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Netanyahu en Gaza

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, durante una visita a los soldados israelíes en la Franja de GazaAFP

Netanyahu aplaza la decisión sobre si aceptar el plan de paz para Gaza que amenaza con acabar con su Gobierno

Acaba el tiempo límite para que el ultimátum lanzado por el ministro Benny Gantz se convierta en una realidad y, finalmente, acabe saliendo del gabinete de guerra si el primer ministro israelí no presenta un plan de posguerra para la Franja

Al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se le acaba el tiempo para decidir. Escoja la opción que escoja, Netanyahu sufrirá las consecuencias. Ocho meses de guerra en la Franja de Gaza entre Israel y Hamás están pasando factura a la sociedad y a los líderes israelíes. El ministro del gabinete de guerra, Benny Gantz, lanzó, el pasado mes de mayo, un ultimátum al primer ministro israelí y le dio como fecha límite hasta este sábado 8 de junio para esbozar un plan de posguerra, de lo contrario abandonaría el Gobierno de emergencia. La fecha ha llegado y, por ahora, no parece que esta amenaza haya surtido efecto en un Netanyahu decidido a continuar con la ofensiva israelí en el enclave palestino.

Ante este inmovilismo del mandatario israelí, Gantz ha convocado a los medios esta noche, si todo sigue como planeado, para anunciar su retirada del Gobierno de guerra, creado por Netanyahu poco después de la brutal masacre cometida por Hamás el pasado 7 de octubre. El líder del Partido de Unidad Nacional exigió hace tres semanas que se formulara un «plan global con seis objetivos», entre ellos figuraban la liberación de los rehenes en Gaza, un futuro para la Franja, la normalización del frente norte con la milicia chií libanesa Hezbolá y la ley de reclutamiento de los judíos ultraortodoxos.

Aunque los medios israelíes informan de que Netanyahu y Gantz habrían mantenido una reunión este miércoles, estos no habrían llegado a ningún acuerdo. Al líder del Partido de Unidad Nacional no le queda otra alternativa que cumplir su ultimátum. A pesar de que la salida del ministro no pone en peligro la estabilidad del Gobierno de Netanyahu supone otro golpe al apoyo de las políticas del primer ministro. «La salida de Gantz no hace caer al Gobierno, pero lo desprestigia a nivel internacional», explica a El Debate Alberto Spektorowski, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Tel Aviv. De hecho, según ha publicado la emisora pública israelí KAN, hasta Estados Unidos habría intervenido para intentar convencer a Gantz de retrasar su salida en medio de un esfuerzo renovado para implementar el plan de paz presentado por Joe Biden hace ya una semana.

Pero, el anuncio del presidente estadounidense provocó un cisma en la coalición de Gobierno de Israel. Los ministros más radicales y ultranacionalistas, Itamar Ben Gvir, de Poder Judío, y Bezalel Smotrich, del Partido Sionista Religioso, amenazaron a Netanyahu con abandonar si se firma la tregua con Hamás. Haga lo que haga, decida lo que decida, los apoyos de Netanyahu se verán mermados. El plan de paz presentado por Estados Unidos plantea tres fases. La primera consistiría en un alto el fuego de seis semanas, así como la retirada de tropas hebreas de las zonas pobladas de Gaza, que permita la liberación de los rehenes ancianos, enfermos y menores en manos de Hamás, al menos 124 israelíes siguen cautivos en Gaza, de los que Israel calcula que habrían muerto hasta un tercio.

La segunda fase contempla un fin permanente de las hostilidades –al que Netanyahu se opone–, el intercambio de presos palestinos por rehenes supervivientes y la retirada total israelí de la Franja. En una última etapa, se plantearía la reconstrucción del enclave palestino y la entrega de los restos mortales de los cautivos. Para los ultranacionalistas esto supone «una victoria del terrorismo y un riesgo para la seguridad del Estado de Israel». Por lo que el primer ministro israelí está dilatando al máximo las conversaciones para llegar a un acuerdo de alto el fuego. Spektorowski afirma que la coalición de Gobierno «está en peligro», pero matiza que la salida de estas formaciones no implica directamente que caiga el Ejecutivo.

Dicen que no hay dos sin tres y a Bibi –apodo que recibe Netanyahu– se le acumulan los problemas. La exención militar para los ultraortodoxos también divide a su Gobierno de coalición y más con una guerra activa en sus fronteras. El primer ministro israelí tiene que encontrar la fórmula de presentar, cuanto antes, una ley que satisfaga a todos los miembros de su Ejecutivo, después de que la Justicia considerara discriminatorio que los ultraortodoxos pudieran prescindir de presentarse al servicio militar. El tiempo corre en contra de un Netanyahu que ha apostado al conflicto en Gaza su supervivencia política y así evitar enfrentarse a sus propias causas pendientes con los tribunales. Bajo su punto de vista, el catedrático israelí cree que «la guerra termina con la conquista del corredor Filadelfia», que el Ejército hebreo aseguró, este viernes, que ya controla en su totalidad.

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