 y los cristianos se elevan ya a los 30.
Un informe del Centro para el Estudio del Cristianismo Global apunta a un exiguo crecimiento anual del ateísmo (0,22 %), casi un punto menos que la religión de la cruz (1,17 %) y el hinduismo (1,21 %). Este sondeo también sitúa al islam como el credo más pujante, con un 1,93 % de aumento anual.
Las mujeres musulmanas tienen una media de 2,9 hijos, al tiempo que el resto de religiones en su conjunto apenas llegan a 2,2.
La tasa de natalidad, por tanto, alimenta con considerable energía demográfica la religión islámica y así se proyectará con fuerza en las próximas décadas.
África será el motor de su incremento sostenido durante este siglo. Cada mujer africana trae al mundo a 4,7 hijos, mientras en Europa la tasa apenas roza el 1,6.