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La policía de Israel trata de desalojar a los ultraortodoxos sentados frente a las oficinas de reclutamiento de Jerusalén

La Policía israelí trata de desalojar a los ultraortodoxos sentados frente a las oficinas de reclutamiento, en JerusalénAFP

El ministro de Defensa israelí aprueba el reclutamiento de los ultraortodoxos a partir de agosto

El comunicado no especifica cuántos de los aproximadamente 63.000 jóvenes ultraortodoxos en edad militar recibirán órdenes de reclutamiento, pero ya han avisado de que para el año 2024 quieren reclutar a 3.000

Las grietas en el Gobierno de coalición de Israel son cada vez más evidentes. El sector más radical ha amenazado ya en varias ocasiones al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con dejar caer el Ejecutivo y el reclutamiento militar de los ultraortodoxos es una línea roja. Sin embargo, tras nueve meses de guerra en la Franja de Gaza, los israelíes ven injusto que este sector de la población reniegue del Ejército, a lo que se suma que la Corte Suprema anuló, el pasado mes de junio, la exención para este sector.

Tras la sentencia del Tribunal israelí, el ministro de Defensa del país hebreo, Yoav Gallant, ha anunciado este martes que las tareas de reclutamiento de ultraortodoxos arrancarán durante el mes de agosto. Como era de esperar, el asunto ha causado una airada respuesta de la población ultraortodoxa, que teme que al mandar a sus jóvenes al Ejército pierdan sus costumbres y tradiciones ultrarreligiosas y abandonen su comunidad.

En un comunicado, el Ministerio de Defensa de Israel detalló que Gallant aprobó las órdenes tras mantener una reunión con el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, y con varios altos cargos militares. Gallant «también concluyó que a lo largo del mes que viene se lanzará una campaña de información dirigida a la población ultraortodoxa».

Así, ha sostenido que la medida será aplicada «en línea con las capacidades de absorción y selección de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y después de que se lleve a cabo un proceso significativo de refinamiento de los datos existentes sobre posibles reclutas», según ha recogido el diario israelí The Times of Israel.

Gallant y Halevi ha defendido durante la reunión en que el reclutamiento de ultraortodoxos es «una necesidad operativa» y «un asunto social complejo» que requiere que estos soldados puedan «mantener su estilo de vida» una vez que se sumen a las filas de las Fuerzas Armadas israelíes.

El comunicado no especifica cuántos de los aproximadamente 63.000 jóvenes ultraortodoxos en edad militar recibirán órdenes de reclutamiento, pero las fuerzas armadas israelíes ya han avisado de que para el año 2024 solo podrían reclutar a 3.000.

Esto es porque los judíos ultraortodoxos tienen requisitos especiales en áreas como la dieta o la convivencia con mujeres, y el Ejército tendría que acomodar a los nuevos reclutas en batallones especiales.

Desde la fundación del Estado de Israel, en 1948, los jóvenes que estudian a tiempo completo en una escuela talmúdica (yeshivá) están exentos de realizar el servicio militar que es obligatorio para gran parte de la sociedad israelí (los árabes israelíes también están exentos).

La exención, que había sido prorrogada a través de disposiciones especiales hasta hace unos meses, ha sido siempre motivo de controversia, y más aún tras el comienzo de la guerra en Gaza y la escalada de tensión en la frontera con el Líbano, que han llevado al Ejército al borde de una crisis de personal.

Hace dos semanas, el Supremo decidió que «no existe base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento» y que si no sirven en el Ejército tampoco deben recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos.

Como forma de atajar la situación –o, al menos, de ganar algo de tiempo– Netanyahu propuso recuperar un proyecto de ley introducido en una legislatura anterior que rebajaría la edad –de 26 a 21 años– a la que los judíos ultraortodoxos deben estar inscritos en una yeshivá para evitar el servicio militar, lo que les permitiría integrarse en el mercado laboral.

Al mismo tiempo, la norma establecería objetivos muy laxos de reclutamiento de ultraortodoxos y penalizaciones a las escuelas religiosas que no cumplieran con las cuotas. El proyecto se encuentra ahora mismo en un comité, cuyo responsable ya ha avisado de que no se aprobará sin consenso con la oposición.

Su exigencia acarrea el potencial de provocar una crisis de Gobierno, ya que Netanyahu depende para gobernar del apoyo de los dos partidos ultraortodoxos (Shas y Judaísmo Unido de la Torá), que se oponen firmemente a cualquier integración forzosa de los estudiantes religiosos en el Ejército.

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