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Emmanuel Macron, Viktor Orbán, Mark Rutte, Luis Montenegro, Giorgia Meloni y Luc Frieden

Emmanuel Macron, Viktor Orbán, Mark Rutte, Luis Montenegro, Giorgia Meloni y Luc FriedenAFP

La gran coalición europea tratará de convencer a Meloni para que apoye el pacto de los altos cargos

Populares, socialistas y liberales podrían aprobar los nombramientos sin el beneplácito de los líderes conservadores, pero conllevaría problemas a largo plazo

El acuerdo está cerrado y, salvo sorpresa, el Consejo Europeo aprobará durante su cumbre de este jueves y viernes el nombramiento de Kaja Kallas como nueva responsable de la diplomacia europea y el de António Costa como presidente del Consejo. Dará luz verde también a la candidatura de Ursula von der Leyen para revalidar su cargo como presidenta de la Comisión Europea, algo que tendrá que aprobar posteriormente el Parlamento.

La elección de los tres nombres llega después de una negociación entre populares, socialistas y liberales, que comenzó en la pasada cumbre del 17 de junio y que molestó especialmente a los líderes conservadores. Mark Rutte, Emmanuel Macron (por parte de los liberales), Pedro Sánchez, Olaf Scholz (socialistas), Donald Tusk y Kyriákos Mitsotákis (populares) se vieron antes de reunirse con el resto de líderes europeos para fijar las bases de la negociación. Se sentían avalados por las urnas, al haber logrado el 60 % de los escaños, y así se lo hicieron saber a los demás.

No sentó bien este movimiento ni a los conservadores ni a Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. Meloni definió la situación como «surreal», más por el hecho de sentirse excluida que por los nombres en sí, y Orbán aseguró que el acuerdo «no se podía aceptar». Sin embargo, diez días después vuelve la pelota a Bruselas con los mismos nombres sobre la mesa y, por lo que parece, en vías de prosperar.

La aprobación no tiene que ser por unanimidad, sino que puede salir adelante por mayoría cualificada. Para el visto bueno se necesita el «sí» de 15 Estados miembros que representen el 60 % de la población europea, por lo que fuentes de Moncloa apuntan a que no habría problema si los conservadores deciden no apoyar el pacto de las tres grandes familias europeas, aunque otras delegaciones no consideran que sea una buena idea cerrar el acuerdo sin, al menos, el apoyo de Meloni. Italia es un país referente para la Unión Europea, es uno de los fundadores del club de los 27 y el tercero con mayor número de diputados en el Parlamento, por lo que su opinión no es accesoria.

El qué se le puede ofrecer a Meloni a cambio de su beneplácito es una de las grandes incógnitas de la cumbre, aunque la delegación española sostiene que no importa lo que reciba porque se puede cerrar el acuerdo sin Italia. Aún así, según ha trascendido, uno de los negociadores se puso en contacto con la primer ministro italiana para valorar su apoyo a cambio de una vicepresidencia y una cartera importante en la próxima Comisión.

Ese, no obstante, sería un trato que debería terminar de cerrar Ursula von der Leyen una vez la hayan nombrado candidata, ya que la alemana necesitará todo el apoyo posible para recibir la aprobación del Parlamento. Con los escaños de Partido Popular Europeo, S&D y Renew, la presidenta de la Comisión contaría con 399 «síes» en su teórica investidura, pero la votación secreta en el Parlamento da pie a fugas que no garantizan en absoluto su reelección. En Bruselas se suele decir que se necesita un margen de 40 diputados para estar tranquilo y el de Von der Leyen es de 38; de hecho, hace cinco años era mucho mayor y ganó por solo ocho votos.

Zelenski como actor secundario

En cualquier caso, ese sería un paso que habría que dar más adelante. Primero, el Consejo Europeo tendrá que avalar su candidatura a la Comisión en la cumbre de este jueves y viernes y habrá que ver si lo hace o no con el beneplácito de los líderes conservadores. La pasada semana consideraban que los nombres elegidos no respetaban el mandato de las urnas, pero podrían terminar por aceptarlos.

Lo que está claro que no acatarán será una hoja de ruta en la que el Pacto Verde tenga protagonismo, algo que los negociadores ya tenían claro y dejarán de lado en la próxima legislatura. La delegación española considera un error este cambio de rumbo con respecto a la ecología, pero no tiene más remedio que aceptar debido al mayor peso en las urnas que consiguieron los populares.

Será en ese ámbito donde tengan mayor poder de negociación los conservadores, al igual que para dirimir si finalmente será Kaja Kallas la que sustituya a Borrell como Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Su nombramiento cubriría el cupo geopolítico de los países del este y el equilibrio de género, pero su puesto en representación de los liberales le hace perder puntos. En su favor juega el hecho de que con su elección se mandaría un mensaje claro a Rusia, que la tiene en su lista negra.

Parece claro, eso sí, que António Costa será presidente del Consejo para los próximos dos años y medio. Según los tratados, los negociadores no pueden pactar un periodo más largo pero resultaría difícil quitarle el cargo en mitad de su mandato, por lo que lo normal sería que lo alargara hasta los cinco años y que el Partido Popular Europeo no consiga compartir la presidencia del Consejo como pretendía.

Los altos cargos centrarán la cumbre y opacarán la presencia del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, con el que se iniciará la cumbre. Tras él, se realizará el habitual intercambio de puntos de vista con la presidenta del Parlamento Roberta Metsola y entonces entrarán en materia, aunque todavía se desconoce en qué orden, por lo que los nombramientos podrían quedar postergados hasta el viernes o resueltos el mismo jueves.

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