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Nayib Bukele, presidente de El Salvador

Nayib Bukele, presidente de El SalvadorMarvin Recinos / AFP

Un 'todo poderoso' Bukele asume un segundo mandato al frente de El Salvador pidiendo obediencia y lealtad al pueblo

En un acto lleno de pompa, lujo y con un estilo notablemente más soberbio, el mandatario salvadoreño inició este sábado un nuevo mandato

Haciendo alarde de la rehabilitación del centro histórico de San Salvador y tras un largo y enrevesado desfile de entrada los jefes de Estado y Gobierno, este sábado Nayib Bukele asumió su segundo mandato presidencial, inédito en la historia reciente del país centroamericano, dado que la Constitución salvadoreña de 1983 no lo permite.

Así uno a uno, las delegaciones de Marruecos, Belice, Guinea Ecuatorial, Ecuador, Argentina, Kosovo, Paraguay, Honduras, Costa Rica y España, representada por el Rey Felipe VI ingresaron al Palacio Nacional en la capital salvadoreña.

Tras una hora de transmisión en vivo -que en el twitter del mandatario llegó a tener 200 mil visualizaciones simultáneas- en la que narrador del evento insistía en el «renacimiento de El Salvador» y el inicio de una nueva etapa para el país, finalmente Bukele con su esposa y primera dama llegaron al Palacio Nacional.

Tras una extraña entrada, en la que se posicionaron en un balcón interno del palacio desde donde saludaron a los invitados especiales, Bukele bajó y en el patio interior del edificio remozado para la ocasión, juro frente al presidente de la Asamblea Nacional y con la mano sobre lo que parecía ser una Biblia, cumplir con la Constitución de El Salvador.

De inmediato se le impuso la «banda presidencial» con los colores azul y blanco de la bandera nacional que simbolizan el cargo de presidente de la República que se extenderá desde este sábado hasta el 1 junio 2029. Tras hacer el mismo el juramento, el vicepresidente de Bukele, Félix Ulloa, también quedó en posesión del cargo.

Luego, Bukele y su mujer Gabriela Rodríguez, se trasladaron al balcón principal del Palacio Nacional para presenciar el saludo militar de más de 2.000 efectivos del Ejército salvadoreño al término del cual, la hija 5 años de años de Bukele, saludó con un cariñoso: «Hola a todos. Los quiero mucho».

Tras finalizar el desfile, Bukele, delante de un micrófono dorado, al mejor estilo de un contante inició diciendo: «Por fin vencimos el miedo y somo un país libre» provocando el aplauso de la multitud que asistió a los alrededores del Palacio.

El flamante presidente salvadoreño agregó que lograron «lo inimaginable con la gloria y la sabiduría de Dios» y que «los milagros que hemos visto en este país no son pocos y si Dios así lo desea vendrán más».

Renglón seguido, Bukele gradeció a su mujer, su madre y especialmente a su padre fallecido Nayib Bukele Kattán, de ascendencia palestina y convertido al islam, además de imán, líder de la comunidad árabe en San Salvador e impulsor de algunas de las primeras mezquitas en el país, según recabó una publicación del Daily Sabah.

El mandatario de 42 años, uno de los más jóvenes del mundo, pidió a los salvadoreños «pelear como león» para defender todo lo que han logrado y se comparó con un buen médico que curó «un cáncer terminal» y pidió recordar como el hecho de «seguir una receta al pie de la letra juntos nos libramos del cáncer de las pandillas».

«El paciente debe seguir la indicaciones y no debe titubear ante los recomendaciones del buen doctor» añadió Bukele al tiempo que celebró que «el paciente se sintió tan bien que ahora quieren curarse el resto de sus enfermedades».

Tras insistir a los asistentes que «deben seguir al pie de la letra la receta que aplicamos» Bukele señaló que «después de resolver lo urgente, ahora nos vemos a enfocar en los problemas importantes, de fondo» en referencia a la pobreza, el desempleo y la desigualdad del país centroamericano.

«El Salvador necesita tres cosas para resolver los problemas de la economía: La guía de Dios, el trabajo incansable del Gobierno y la defensa a capa y espada de la aplicación de la medicina aunque sea amarga». apuntó el mandatario, sin desgranar ni una medida específica de reformas económicas, aunque si adelantó que «lo público debe ser mejor que lo primero».

En un discurso marcadamente a la defensiva, Bukele recordó los males de los gobiernos anteriores «avalados por intereses extranjeros» y criticó duramente a sus críticos y a una oposición a quien él mismo llamó «insignificante» pero a la que dedicó buena parte de su discurso.

El Salvador es el país más seguro del hemisferio occidental y ya no hay temor de estar en la calle incluso en la noche

«Aquí no estamos cambiando un país, estamos cambiando un paradigma» señaló el presidente salvadoreño quien despojándose de toda modestia señaló «ya cumplimos con creces lo prometido» y pidió «dejar a un lado la mentalidad del fracaso» que critica lo que hace su Gobierno y siempre le agrega un «pero» a los avances que calificó de «históricos».

Acto seguido, pidió a todos los miles de asistentes que rodeaban las calles del Palacio Nacional, levantar la mano derecha y hacer juramento el siguiente juramento: «Juramos defender incondicionalmente nuestro proyecto de nación, siguiendo al pie de la letra cada uno de los pasos sin quejarnos, pidiendo la sabiduría de Dios para que nuestro país sea bendecido con otro milagro y juramos nunca escuchar a los enemigos del pueblo».

Tras esta promesa o suigéneris pacto de obediencia y lealtad, el evento terminó con una evocación interreligiosa a cargo de un sacerdote y varios ministros de denominaciones protestantes con presencia cada vez mayor en la país Centroamericano.

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