¿Qué es el K-pop y por qué desata la cólera de Corea del Norte?
Kim Jong-un ha prohibido el K-pop en Corea del Norte, un género musical que Corea del Sur emplea con fines propagandísticos
La guerra propagandística entre Corea del Norte y Corea del Sur se intensifica con un creciente número de iniciativas a cada cual más original y surrealista.
A falta de saber quién lanzó la primera provocación, quien desató la creciente escalada fue un grupo de activistas anticomunistas de Corea del Sur, que lanzaron una serie de globos al norte con folletos contra Kim Jong-un y cintas de vídeo con coreografías de música K-pop, un estilo musical surcoreano prohibido en el Norte.
El régimen de Pionyang contestó lanzando varias oleadas de globos cargados de basura que se precipitaron por varios puntos de la geografía surcoreana.
A pesar de que en un primer momento el Gobierno de Seúl pidió no caer en las provocaciones de la dictadura norcoreana, la insistencia de Pyongyang llevó al Gobierno surcoreano a tomar medidas a modo de respuesta.
La medida estrella consistió en instalar grandes altavoces junto a la zona desmilitarizada fronteriza que limita el Norte del Sur desde donde emitir en dirección al lado comunista canciones K-pop a todo volumen.
¿Qué es el K-pop?
Pero ¿qué es el K-pop y por qué irrita tanto a Kim Jong-un hasta el punto de prohibirlo y de servir como arma propagandística del Sur contra el Norte?
Lo primero de todo, trataremos de explicar qué es el K-pop. El significado del nombre es tan simple como «Korean pop», es decir, pop coreano. Siendo más específicos, surcoreano. Porque en el Norte no hay ni rastro de este género musical fusión.
Fusión porque fusiona numerosos estilos de música pop originados en occidente: rock, hip-hop, soul y toda clase de variantes musicales englobadas en la etiqueta pop.
El fenómeno surgió en los años 90 del siglo XX como imitación de las boybands de moda en el mundo anglosajón y, por extensión, en Occidente. Grupos como Backstreet Boys o Spice Girls, cuyo éxito se sostenía muchas veces en una única canción, causaron toda una revolución musical en Corea del Sur.
El K-pop surgió como la adaptación del fenómeno a las particularidades sociales y culturales coreana.
El género no fue una moda pasajera, sino que se desarrolló a lo largo de los años, entró en el siglo XXI con fuerza y se convirtió en un fenómeno global a raíz de la pandemia de coronavirus, cuando da el salto a Europa y Estados Unidos.
La historia del K-pop suele dividirse en cuatro generaciones desde su nacimiento en 1992 hasta la actualidad. En este momento, los grupos más conocidos son BTS, Red Velvet, Mamamoo, Blackpink y, sobre todo, New Jeans, grupo éste último que saltó a la palestra tras la pandemia de COVID y que hoy es la referencia del K-pop.
Las bandas de K-pop desatan pasiones en Corea del Sur. Los cantantes son auténticos ídolos y, de hecho, sus principales exponentes son conocidos así, idol. Para adquirir ese título, sin embargo, los músicos deben superar una larguísima carrera de obstáculos, ensayos, entrenamientos y una dura competencia dentro de las agencias musicales especializadas que promocionan sus carreras.
El género se caracteriza por sus coreografías en las que participan varios cantantes y bailarines, puestas en escena cinematográficas, vestuarios muy agresivos y fuerte campaña de marketing.
Las grandes estrellas de este género son admiradas por los jóvenes surcoreanos hasta extremos a veces peligrosos. Se han vivido situaciones de acoso e intentos de agresión por fans que pierden la cabeza ante la presencia de sus ídolos.
Esta situación saltó a la prensa internacional cuando una de las estrellas del K-pop, Karina (Yu Ji-min), del grupo Aespa (cuyo último álbum vendió más de dos millones de copias), fue humillada en redes sociales y acosada después de anunciar que había comenzado un noviazgo con un actor surcoreano.
Sus fans la tacharon de traidora y le exigieron una disculpa pública, algo a lo que la artista tuvo que acceder para que su carrera no se viera afectada.
La relación de dependencia con los fans es tan extrema que las agencias de grupos K-pop prohíben en ocasiones a sus artistas mantener citas o utilizar el teléfono móvil. La situación de control es tan absoluta y radical que ha llevado al suicidio a varios artistas.
Fue el caso del cantante de K-pop Moonbin, del grupo Astro, que llevaba en la industria desde los 8 años, y que se suicidó con 25 en abril de 2023.
No fue un caso aislado. En 2019 se quitó la vida otra popular cantante de K-pop, Sulli, del grupo F(x), cantante desde los 11 años. Un mes después se suicidaba su amiga y también cantante de K-pop Goo Hará, del grupo Kara.
Prohibido en Corea del Norte
Volviendo a la disputa entre las dos Coreas, Corea del Sur emplea el género musical como arma propagandística contra el Norte porque las autoridades surcoreanas son conscientes de lo irritante que le resulta el K-pop a Kim Jong-un y a los jerarcas de su régimen.
Corea del Sur emplea el fenómeno musical con fines claramente propagandísticos. Una de las últimas maniobras en ese sentido fue la cobertura mediática promovida desde el gobierno que se dio del servicio militar realizado por Jin, líder de BTS y estrella absoluta del K-pop.
La dictadura norcoreana, por lo tanto, ha prohibido el estilo musical por razones evidentes. Es un género musical propio del sur democrático. Nació como imitación a los estilos modernos de música occidental. Es un símbolo del capitalismo y consumismo rápido de Corea del Sur y de occidente.
Por todo ello, las autoridades norcoreanas lo consideran un género musical subversivo y anticomunista que, de extenderse por el país, podría desatar una oleada de inconformismo que serviría de chispa para encender un malestar latente por décadas de brutal represión comunista.
De ser así, se podría poner en marcha un movimiento que, con el tiempo, pondría en entredicho la legitimidad del régimen. Yo todo por el K-pop.