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SU 34 Rusia

Avión de combate ruso SU 34AFP

419 días de guerra en Ucrania

Las sanciones hacen mella en las capacidades militares rusas al impedirle fabricar nuevas armas

Rusia cuenta con un gran stock de armas de época soviética que le permiten mantener sus capacidades ofensivas a medio plazo

Ante el estancamiento en la guerra de Ucrania, con los frentes prácticamente estáticos en una imagen fija tomada a finales de 2022, se ha repetido en análisis hasta la saciedad que el tiempo corre a favor de Rusia y en contra de Ucrania.

Sin embargo, esa afirmación tiene matices. Si bien es cierto que cuanto más tiempo pase con la guerra enquistada en las trincheras más riesgo corre Kiev de perder el imprescindible apoyo de sus socios occidentales, no es menos falso que, cuanto más se alargue la guerra más dificultades tendrán las tropas rusas para disponer de armamento.

Según un reciente informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), las sanciones internacionales adoptadas contra Rusia y su industria militar «crean escasez de componentes extranjeros de alta fama y obligan a Moscú a sustituirlos por alternativas de menor calidad».

Según las conclusiones del informe, «los esfuerzos de Moscú por sustituir las importaciones con producción nacional respaldada por el Estado siguen siendo infructuosos».

«Esto afecta, en última instancia, a la capacidad de Rusia para fabricar, mantener y entregar armas y tecnología avanzadas al campo de batalla en Ucrania», añade el informe.

De esa manera, «mientras la calidad del equipo militar utilizado por el Ejército ucraniano continúa mejorando gracias a la ayuda occidental, la calidad de las armas de Rusia continúa degradándose».

Pese a todo, los esfuerzos ofensivos rusos todavía no han alcanzado un grado suficientemente importante de degradación debido a esta cuestión, ya que cuentan con un stock de armas los suficientemente grande como para mantener sus capacidades por un tiempo limitado, pero amplio.

Ese stock de armamento antiguo almacenado antes de la guerra otorga al Kremlin «un grado significativo de adaptabilidad a las sanciones occidentales».

También los «artículos y tecnología restringidos enviados a Moscú» por países amigos «a través de una red de cadenas de suministros ilícitas» proporciona a las tropas rusas el oxígeno necesario para dar continuidad a la invasión.

El informe concluye que, pese a los problemas de Rusia para renovar su armamento, es probable que trate de dilatar más la duración de la guerra y «optar por una campaña de desgaste más lenta en Ucrania», una estrategia que «añadirá presión a Kiev y a sus socios occidentales, pero que también estresará aún más su base militar e industrial ya debilitada por las sanciones y los últimos 12 meses de invasión».

Según el informe del CSIS, las pérdidas militares rusas ascienden a cerca de 10.000 unidades destruidas de equipos clave como carros de combate, camiones, piezas de artillería y aviones no tripulados.

En un año de guerra, las tropas rusas habrían perdido entre 1.845 y 3.511 carros de combate, apunta el informe.

Ese sería el motivo por el que el alto mando ruso habría desempolvado los viejos tanques T-55 de la inmediata posguerra de la Segunda Guerra Mundial para enviarlos al frente ucraniano.

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