Antonio Guterres llega a Chile a provocar
El secretario general de la ONU no disimuló su condición de izquierdista y fue impertinente al ubicarse apoyando a un sector del espectro político en un país soberano
El secretario general de Naciones Unidas Antonio Guterres, llegó a Santiago de Chile para presidir la reunión bianual de líderes del Sistema de las Naciones Unidas. En conferencia de prensa realizada en el Palacio de la Moneda, el presidente Gabriel Boric criticó duramente a Israel como responsable de «una masacre unilateral». Por su parte, Guterres rogó para que Israel y Hamás lleguen a un acuerdo.
Se esperaba que el secretario general de la ONU opinara de temas internacionales actuales, pero no perdió la oportunidad de referirse a hechos acaecidos en Chile hace más de 50 años. Guterres no disimuló su condición de izquierdista y fue impertinente al ubicarse apoyando a un sector del espectro político en un país soberano.
En efecto, mencionó su emoción por haber visitado el despacho de Salvador Allende. Guterres olvida, o no quiere entender, que Allende fue un presidente marxista, probablemente el peor presidente de la historia de Chile. El gobierno de Allende destruyó la economía, la convivencia interna y fue «socio» del dictador cubano Fidel Castro. Después de 65 años de dictadura, recién ahora la ONU aboga por más democracia en la isla caribeña.
Boric, por su parte, se refirió al bloqueo norteamericano, como responsable de la crisis cubana. También se refirió al gobierno militar chileno, como una «dictadura criminal y sanguinaria», ignorando que Augusto Pinochet y el gobierno militar entregaron el poder de manera democrática a Patricio Aylwin. Es habitual que el gobierno de izquierda chileno siga culpando de todos los problemas de Chile, a un gobierno que terminó hace 54 años.
El presidente Boric, también mencionó a la expresidenta chilena Michelle Bachelet, como figura relevante de las Naciones Unidas. Es impresionante como Naciones Unidas y sus funcionarios se auto asignan méritos, como grandes solucionadores de los problemas mundiales. Los hechos indican que la ONU no resuelve problemas entre Israel y Palestina. Tampoco interviene eficazmente en la guerra de Rusia con Ucrania y no logra avance alguno en la crisis de Haití.
La ONU es completamente ineficaz en sus gestiones –o ausencia de ellas– para superar la crisis de inmigración ilegal en muchos países. Con relación a temas vinculados a cambio climático, los países más contaminantes ignoran las recomendaciones de la ONU.
Venezuela, Cuba y Nicaragua se ríen de los organismos multilaterales, incluyendo a la OEA y la CEPAL. La ONU es un elefante blanco progresista, repleto de funcionarios bien pagados, quienes viajan por el mundo en clase ejecutiva y se hospedan en muy buenos hoteles. Sus funcionarios no pagan impuestos y sus labores tienen evaluaciones ideológicas. La ONU y filiales han recibido a decenas de ex funcionarios de gobiernos de izquierda chilenos, muchos de los cuales tuvieron mediocres desempeños cuando estuvieron en funciones.
Guterres se explayó en halagos al presidente chileno, quien enfrenta una severa crisis de gobernabilidad con problemas graves de seguridad interna, bajo crecimiento y una inmigración ilegal desatada. Boric no supera en las encuestas el 30 % de apoyo y su coalición de gobierno es codirigida por el Partido Comunista Chileno, uno de los más ortodoxos del mundo. Recientemente, la directiva de ese partido estuvo en Cuba apoyando a la dictadura cubana.
Guterres concordó con Boric en la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad de la ONU. Lo que ni Guterres ni Boric plantearon, es la urgente necesidad de reorganizar la ONU desde sus cimientos, para permitir que sea un organismo moderno, eficiente, plural y que no siga siendo capturado por sus funcionarios.