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Máscaras del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, del jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, y del presidente ruso, Vladímir Putin

Máscaras de Yevgueni Prigozhin y de Vladímir PutinEFE

491 días de guerra en Ucrania

De una operación encubierta a una rebelión: cuatro interpretaciones sobre lo sucedido en Rusia con Wagner

Los diplomáticos Javier Rupérez, Inocencio Arias, Juan González-Cebrián y Ramón de Miguel ofrecen su visión de los hechos

Cuando han transcurrido ya diez días desde la marcha de los mercenarios del Grupo Wagner desde Ucrania hacia Moscú, todavía poco se sabe sobre un incidente que en un primer momento parecía que iba a desembocar en una guerra civil en Rusia. ¿Fue una rebelión, un intento de golpe de Estado abortado, una escenificación...?

Las preguntas, a día de hoy, multiplican exponencialmente a las certezas, por lo que desde El Debate hemos preguntado sobre este asunto a cuatro analistas internacionales de prestigio para que interpreten lo ocurrido entre el 23 y el 24 de junio, que puso en vilo a todo el mundo.

Se trata de los diplomáticos jubilados Javier Rupérez, Inocencio Arias, Juan González-Cebrián y Ramón de Miguel. Todos ellos admiten la dificultad de ofrecer una visión de un suceso aún candente –fueron preguntados pocos días después que acaeciera– y del que no disponen de información directa, aunque, en realidad, casi nadie la tiene.

Aun así, fruto de las décadas de bagaje internacional en las más altas esferas diplomáticas que todos ellos atesoran, se lanzan a dar su opinión sobre lo que, a priori, fue un pulso entre el líder de la citada empresa privada de mercenarios, Yevgueni Prigozhin, y el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin.

Javier Rupérez

El político y diplomático Javier Rupérez, en la presentación de un libro sobre la OTAN, en 2019

El político y diplomático Javier Rupérez, en la presentación de un libro sobre la OTAN, en 2019Óscar J. Barroso / Europa Press

Javier Rupérez comienza indicando que «no sabemos todo» en torno a este suceso: «No sé si hay alguien que sepa todo, pero lo que sí intuimos es que el sistema ruso estaba ya enormemente debilitado, a pesar de ser una autocracia violenta. Y lo que ha puesto de relieve esta revolución, por llamarlo de alguna manera, ha sido precisamente que la fragilidad del sistema de Putin es cada vez más evidente».

«Naturalmente, eso nos lleva también a toda una serie de consideraciones sobre lo que los rusos colectivamente deberían tener en cuenta, que es la modernización de sus propios valores nacionales, para convertirse en un país respetable, que en estos momentos no lo es, bajo ningún concepto», agrega.

Crisis interna

«¿Eso significa que estamos viendo ya el final de la era Putin? Yo lo desearía vivamente, pero no lo sé. Lo que sí veo es que hay una crisis importante dentro del sistema y que el mismo levantamiento de los Wagner lo ha puesto de relieve. ¿Adónde vamos a llegar exactamente? No lo sé. Me preocupa la afirmación que hacen algunos comentaristas en el sentido de que cualquier cosa después de Putin sería peor. Pero la pregunta es ¿hay algo peor que Putin? No es que Wagner me produzca ninguna emoción, pero eso de decir que cualquier alternativa a Putin sería peor es tanto como decir que Putin es eterno. Yo creo que desde el punto de vista nacional o internacional es importante que desaparezca de la circulación», expone.

Rusia, que es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que tiene el derecho de veto, se ha convertido en un criminal internacional de guerra

«Es importante –continúa– que Rusia intente volver a un comportamiento racional. Con las complicaciones que estamos viendo estos días hemos olvidado lo evidente, y es que Rusia es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que ese miembro permanente, que tiene el derecho de veto, se ha convertido en un criminal internacional de guerra y, consiguientemente, ha puesto en peligro todo el sistema internacional, que naturalmente no es perfecto, pero ha garantizado estabilidad y prosperidad durante los últimos 80 años. Eso es lo que tenemos que tener en cuenta».

