Madre de James Foley, periodista americano asesinado por el Estado Islámico en 2014
Diane Foley: «Los Gobiernos deben negociar siempre en nombre de sus ciudadanos secuestrados»
La madre del periodista americano James Foley, asesinado en 2014 por el Estado Islámico en Siria, habla con El Debate sobre la labor periodística de su hijo
Este año se cumplirá el décimo aniversario del asesinato del periodista americano James Foley (Illinois, 1973) por parte de grupo terrorista Estado Islámico (EI). La decapitación de Jim (como era conocido en su familia y entre sus amigos) causó un gran impacto en la opinión pública mundial al ser retrasmitida en directo por redes sociales. El periodista fue secuestrado el 22 de noviembre de 2012 en el noroeste de Siria mientras cubría informativamente la guerra civil.
El 19 de agosto de 2014 la noticia corría como la pólvora y Jim se convertía en el primer ciudadano estadounidense en ser decapitado por los yihaidistas del EI. Tras él serían asesinados el también periodista americano Steven Sotloff, los cooperantes británicos David Haines y Alan Henning, y el turista francés Hervé Gourdel.
Diane Foley, madre de Jim, es una mujer muy familiar y de fuertes convicciones religiosas. Pese a tener que recordar momentos muy duros, accede a conceder amablemente esta entrevista a El Debate. En este tiempo ha tenido la oportunidad de tener un cara a cara con el asesino de su hijo y ha creado una fundación para defender a los periodistas víctimas de secuestros en conflictos internacionales.
«Recaudamos fondos para seguir abogando por la libertad de nuestros ciudadanos inocentes, que son objeto de secuestros o detenciones injustas en el extranjero, y para promover la seguridad de los periodistas en todo el mundo», explica Diane. Hablamos con ella diez años después de una tragedia que ocupó grandes titulares en todo el mundo.
–Este año se cumple el décimo aniversario del asesinato de su hijo James Foley. ¿Qué recuerdos conserva?
Tenemos muchísimos recuerdos maravillosos. Jim era un regalo. Era divertido, gracioso, generoso, cariñoso y amable. También estaba dedicado a su trabajo como periodista y deseoso de arrojar luz sobre situaciones difíciles, especialmente en medio de conflictos. Asumió riesgos a sabiendas para trabajar en Siria, Libia, Irak y Afganistán porque sentía que el mundo necesitaba escuchar esas historias. Su risa, su amor y su coraje moral perduran en sus sobrinos, hermanos, colegas periodistas, amigos y alumnos.
–Se hizo pública su visita al asesino (Alexanda Kotey) de su hijo, que cumple condena en una prisión estadounidense de Virginia. ¿Qué le dijo? ¿Por qué insistió en un cara a cara con él?
–Gran parte de aquella conversación está recogida en mi libro American Mother, que se publicará en Francia a principios de enero, en el Reino Unido en febrero y en Estados Unidos en marzo. Todavía estamos buscando un editor español.
Quería hablar con él porque no quería tenerle miedo, quería escuchar su historia y que él escuchara quién era Jim como persona. Fue una conversación sanadora para mí.
–¿Ha sido capaz de perdonar a los autores del crimen? ¿El paso del tiempo cura las heridas?
–Ahora comprendo mejor cómo el odio de Kotey hacia Estados Unidos no le permitió ver a Jim como una persona. Kotey sí me expresó su arrepentimiento por lo que pasé como madre de Jim.
–¿Cómo llevan su marido y sus hijos la ausencia de Jim, su hermano?
–Lo mejor que podemos. Jim era el mayor y el más acogedor de nuestra familia, así que se le echa mucho de menos. Nuestros siete preciosos nietos nos ayudan mucho.
–¿Le cuesta dormir o tiene pesadillas pensando en lo que le hicieron a su hijo?
–No.
–¿Cómo era Jim de joven?
–Curioso, interesado por la vida y la gente, le encantaba leer y divertirse.
