Washington se blinda para recibir de nuevo a Trump, acusado de conspiración en las elecciones de 2020

Donald Trump tiene previsto regresar al epicentro de todos sus males, el lugar desde donde sus seguidores intentaron evitar que el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, jurara el cargo tras las polémicas elecciones de 2020. Se trata de nada más y nada menos que el Capitolio.

El multimillonario viaja hasta Washington, en calidad de imputado, nuevamente, por intentar revertir hace ya tres años el resultado electoral. Como si de una estrella de rock se tratase y en medio de fuertes medidas de seguridad, Trump está citado para declarar ante la Corte, situada a escasos metros de la sede del Congreso de Estados Unidos.

Horas antes de poner rumbo a la capital estadounidense, Trump ha recurrido, como es habitual, a su red social Truth Social para denunciar una «instrumentalización sin precedentes de la Justicia». El magnate ha acusado a Biden de ordenar al departamento de Justicia que lo impute en «tantos delitos como se puedan inventar». «Los demócratas no quieren competir contra mí. Pero pronto, en 2024, será nuestro turno», ha advertido.

El expresidente tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados y permanecer en silencio mientras el fiscal relata todos los cargos de los que se le acusan. Una comparecencia que tiene lugar solo seis semanas después de que Trump testificara también en Miami por el mal manejo de documentos clasificados del Gobierno tras abandonar la Casa Blanca.

Trump, que ya se está volviendo todo un experto en causas judiciales, volará en su jet privado desde su club de golf en Bedminster, Nueva Jersey. La comparecencia está prevista a las cuatro de la tarde (hora local). A su llegada a la Corte, los responsable de la seguridad de los tribunales federales lo escoltarán hasta una zona donde será fichado por tercera vez este año.

La seguridad en Washington es máxima ante la expectante llegada de Trump. A falta de más de 24 horas para su aparición, las cámaras y vehículos de los medios de comunicación nacionales e internacionales ya se habían hecho un hueco frente al juzgado. Asimismo, las fuerzas del orden federales ya se están coordinando con el Departamento de Policía Metropolitana de la ciudad para vigilar el edificio y bloquear algunas de las calles circundantes.

El viaje de Trump a la capital estadounidense será breve. Entrará en la sala, escuchará impertérrito los cargos contra él y, a falta de alguna sorpresa, se declarará inocente, como ya ha hecho en ocasiones anteriores. Mismo procedimiento, mismo resultado, mientras, a priori, parece salir victorioso de cada una de las embestidas judiciales.

A pesar de todos sus enredos con la Justicia, sus posibilidades de llegar a ser presidente de Estados Unidos, en las próximas elecciones de 2024, son cada vez más altas. Los casos pendientes contra el multimillonario no hacen más que sustentar las teorías de que Trump está siendo víctima de una «caza de brujas».

Sus seguidores ven al multimillonario como un guerrero por la democracia y libertad de Estados Unidos. Para el expresidente esta inculpación «ha revelado al mundo la corrupción, el escándalo y el fracaso que han tenido lugar en Estados Unidos durante los últimos tres años», bajo el mandato de su sucesor, Joe Biden.