Para Rupérez es una incógnita cuál será la evolución de estos hechos y «si efectivamente los ucranianos son capaces de aprovecharse de la fragilidad de los rusos y al final llegar a lo que tenemos que llegar, que es que los rusos pierdan y se vean obligados a retirarse y a reconocer plenamente toda la integridad territorial de Ucrania. Y no hay otro remedio». «Sobre todos aquellos que están hablando de soluciones diplomáticas –zanja–, no debe haber soluciones que traigan consigo la cesión de territorios, porque eso sería tanto como reconocer la razón al criminal y eso nos pondría en una situación internacional absolutamente insostenible. Esperemos, mientras tanto, que el señor de Wagner no sea arrojado por una de las ventanas, como suele hacer Putin con sus enemigos».

Inocencio Arias

El diplomático Inocencio Arias, en 2019, a su llegada a un tanatorio

El diplomático Inocencio Arias, en 2019, a su llegada a un tanatorioRicardo Rubio / Europa Press

Inocencio Arias admite que «hay muchas teorías» sobre lo sucedido en Rusia. «Yo no sé cuál es la verdad. Alguna incluso sostiene algo que hoy en día parece un disparate y es que todo estaba orquestado por el propio Putin con Prigozhin, para pararlo y detenerlo y demostrar que él controla la situación y que el otro es incapaz de llegar a Moscú. Me parece un poco disparatado. Me parece más acertada que Prigozhin estaba harto de que el Ejército ruso no colaborara con él, que tuviera celos de él, e incluso que en algún momento no le mandaba la munición que necesitaba. Ha visto que lo aplaudían en varios sitios y que su gente era muy eficiente y entonces se le ha subido a la cabeza y ha ido hacia Moscú y a mitad de camino se ha dado cuenta de que hasta ese momento no lo habían bombardeado, pero que si había un conato de guerra civil, él la iba a perder y entonces ha tirado la toalla», detalla.

¿Cómo la CIA ya dijo el miércoles 21 de junio que esto podía ocurrir y Putin no hace caso? ¿Por qué no ordenó bombardearlos masivamente cuando empezó la columna a marchar hacia Moscú?

Arias, sin embargo, admite que «hay varias cosas raras, como que Putin no se dio cuenta de que esto iba a ocurrir, este motín o este conato de motín. ¿Cómo la CIA ya dijo el miércoles –21 de junio– que esto podía ocurrir y Putin no hace caso? Y, por otra parte, ¿por qué no ordenó bombardearlos masivamente cuando empezó la columna a marchar hacia Moscú? Son cosas raras y uno no acaba de entender por dónde van los tiros».

«Pero luego, por otra parte, que Putin sale resquebrajado es obvio. No es que haya perdido el poder, ni mucho menos. Se va a hacer de nuevo con el poder, solo que alguna gente cuestionará la forma en que Putin lleva el país, cosa que hasta ahora se ha cuestionado poco», argumenta.

«Hay un hecho muy sintomático, que se ha comentado en España, pero no lo suficiente, y es que Prigozhin, antes de proclamar que iba hacia Moscú, dijo en un vídeo que han visto 11 millones de rusos que 'las razones dadas para invadir Ucrania son una patraña, son una pamema, que Ucrania no iba a atacar y que Rusia no estaba en peligro. Esto tiene usted que saberlo, esto es una maniobra de un grupo de corruptos que han convencido a la cúpula y que se han lanzado, pero esto es falso, los ucranianos no nos iban a invadir'. Esto rompe completamente la tesis justificativa de la agresión. Va totalmente en contra. Y en esta ocasión no lo ha dicho un tipo en un café o en un articulito en un periódico y va a la cárcel; lo ha dicho un tipo que tiene un cierto prestigio, aunque sea un gánster y un ratero. Esto le va a hacer pensar algo a los rusos», concluye.

