Cuba, al borde de la hambruna, pide ayuda a la ONU mientras EE.UU. envía leche para los niños
El régimen cubano ha llevado a la población al borde de una hambruna sin precedentes al ser incapaz de solucionar la crisis de alimentos, energía y medicinas
Cuba está al borde del colapso económico y social. La crisis es de tal calibre que el gobierno de Miguel Díaz-Canel, que rige la dictadura socialista con puño de hierro, no le ha quedado más remedio que solicitar ayuda por primera vez al Programa Mundial de Alimentos (PMA), de la ONU.
La ayuda está dirigida, principalmente, a solicitar leche en polvo para niños menores de siete años y poder así cumplir su compromiso de entregar cada mes un kilo de leche a los niños de la isla.
La solicitud de ayuda muestra el fracaso del régimen castrista que ha sumido a la isla en una crisis de alimentos y energética sin precedentes.
Únicamente mediante la férrea represión, el régimen cubano ha aplacado las protestas de los cubanos que, agotados por los riesgos de alzar la voz contra una situación injusta derivada de la incompetencia de los acomodados funcionarios socialistas, no les queda más recursos que tratar de huir de la isla.
El PMA prevé proporcionar alimentos a aquellos países sumidos en una «profunda crisis económica» y un deterioro «significativo de la seguridad alimentaria y nutricional de la población».
En definitiva, mediante su solicitud de ayuda a este organismo de la ONU, el régimen cubano reconoce que ha llevado a la población al borde de la hambruna.
Según informó el órgano oficial de la propaganda castrista, el diario Granma, el gobierno cubano habría recibido un salvavidas inesperado procedente de Estados Unidos que, aplicando las excepciones a las sanciones en determinadas circunstancias, ha mandado un cargamento de 500 toneladas de leche a la isla.
También el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva habría acudido al rescate de Cuba.
También según Granma, un cargamento de 375 toneladas de leche en polvo procedente de Brasil se estaría dirigiendo por vía marítima a la isla.
Canadá también habría enviado 245 toneladas de leche en polvo además de 600 toneladas de otras procedencias.
Para retrasar al máximo el colapso alimenticio, en algunas provincias se ha empezado a limitar la distribución de alimentos y, en concreto, a reducir las cantidades de leche en polvo que se reparten.
Incluso se ha empezado a sustituir la entrega de leche por sucedáneos de dudosa efectividad presentados como concentrados de vitaminas.
El problema se encuentra en la leche subvencionada. En el mercado no es complicado adquirir productos lácteos, pero estos están a unos precios que la mayor parte de los cubanos, sumidos en condiciones de pobreza extrema, no se pueden permitir.
También sufre una notable escasez de harinas en una crisis derivada que ya se ha denominado la «crisis del pan».
Cuba no solo sufre escasez de alimentos, también de combustible y medicamentos. En definitiva, Cuba se está asomando al precipicio de la interrupción de los suministros básicos para vivir.
Hasta ahora, el gobierno ha echado balones fuera y, junto con la represión para atajar el descontento de la población, se está esforzando en echar la culpa de la situación a los enemigos de la revolución, principalmente, Estados Unidos y los exiliados cubanos.