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Protestas por la muerte de Mahsa Amini

Protestas por la muerte de Mahsa AminiEFE

Irán acusa a los servicios de inteligencia de 20 países de alentar las protestas por la muerte de Amini

España no se encuentra entre los Estados que señalan desde Teherán

Irán ha experimentado una de las peores revueltas de su historia. La muerte de la joven kurda Mahsa Amini a manos de la Policía de la Moral, revolvió las conciencias de los iraníes que se echaron a las calles para exigir el fin de la obligatoriedad del velo y la caída del régimen de los ayatolás.

La República Islámica, sin embargo, se niega a aceptar que sus ciudadanos están hartos de su mandato tiránico y represivo, y acusan a terceros países de alentar las revueltas. «Las investigaciones de los servicios de inteligencia de la Guardia Revolucionaria muestran que unos 20 países estuvieron implicados en los disturbios», declaró el jefe de espionaje de ese cuerpo de élite iraní, Mohamed Kazem, según recogen medios iraníes.

Esta misma fuente acusó a Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá, Bélgica, Italia, Israel, Arabia Saudí y Emiratos Árabes, Austria, Albania, Australia, Islandia, Kosovo, Noruega, Bahréin y Nueva Zelanda de estar detrás de las protestas.

Kazem aseguró que los diplomáticos de la embajada francesa en Teherán recopilaban e intercambiaban información con otras legaciones para promover las protestas. Además, Estados Unidos e Israel trataron de crear un fondo económico para apoyar las revueltas, que durante meses llenaron las calles del país, según el testimonio del jefe de Inteligencia de la Guardia Revolucionaria.

«Tras la llegada al poder de la Administración Biden, los estadounidenses llegaron a la conclusión de que se enfrentaban a derrotas en la escena internacional, y el motivo por ello eran las acciones de Irán y del líder supremo», dijo Kazemi.

Por ello, promovieron las protestas «para contener y militar a la República Islámica», según la versión del militar.

La joven Amini murió el pasado 16 de septiembre tras pasar tres días bajo custodia policial por no llevar bien puesto el velo islámico. Durante su entierro comenzaron las protestas que sacudieron el país durante cinco meses.

Las protestas, protagonizadas sobre todo por jóvenes y mujeres al grito de «mujer, vida, libertad» han provocado la muerte de 500 personas. Al menos siete personas han sido ahorcadas por participar en las protestas, una de ellas en público.

Aunque, tras la brutal represión, las multitudinarias revueltas han cesado, pero aún se mantiene algunos actos de desobediencia civil. Muchas jóvenes se siguen negado a llevar el velo islámico, a pesar de que les puede costar la cárcel.

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