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Miembros de la unidad de élite ucraniana "Lobos de Da Vinci" rinden homenaje a su jefe caído hace un año, Dmytro Kotsiubailo "Da Vinci"

La unidad de élite ucraniana Lobos de Da Vinci rinden homenaje a su jefe caído, Dmytro Kotsiubailo Da VinciAFP

Los tres factores por los que 2024 será un mal año para Ucrania en la guerra, tal vez catastrófico

Ucrania plantea un futuro de la guerra a corto plazo con una perspectiva compleja

Las fuerzas ucranianas se quedan sin municiones, el gobierno de Kiev ha fracasado en el ámbito diplomático al no lograr nuevas entregas masivas de municiones y la anunciada nueva contraofensiva de 2024 está muerta nada más anunciarla el nuevo comandante de las fuerzas ucranianas, el general Oleksandr Sirski.

Esos tres factores son los que harán de 2024 un mal año para Ucrania, tal vez catastrófico. Será catastrófico si el empuje ruso continúa en el tiempo, avanzando territorialmente e, incluso, rompiendo las líneas defensivas ucranianas.

Por efectivas que hayan demostrado ser en combate, las tropas de Kiev no podrán resistir sin municiones. Mucho menos plantear una contraofensiva. Y las municiones no parece que vayan a llegar a corto plazo.

La Unión Europea está haciendo un esfuerzo ímprobo para adquirir en terceros países y proporcionar a Kiev hasta 800.000 proyectiles de artillería. Un esfuerzo, en cualquier caso, insuficiente, teniendo en cuenta la capacidad de Rusia de fabricar millones de proyectiles al año.

El plan está encabezado por la República Checa, pero ya se ha descolgado Alemania, inmersa en un enorme escándalo debido a la filtración rusa de una conversación confidencial entre generales alemanes.

En el ámbito diplomático, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha demostrado ser un hábil negociador capaz de enfrentar a sus aliados a sus propios miedos, contradicciones y debilidades.

Zelenski ha logrado hasta ahora todos sus objetivos: quería sistemas HIMARS y los ha obtenido. Quería carros de combate Leopard y los ha logrado. Quería aviones de combate F-16 y las primeras unidades llegarán próximamente a Ucrania.

Sin embargo, se ha estrellado contra la terquedad de un Partido Republicano inmerso en campaña electoral estadounidense con el alejamiento de los conflictos internacionales como bandera de su probable candidato, Donald Trump.

El paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 61.000 millones de dólares, fundamental para volver a armarse, sigue bloqueado en el Senado de Estados Unidos y nada hay que parezca indicar que se va a desbloquear próximamente.

Así las cosas, si Ucrania no resiste, 2024 podría dejarnos un espectacular avance ruso que le permitiría recuperar no solo el terreno perdido en la contraofensiva ucraniana de verano de 2023.

Los puntos en los que ha concentrado Rusia sus fuerzas –el área de Robotyne en Zaporiyia, y de Kupiansk– parecen ir en se sentido.

En ese contexto, la única opción de Ucrania es resistir. Lograr bloquear el avance ruso hasta que agote su actual capacidad ofensiva y volver a congelar los frentes.

De esa manera, Ucrania ganaría tiempo hasta que se desbloquee la ayuda estadounidense, si es que se bloquea. El posible regreso a la Casa Blanca de Donald Trump hace prever que esa ayuda podría no llegar nunca.

Sin ella, la única esperanza de Ucrania es seguir resistiendo de forma indefinida en una guerra permanente con Rusia hasta que el esfuerzo continuado acabe por desgastar a Moscú, como ocurrió en la guerra de Afganistán de los años 80 del siglo XX, aunque eso tampoco podría llegar a producirse nunca.

¿Qué nos dicen las bajas rusas?

Otra pista de que Rusia va a por todas este 2024 la ofrece el altísimo coste en vidas humanas que está teniendo la actual ofensiva rusa, con cifras nunca vistas en la guerra.

En lo que llevamos de febrero, Rusia ha superado prácticamente los mil muertos diarios superando con 420.000 muertos en combate desde el inicio de la guerra.

Según datos del alto mando ucraniano, el 1 de marzo murieron en combate 960 soldados rusos, el 2 de marzo 1.160, el 3 de marzo 1.150, el 4 de marzo 1.070, el 5 de marzo 1.070 y el 6 de marzo 1.160 muertos.

Cifras, pese a las cuales, el avance ruso continúa inmutable, ahogando a las fuerzas ucranianas en oleada suicida tras oleada hasta doblegarlas. Putin ha demostrado que poco le importan sus soldados muertos y que está dispuesto a sacrificar a cuantos sea necesario, y eso le da una ventaja respecto a Ucrania.

Por otro lado, los constantes derribos de aviones de combate rusos nos dan también una información similar. En febrero Rusia perdió 13 aviones. En lo que llevamos de marzo ha perdido 5 aviones de combate.

El alto mando estaría sacrificando a sus aeronaves exponiéndolas al máximo en operaciones aéreas para dar cobertura a las tropas terrestres, sabiendo que muchas de esas misiones son suicidas.

Lo importante, parece transmitir el Kremlin, es hacer realidad el sueño imperial de Putin. El coste humano es lo de menos.

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