República de Irlanda
Leo Varadkar, el ´taoiseach' irlandés que sucumbió a la ingeniería social y terminó noqueado
Leo Varadkar, 45 años, hizo historia en 2017 cuando se convirtió en el primer taoiseach –primer ministro– abiertamente homosexual e hijo de inmigrantes indios. Varadkar tuvo vocación política desde una temprana edad, aunque, al igual que su padre, se decantó por cursar los estudios de Medicina. Acumuló gran experiencia en la complicada arena política como ministro de Sanidad entre 2014 y 2016. Anteriormente había ostentado la cartera de Transporte, Turismo y Deporte entre 2011 y 2014.
Varadkar empezó su periplo siendo todavía un adolescente. Aún en el instituto, se afilió al Fine Gael –partido de corte conservador–, donde ha desarrollado toda su carrera hasta ayer. El taoiseach presentó su dimisión, que cogió a sus socios por sorpresa, por razones «personales y políticas». Varadkar ha ostentado el cargo de primer ministro de la República de Irlanda en dos ocasiones. La primera etapa fue entre 2017 y 2020, donde jugó un papel determinante durante las conversaciones del Brexit.
Esta última vuelta al poder fue algo más turbulenta, ya que su formación quedó en tercera posición en las elecciones generales, por detrás del Sinn Féin y el Fianna Fáil. Finalmente, una coalición de Gobierno con este último permitió a Varadkar volver al frente de Irlanda en 2022. Anteriormente, el cargo de taoiseach lo había adoptado, preacuerdo entre ambas formaciones, Micheál Martin, líder del Fianna Fáil.
Varadkar se había labrado una fama algo peculiar y que, en ocasiones, resultaba hasta contradictoria. Conservador en lo económico, 'progresista' en lo social. Este último aspecto de su política ha acabado por dinamitar su carrera. El exlíder de Fine Gael sometió a principios de este mes a referéndum un cambio del concepto tradicional de familia de la Constitución de Irlanda. Las enmiendas que se querían hacer al texto de 1937 eran, principalmente, dos.
En primer lugar, Varadkar quería extender la definición de «familia» a las relaciones duraderas fuera del matrimonio. Por otra parte, también planteaba revisar las referencias «obsoletas» al papel de la mujer en el hogar. El entonces taoiseach defendía cambiar estas apelaciones a una fórmula más neutra y sin discriminación de género. Los irlandeses, sin embargo, hablaron a través de las urnas y rechazaron por completo este nuevo conato de ingeniería social.
La derrota de las dos propuestas de Varadkar fue rotunda. Los resultados, 67 % frente al 32 % y el 74 % frente a 24 %, provocaron una hecatombe en la clase política irlandesa. Doce días después, el líder de Fine Gael se dirigía a los medios para anunciar que renunciaba tanto a la presidencia como a la dirección de su partido. Noqueado. «Dimitiré como primer ministro tan pronto como mi sucesor pueda asumir el cargo», aseguró Varadkar.
«He tenido el privilegio de ocupar cargos públicos durante veinte años, tres de los cuales fueron en el Gobierno y siete como líder de mi partido, la mayor parte de ellos como primer ministro de este gran país», rememoró el político. Varadkar concluyó su discurso de despedida diciendo que «después de siete años en el cargo, ya no tengo la impresión de ser la persona adecuada para este puesto».
«Los políticos son seres humanos y tienen sus límites. Lo damos todo hasta que ya no podemos más y tenemos que pasar página», zanjó Varadkar. Estas palabras cogieron por sorpresa a sus socios de Gobierno, aunque han asegurado que la estabilidad del Ejecutivo está garantizada y no se prevé que este último movimiento precipite unas nuevas elecciones.