Juan González-Cebrián

El diplomático Juan González Cebrián, en una foto cedida por él

El diplomático Juan González CebriánEl Debate

Juan González-Cebrián se disculpa con que lleva ya mucho tiempo fuera del Ministerio de Exteriores, con lo cual la visión se reduce a las informaciones públicas aparecidas en los medios. Dicho lo cual, apunta a que le «extraña» la manera en que se ha desarrollado esta presunta rebelión. «Me parece sorprendente que el Grupo Wagner, que este señor –en referencia a Prigozhin– haya podido avanzar tanto dentro de lo que es Rusia y acercarse a 200 kilómetros de Moscú sin haber tenido resistencia apenas, sin haber prácticamente disparado un tiro. Haber llegado allí, y, de pronto, porque el presidente Putin le dice 'mire, váyase usted a Bielorrusia, que no va a pasar nada, y que se retiren sus mercenarios' este señor da la vuelta y se va, me parece muy raro», considera.

Me parece asombroso que hayan entrado como si fuesen Napoleón, como si fuesen Hitler en la Segunda Guerra Mundial en territorio ruso y llegaran a las puertas de Moscú

«Rusia –prosigue–, por supuesto, no es Estados Unidos, no es China, pero caramba, es una potencia y tiene un ejército. Y aunque estos mercenarios sean gente muy acostumbrada a lo que son todas las maniobras militares, etcétera, me parece asombroso que hayan entrado como si fuesen Napoleón, como si fuesen Hitler en la Segunda Guerra Mundial en territorio ruso y llegaran a las puertas de Moscú. Puedo pensar desde que a lo mejor hay una operación encubierta por parte del propio Putin, de hacer que esta gente, en una maniobra maquiavélica, se vaya a Bielorrusia para a través de ese país desencadenar una ofensiva, ya que Bielorrusia es lo más próximo a Kiev y es un país títere de Rusia. Que desde Bielorrusia, los mercenarios vayan a buscar refugio y a encontrar el perdón de sus pecados, que desde allí puedan avanzar sobre Kiev, pues no lo sé».

«Esto son elucubraciones que hago y no tengo la menor base, pero estoy asombrado de lo que ha pasado: que se hayan vuelto contra el Gobierno ruso, que hayan entrado en un país como Rusia y que hayan avanzado cientos de kilómetros sin encontrar la menor resistencia y les hayan dicho que 'si son ustedes buenos, les perdonamos' me parece muy raro», insiste González-Cebrián, quien remacha que esta situación preocupa a los países bálticos.

Ramón de Miguel

El exdiplomático Ramón de Miguel, durante una conferencia, en 2020

El diplomático Ramón de Miguel, durante una conferencia, en 2020Sociedad Civil Ahora

Finalmente, Ramón de Miguel admite que no tiene «grandes conocimientos de lo que está pasando en Rusia en este momento, pero lo que es evidente es que una guerra siempre es una situación absolutamente extraordinaria que debilita a los países».

Lo que ha habido ahí ha sido un intento de de 'putsch' de fuerza para cambiar algo que no ha salido adelante

«Rusia no solamente está empleando unos recursos humanos y económicos enormes y el país no está bien, encima está sufriendo muchas represalias de tipo económico por parte de la mayor parte del mundo occidental, precisamente para ver si se para la guerra y eso hace tener una situación de debilidad».

«Si a esa situación de debilidad se le añaden las rencillas que hay entre los oligarcas que manejan Rusia y, me imagino, los celos que tienen muchos de esos oligarcas del presidente Putin, pues eso da la idea de que lo que ha habido ahí ha sido un intento de putsch de fuerza para cambiar algo que no ha salido adelante. Pero eso no quiere decir que la situación esté totalmente pacificada y que no haya una debilidad en el sistema, que la hay. Yo creo que todavía vamos a ver muchas cosas en Rusia en los meses venideros», finaliza.

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