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George Galloway, verso suelto de la izquierda británica

George Galloway, verso suelto de la izquierda británicaAFP

El conflicto en Gaza crispa la vida política británica

Amenazas de muerte hacia parlamentarios y auge de la extrema izquierda pro árabe perturban la gobernabilidad

George Galloway, de 70 años, es el «viejo rockero» por excelencia de la izquierda radical del Reino Unido.

Antiguo laborista, hasta que fue expulsado por su oposición a la Guerra de Irak, –llegó a pedir a los soldados británicos allí desplegados que desobedecieran «órdenes ilegales»–, este defensor acérrimo de Saddam Hussein –que le recibió en su momento con luces y taquígrafos–, adepto de las posiciones pro árabes más cerradas, enemigo declarado de Israel y tolerante con el régimen iraní, ha sido elegido cinco veces diputado en la Cámara de los Comunes.

Y siempre por distritos electorales distintos: en Escocia en dos ocasiones, en las afueras de Londres o en Bradford.

Dicho de otra forma: reaparece episódicamente en el tablero político a modo de Ave Fénix que renace de sus cenizas, disfrutando de su estatus de bestia negra del establishment.

Su último destello se produjo el pasado 29 de febrero al proclamarse vencedor de la elección legislativa parcial de Rochdale, distrito electoral de alrededor de 120.000 habitantes, ubicado al norte del Área Metropolitana de Manchester, con un discurso nítidamente pro Hamás.

Rochdale, donde dos semanas antes de la votación el Partido Laborista había retirado su apoyo a su candidato, Azhar Ali. Este último había acusado a Israel de permitir la barbarie del 7 de octubre a sabiendas que Hamás la iba a perpetrar.

El preocupante episodio de Rochdale –Galloway ha vuelto a los Comunes con plena legitimidad democrática– no es sino la última demonstración de cómo el conflicto de Gaza está emponzoñando la vida política en el Reino Unido, que se manifiesta de modo especial a través de amenazas directas hacia los parlamentarios.

El diputado conservador Mike Freer ha anunciado que no se presentará a la reelección tras recibir «avisos» por parte del grupo islamista «Musulmanes contra las Cruzadas».

A finales de diciembre, su oficina en un distrito londinense con una importante comunidad judía fue incluso el blanco de un incendio provocado. Su colega de partido, Lisa Nandy, vive con una alarma directamente conectada a la Policía.

Los conservadores también acaban de sufrir la defección de otro diputado, Lee Anderson, hacia las filas del populista Partido de la Reforma, por la debilidad mostrada, según por su partido hacia el islamismo radical.

Pero más difícil aún lo tiene el líder laborista sir Keir Starmer, gran favorito de las elecciones generales que se celebrarán antes de diciembre. Muchos diputados de su partido le acusan de ser demasiado proisraelí.

Diputados y ministros del «gabinete en la sombra» se han rebelado contra su negativa a pedir un alto el fuego. Otros diputados laboristas no ocultan su preocupación por no perder el voto musulmán en sus respectivos distritos. Starmer intenta calmar los ánimos, sin mucho éxito hasta ahora.

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