Los demócratas, desesperados, intentan captar el voto tanto de los judíos como de los pro palestinos
la actual vicepresidenta, Kamala Harris, y su compañero de fórmula, Tim Walz, como gobernador de Minnesota desde 2019, se han propuesto conseguir cada voto necesario para alcanzar el poder. Como ejemplo de la importancia de que cada papeleta cuenta, tenemos al expresidente Bush que se impuso a Al Gore por 537 votos en unas elecciones del año 2000 en las que tuvo que dirimir el resultado la Corte Suprema estadounidense.
El combate ha empezado y el partido demócrata no se ha pronunciado con detalle sobre su posición sobre Palestina. Se lo ha hecho saber a sus propios seguidores con multitudinarias manifestaciones en Chicago, la sede en la que los demócratas durante cuatro días, pretenden dar esa imagen de un partido cohesionado.
La vicepresidenta de EE.UU y candidata demócrata, Kamala Harris, ratificará su camino a la presidencia esta semana. Por este motivo no le conviene un traspiés como el que provocó a principios de agosto cuando perdió la paciencia con un grupo de manifestantes pro palestinos en su mitin en Detroit: «Si quieres que gane Donald Trump, habla; de lo contrario, hablaré».
Un lenguaje directo que no podrá usar el próximo jueves, cuando presuntamente acepte su nominación, según la agenda demócrata. Debido a que se espera que el grupo autodenominado 'Delegados Contra el Genocidio' pueda reventar el acto para que los demócratas dejen de apoyar a Israel y se centren en Gaza. Tal y como recoge la prensa estadounidense utilizarán sus derechos como delegados para hablar durante el congreso del partido.
Por otro lado, Kamala ha destacado que «no podemos permitirnos volvernos insensibles al sufrimiento y permanecer en silencio». Una manifestación, ante los periodistas, por los bombardeos de Israel sobre la Franja de Gaza.
La vicepresidenta ha silenciado, hasta ahora, los eslóganes propalestinos en varios mítines, mientras su equipo confirma que se opone a un embargo de armas a Israel. El Gobierno de Biden acaba de aprobar una venta de armas a Israel por 18.000 millones de euros que incluyen cazas y misiles especiales. La polémica está servida.
No supondrá un asunto fácil de manejar por los ejemplos de las múltiples declaraciones contrarias.
Un caso parecido lo personaliza la rectora de la Universidad de Columbia, Minouche Shafik, que fue objeto de duras críticas y el descontento tanto de los afines a Israel como de los pro palestinos. Shafik, baronesa de origen egipcio, se vio obligada a dimitir y, a partir de ahora, liderará la oficina del secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno inglés de Kier Starmer.
A pesar de que parece que las encuestas le dan un ligero margen a Harris sobre Trump. Kamala recurre en cada intervención a los sentimientos para atraer al votante de la clase trabajadora, lo que le otorgaría la victoria. Como ejemplo, la candidatura de Walz que domina el medio rural.
Harris alude que se crio «en un hogar de clase media en el que vivían como inquilinos» y a su trabajo en un McDonald's en el que se inició para pagarse sus gastos durante la carrera universitaria.
Sostiene que cuando sea presidente, su máxima prioridad será reducir los costos y aumentar la seguridad económica para todos los estadounidenses. Una frase embaucadora en una megapotencia que, según Jean Boivin y Alex Brazier (expertos economistas del BlackRock Investment Institute) lleva estancada dos años y medio y seguirá así otro más. Todo para conseguir que cada voto cuente para alzarse con la ansiada victoria.