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Javier Villamor
Javier VillamorCorresponsal en Bruselas

Por qué la OTAN necesita mantener su política de disuasión nuclear

El actual contexto internacional ha impulsado el rearme militar de las grandes potencias entre las que el armamento de este tipo juega un papel clave para equilibrar la balanza

Corresponsal en Bruselas Actualizada 04:30

Ante una posible escalada nuclear el único efecto disuasorio es convencer al adversario de que eres capaz de usar tu arsenal

El único efecto disuasorio es convencer al adversario de que eres capaz de usar tu arsenal nuclearMEDIA COMMONS

La evolución de la guerra de Ucrania trajo de nuevo a primera plana la posibilidad de una escalada nuclear. El incremento paulatino de la ayuda de la OTAN en lo militar y en lo económico al régimen de Kiev motivó ciertas declaraciones del Kremlin en ese sentido.

Amenazas de guerra nuclear, de extensión del conflicto a otros territorios -incluso en suelo ruso- han sido habituales desde entonces. En paralelo, Taiwán está siendo amenazada por el expansionismo de Pekín que continúa con su política de una sola China.

Este giro en la política exterior del gigante asiático preocupa enormemente a los aliados de Estados Unidos en la región del Mar de China. Tanto es así que ha llevado a dos «enemigos aliados» como Japón y Corea del Sur a sentarse en la misma mesa con Joe Biden como padrino de ceremonias en Washington.

Hasta antes de la invasión de Ucrania todo esto parecía imposible, un mal sueño continuación de la Guerra Fría. Rusia estaba contenida y China no parecía decidida a romper el caparazón que la contiene. Esto ya no es así.

Lecciones a aprender

Según reflexiona Gregory Weaver, militar retirado del Ejército de EE.UU. y antiguo miembro del Mando Estratégico de Estados Unidos, cuatro son los puntos calientes en este momento en los que la OTAN debe fijarse si no quiere perder la posición dominante actual.

En primer lugar, la asunción de riesgos innecesarios por parte de Putin en la invasión de Ucrania no es un hecho per se extensible a un conflicto mayor. Los recientes golpes de Estado en varios países africanos demuestran que la antigua república soviética es solo una de las muchas cartas de la baraja.

Kiev lleva preparándose militarmente desde el conocido como Euromaidán y cuenta con el apoyo logístico, militar y económico de la OTAN. Esta realidad no es extensible a otros países en los que el poder de influencia disminuye considerablemente.

En segundo lugar, ante hipotéticas nuevos conflictos abiertos, es probable que Rusia considere la utilización de armas nucleares en las fases iniciales para que no se repita lo mismo que en Ucrania. «El que golpea primero, golpea dos veces», reza el dicho. Evitar el uso primario de arsenal nuclear es más importante que disuadir de una agresión convencional.

En tercer lugar, los dirigentes de la OTAN no deben dar por seguro que ninguno de ellos será objetivo de un ataque nuclear por el mero hecho de considerarlo una insensatez. En la guerra toda opción es plausible hasta que no se demuestre lo contrario.

Y en último lugar, dejar bien claro que las dudas legítimas de la OTAN de usar armamento nuclear -a no ser que la situación sea extremadamente grave- no deben ser entendidas por el enemigo como una incapacidad moral o estructural de usarlo si llega el momento. Si un adversario entiende que tienes las manos atadas, sacará ventaja mientras pueda.

Estados Unidos (cabeza de la Alianza Atlántica) se enfrenta por primera vez en la era nuclear a dos adversarios que poseen armamento de ese tipo. Son dos frentes que obligarían a diversificar fuerzas. Si Taiwán es atacada por China, Rusia podría aprovechar la oportunidad. Si Rusia ataca en alguno de sus frentes, China podría hacer lo mismo.

«La actual superioridad convencional de la OTAN frente a Rusia se vería muy mermada o anulada en ese escenario, lo que obligaría a la Alianza a recurrir a las armas nucleares para contrarrestar la superioridad convencional rusa», detalla Weaver.

Ante esta posibilidad surge la siguiente pregunta: ¿en que situación se encuentran las tres superpotencias?

Armas nucleares en el mundo

Según datos de 2021 del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), Rusia es el país con más armas nucleares del mundo con 6.255, seguido muy de cerca por Estados Unidos con 5.550.

Los siguientes competidores se encuentra muy abajo en la tabla. China poseería 350; Francia, 290 y Reino Unido, 225. Corea del Norte dispondría de entre 40 y 50 cabezas nucleares.

Otras fuentes ponen en duda las cifras de Pekín ya que no las consideran válidas por la falta de transparencia habitual. Y no serían a la baja, sino al alza.

La razón por la cual el Partido Comunista Chino prefiere ocultar sus cartas es estrategia habitual recogida en el clásico El arte de la guerra de Sun Tzu: hacer creer que se es más débil de lo que uno realmente es para no alarmar al adversario hasta que llegue el momento.

Las cifras son muy susceptibles de haber cambiado desde entonces, pero la visión general sería acertada. A la luz de los datos disponibles, el tándem Rusia-China (y aliados) no tendría parangón en el mundo en cuanto a arsenal nuclear se refiere.

Armas hipersónicas

Mención aparte merecen las armas hipersónicas. Hasta este verano, Estados Unidos se encontraba en clara desventaja frente a Rusia y China. Moscú usa esta tecnología desde 2018 y China desde 2021.

A principios de 2023, Washington todavía tenía problemas de estabilización en los misiles. A finales de agosto, el Ejército estadounidense desplegó por primera vez en su historia los misiles hipersónicos en el destructor USS Zumwalt, denominados Long-Range Hypersonic Weapon (LRHW).

Esta tecnología permite volar a los misiles a una velocidad de vuelo de Mach 5 (6.174 kilómetros por hora) y pueden alcanzar distancias de más de 2.775 kilómetros. Rusia los ha empleado en Ucrania.

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