–Usted ha dicho que es una persona de fe y que su familia es católica. ¿Le ha ayudado su fe a soportar esta pesada cruz?
–Sin duda, mi fe en un Dios amoroso y misericordioso me ha sostenido y alentado.
–¿Qué está haciendo en la James W. Foley Legacy Foundation y cuáles son sus objetivos para el presente y el futuro?
–Seguimos abogando por el regreso de cualquier ciudadano estadounidense o residente legal permanente secuestrado o detenido injustamente en el extranjero, promoviendo la seguridad de los periodistas y tratando de trabajar más en la disuasión de la toma de rehenes.
–¿Es cierto que Jim pasó sus últimas horas rezando y preocupándose por los demás rehenes?
–Yo no estaba allí, pero las entrevistas con los rehenes que estaban con él dicen que lo hizo. Puede ver sus testimonios en el documental Jim, la historia de James Foley.
–¿Cree que si su hijo (freelance para el Global Post) hubiera trabajado como periodista para un medio importante habrían negociado su liberación? Según parece, los captores de Jim exigían el pago de 100 millones de euros o la liberación de varios terroristas.
–Creo que un periodista de plantilla habría tenido mucha más seguridad y protección. Podrían haber presionado más para su liberación, como está haciendo The Wall Street Journal con el caso de Evan Gershowich (periodista americano detenido en Rusia tras ser acusado de espionaje).
Creía que Occidente necesitaba saber lo que estaba pasando en SiriaMadre de James Foley
–¿Alguna vez le dijo a su hijo que era mejor no viajar a lugares peligrosos como Oriente Próximo para cubrir noticias sobre guerras, etc.?
–Por supuesto, pero le apasionaba su trabajo como periodista. Creía que Occidente necesitaba saber lo que estaba pasando en Siria.
–¿Cree que los Gobiernos deberían negociar siempre el rescate de los periodistas secuestrados? Parece que Estados Unidos y el Reino Unido no están dispuestos a pagar esos rescates…
–Creo que los Gobiernos deben negociar siempre en nombre de sus ciudadanos inocentes, y utilizar el rescate como señuelo para la persecución cuando sea necesario.
–Otra opción es el intercambio de prisioneros…
–Es necesario contar con un canal humanitario, como Qatar, que en la actualidad está mediando en las negociaciones entre Israel y Hamás.
–¿Están logrando sus objetivos con la fundación? ¿Ha conseguido el apoyo del Gobierno de Joe Biden?
–Sí, la Administración del presidente Biden ha hecho del regreso de estadounidenses inocentes una prioridad nacional.
–¿Es cierto que Obama le dijo después del asesinato que Jim había sido «su prioridad»? ¿Se lo creyó?
–Sí y no, no me lo creí.
–¿Cómo le gustaría que recordaran a su hijo?
–Como un hombre al servicio de los demás, un hombre de coraje moral y profunda compasión, un periodista apasionado.
–¿Ha sentido la tentación de renunciar a defender los principios de la fundación? ¿Ha notado que hay gente que prefiere mirar hacia otro lado antes que implicarse en esta lucha?
–No. Claro que a algunos no les importa.
–La guerra entre Israel y Hamás está provocando que decenas de periodistas y miles de civiles estén muriendo… ¿Sigue el conflicto? ¿Cree que merece la pena arriesgar la vida para informar al mundo de las atrocidades que se cometen?
–Ser periodista en una zona de conflicto es muy arriesgado pero sin su valentía no tendríamos ni idea de lo que está pasando.
–Usted dijo en una entrevista que reza por Estados Unidos, «porque somos un país arrogante y nos creemos muy poderosos.... Tenemos que ser más humildes, aprender de otros países». ¿A qué se refería?
–Estados Unidos ha cometido errores... todos los cometemos. Tenemos que aprender unos de otros y de nuestros errores para hacerlo mejor, y creo que lo estamos intentando.