Netanyahu confiesa que «no hay certeza absoluta» de la muerte del número 2 de Hamás
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha ofrecido su primera rueda de prensa, este sábado, tras más de tres meses, para aclarar que «no hay certeza absoluta» que permita confirmar la muerte de Mohamed Deif, comandante del brazo armado y número 2 de Hamás. El ataque israelí contra la zona humanitaria de Al Mawasi, en el sur de la Franja de Gaza, que tenía por objetivo asesinar a Deif así como a Rafaa Salama, comandante de la brigada de Jan Yunis, ha acabado con la vida de 90 palestinos, y más de 300 han resultado heridos.
No obstante, Netanyahu ha insistido en su intención de «erradicar» a la organización terrorista y ha asegurado que no cejara hasta llegar «a los más altos cargos», entre los que incluye al líder de Hamás, Yahya Sinwar. Tanto Deif como Sinwar son considerados por Israel como los cerebros de la matanza del 7 de octubre, que desencadenó la actual guerra en la Franja de Gaza. Sinwar se encuentra en paradero desconocido desde entonces. Deif, por su parte, es el segundo en la línea de toma de decisiones.
Israel ha asegurado, en contra de lo que afirman las autoridades gazatíes, que el ataque no se produjo en la zona donde se han desplegado las tiendas de campaña de Al Mawasi, donde residen miles de palestinos desplazados forzosamente desde el comienzo de la ofensiva en Rafah, sino que tuvo lugar en un área abierta, rodeada de árboles, y plagada de cobertizos que sirven de cobijo para los milicianos de Hamás.
Por su parte, la organización terrorista negó que el ataque tuviera como objetivo ninguno de sus líderes. «Esta no es la primera vez que la ocupación asegura atacar a líderes palestinos y resulta después que ha mentido, y estas falsas alegaciones se usan para tratar de encubrir la escala de la horrible masacre», denunció en un comunicado, recogido por la agencia de noticias Reuters.
Según revelan fuentes israelíes, la operación contra Deif fue aprobada durante la madrugada del viernes por el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, que convocó al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el teniente general Herzi Halevi, y al director del Shin Bet, Ronen Bar, para evaluar «la situación especial» tras recibir «información fiable» de que el jefe del brazo armado de Hamás había salido a la superficie de los túneles.
Tras esta reunión, y concretar que no había rehenes israelíes en la zona, Netanyahu, y como ha confirmado en la rueda de prensa, dio luz verde a la operación. Anteriormente, la propia Oficina del Primer Ministro había emitido una breve declaración sobre el ataque, confirmando que el mandatario israelí «dio una directiva permanente al comienzo de la guerra para eliminar a altos cargos de Hamás» y que «fue informado de todos los acontecimientos durante la noche».
Desde el momento que saltó las noticias a los medios de comunicación e Israel confirmó que Deif era el objetivo del ataque contra la zona humanitaria de Al Mawasi, las reuniones entre los más altos cargos del Ejecutivo y el Ejército se han sucedido de manera vertiginosa. Una de las grandes preocupaciones para el Estado judío es que las milicias que apoyan a Hamás en la región, como Hezbolá, redoblen sus ataques contra Israel.
Asimismo, la ofensiva israelí contra del número 2 de la organización terrorista palestina amenaza con hacer descarrillar por enésima vez las conversaciones de alto fuego, que están teniendo lugar en Doha, con mediación de Estados Unidos, Egipto y Qatar. El optimismo se había apoderado de las negociaciones durante los últimos días, aunque Netanyahu ha tratado de rebajar los ánimos.
El primer ministro israelí se enfrenta a una fuerte presión interna de gran parte de la población, que exige al Gobierno que acepte la tregua con Hamás, para conseguir así la liberación de los 120 rehenes, de los cuales 43 estarían muertos, según cálculos de Israel. Una última encuesta hecha pública por el canal 12 de noticias israelí recoge que un 72 % de los encuestados considera que Netanyahu debería presentar su dimisión por los fallos de seguridad durante el atentado terrorista del 7 de octubre.
La guerra en la Franja de Gaza cumple ya 281 días. Hamás se niega a claudicar y el primer ministro israelí, durante su intervención, ha vuelto a insistir en las «líneas rojas» para llegar a un acuerdo. Estas serían el derecho de Israel a «continuar la guerra», impedir el contrabando de armas desde Egipto, lo que requiere «nuestro control del corredor Filadelfia y el cruce de Rafah», «impedir el regreso de terroristas armados y armas al norte de Gaza» y, finalmente, «devolver el mayor número posible de rehenes vivos», ha explicado.
Mientras Netanyahu afirmaba que su Gobierno tiene «la obligación moral de devolver a todos los secuestrados a casa», una masiva marcha de protesta avanzaba desde Tel Aviv hasta Jerusalén para exigir, precisamente, al Ejecutivo israelí un acuerdo con Hamás. Los manifestantes acusan al primer ministro hebreo de «sabotear» las negociaciones. Está previsto que la caravana finalice, este sábado por la noche, frente a la residencia de Netanyahu, en un momento en el que se teme que las negociaciones vuelvan a congelarse.