Violencia por motivos religiosos
Bruselas se lanza a combatir los delitos de odio pero vuelve a dejar fuera a los cristianos
La Comisión Europea se muestra preocupada por el auge del odio contra los judíos y los musulmanes y apuesta por una gran inversión y coordinación para hacerle frente
La Comisión Europea, a través de Ursula von der Leyen, y el máximo responsable para la diplomacia europea, Josep Borrell, lanzan un llamamiento a la acción de todos los europeos para que «se levanten contra el odio y defiendan la tolerancia y el respeto».
La situación en Oriente Medio preocupa a Bruselas por las consecuencias de la honda expansiva en Europa. Poco después del ataque de Hamás a Israel se pudieron ver por todo el mundo manifestaciones a favor y en contra de unos y otros.
Estas circunstancias, según informa la Comisión, provocan el aumento de odio entre estas comunidades y, en consecuencia, el aumento de lo que consideran «islamofobia y antisemitismo». «Europa está experimentando un alarmante aumento de la incitación al odio y de los delitos motivados por el odio, y las pruebas demuestran que las comunidades judía y musulmana se ven especialmente afectadas», apuntan en el comunicado.
A principios de este mes, la comisaria de Interior Ylva Johansson y su homólogo español, Fernando Grande-Marlaska, plantearon preocupaciones semejantes en rueda de prensa. A preguntas de El Debate sobre la preocupación por el odio a los cristianos, inexistente en todos los comunicados públicos de las instituciones europeas, ambos aseguraron que les preocupa «el odio en todas sus formas» y que trabajan para que nadie sea discriminado. En ningún momento hicieron mención expresa a lo referido en las preguntas.
Soluciones que ofrecen
Tanto Von der Leyen como Borrell redoblaran sus esfuerzos para «luchar contra el odio en todas sus formas». Aseguran que pasarán a la acción en los campos de la seguridad, digital, educación, cultura y deporte. Esto incluye financiación adicional para proteger los lugares de culto y estará respaldado por la designación de enviados con el mandato explícito de maximizar el potencial de las políticas de la UE para combatir el odio. Del comunicado se extrae que habrá una mayor injerencia en esos ámbitos por parte de las instituciones comunitarias.
En palabras de la presidenta del Ejecutivo europeo: «Europa es un lugar donde se honran las diversas identidades culturales y religiosas. El respeto y la tolerancia son los valores fundacionales de nuestras sociedades. Por ello debemos oponernos al antisemitismo y al odio antimusulmán siempre que nos encontremos con ellos. La dignidad y la seguridad de todos y cada uno de los individuos de nuestra Unión son primordiales».
Como puede apreciarse, la mención al cristianismo ya sea en su versión religiosa o cultural brilla por su ausencia. La comisaria Johansson aseguró que lo importante no era conocer qué grupos cometían esos delitos sino intentar frenarlos lo antes posible. Sorprende la respuesta ya que no resulta sencillo reducir la criminalidad si no se conocen los detalles de los infractores. El antisemitismo ha crecido desde el ataque del 7 de octubre, eso es un hecho, pero quienes lo profesan son mayoritariamente musulmanes y personas afines a la izquierda, tal y como se ha podido comprobar en todas las manifestaciones contra Israel.
A raíz de este problema, Bruselas adelantó la convocatoria de propuestas del Fondo de Seguridad Interior, prevista inicialmente para 2024, prestando especial atención a los lugares de culto judíos, con un presupuesto mayor. El programa PROTECT se reforzará en 2024 con financiación adicional para la protección de espacios públicos y lugares de culto de todas las confesiones, incluido un aumento de cinco millones de euros para hacer frente a las amenazas que plantea el creciente antisemitismo. Las iglesias no están contempladas en este nuevo paquete presupuestario.
Colaboración en varios frentes
La Comisión quiere alcanzar todos los frentes posibles y para eso impulsará la creación de un código de conducta para antes de marzo de 2024 que tome como base los postulados ya pactados de la ley de servicios digitales (DSA, por sus siglas en inglés).
Por otro lado, buscará la cooperación con diferentes organizaciones de la sociedad civil, gabinetes de expertos, verificadores de confianza (los denominados fact checkers) y las autoridades de cada país. El mensajes es claro: tolerancia cero contra el odio (omitiendo al cristianismo). Dado que algunas de las asociaciones o fundaciones principales en este campo reciben dinero de Bruselas, se prevé una compenetración coordinada con un corte ideológico muy marcado.
De hecho, así lo reconocen en el comunicado: «esta labor se verá ahora reforzada y los coordinadores pasarán a ser enviados con el mandato específico de profundizar en la coordinación, incluso a través de proyectos específicos financiados por la UE, y maximizar el potencial de las políticas de la UE para combatir el odio, tanto en Internet como en la vida real». La Unión Europea también intensificará su apoyo a los verificadores, dentro de la UE y en el mundo árabe.
En el campo periodístico pondrá en marcha «proyectos de formación» sobre el respeto de las normas de los medios de comunicación y el reconocimiento de la incitación al odio. Los límites de la libertad de expresión cada vez parecen más difuminados.