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12 de septiembre de 2024

Ulf Kristersson, primer ministro sueco, junto a Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN

Ulf Kristersson, primer ministro sueco, junto a Jens Stoltenberg, secretario general de la OTANX

Medidas antiinmigración

El secreto de Suecia para registrar, por primera vez, más migrantes que inmigrantes

Malmer Stenergard, la ministra de Migración sueca, admite que se propone atraer a más inmigrantes «altamente cualificados»

Suecia forma parte de la Unión Europea desde el 1 de enero de 1995, momento en el que también se adhirieron Austria y Finlandia. Esta política de fronteras abiertas ha provocado que roce un 20 % de población extranjera (contando sólo las personas documentadas) entre sus apenas 10,5 millones de población total.

Ulf Kristersson, como primer ministro de Suecia, gobierna desde hace dos años (proveniente del Partido Moderado) en una coalición con Demócratas Cristianos, Liberales y con el apoyo externo de Demócratas de Suecia, una formación política antiinmigración. Calificó la política de integración, hasta el momento como «irresponsable» ya que «casi no plantea exigencias ni proporciona incentivos para integrarse en la sociedad, creando una nación dividida», según sus palabras.

El político hacía hincapié a los problemas que acuciaban a esta monarquía constitucional: «La segregación, la exclusión social, el desempleo, los malos resultados escolares y la falta de valores suecos comunes», apuntaba a finales del año pasado.

Acuciado por este descontrol se propuso dificultar a los inmigrantes no europeos el acceso a ayudas y prestaciones sociales por hijos, manutención, desempleo, enfermedad o permiso parental. Priorizando la residencia en el país nórdico y que sepan sueco.

Unas medidas que han llevado a que la ministra de Migración, Maria Malmer Stenergard, declare que «Suecia ha dejado de ser un país de inmigración de asilo y con los permisos de residencia situados en el menor número de peticiones en 50 años».

La inmigración ha disminuido un 15 % mientras que la migración de los habitantes suecos aumentó un 60 % dejando un resultado negativo neto de 5.700 personas, el más bajo desde 1997.

Esta nación europea ha pasado de ser el segundo destino europeo más buscado para el asilo, sólo por detrás de Alemania, a representar únicamente el 1% de todas las solicitudes presentadas en la UE. Aún así ha registrado 10.000 solicitudes de asilo sin contar con los huidos de Ucrania.

Esta reducción la ha logrado, con medidas, como la prohibición de la reunificación familiar para todos aquellos refugiados que no pueden mantener a sus cónyuges o hijos. Una ley que solicitaron y aprobaron los socialistas suecos.

También, incrementó los controles fronterizos estacionarios a finales de 2015 y dificultó la expedición de permisos de residencia permanente a los solicitantes de asilo. Kristersson redujo la agilización de las deportaciones y, al igual que hizo Trump, no ha enviado mensajes de bienvenida a los inmigrantes.

El Gobierno de Suecia impide al refugiado que no pueda subsistir, solamente, con la ayuda recibida y le exige que realice «una actividad a tiempo completo».

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