Hungría desafía a la UE y defiende la emisión de visados para rusos y bielorrusos
Bruselas teme que la flexibilización de la normativa de inmigración facilite la entrada a Europa de «potenciales espías y saboteadores»
Hungría vuelve a generar desconfianza entre los altos funcionarios de la Unión Europea tras anunciar que aliviará las restricciones de visados para los ciudadanos rusos y bielorrusos. En este sentido, Budapest aplicará una normativa de visa laboral más laxa, para permitir la entrada al país magyar de estas nacionalidades, saltándose, a priori, las restricciones impuestas por Bruselas tras la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022.
La polémica surgió a principios de agosto, cuando la comisaria europea del Interior, Ylva Johansson, hizo llegar a su homólogo húngaro, Sándor Pintér, una carta en la que compartía su preocupación por las nuevas medidas del Gobierno de Viktor Orbán. En la misiva, Johansson subrayaba que Rusia es «una amenaza para la seguridad». «Necesitamos más vigilancia, no menos», aseveró la funcionaria europea.
Asimismo, la comisaria europea del Interior expresó su preocupación por que este nuevo programa de visados facilite la entrada a la Unión Europea y al espacio Schengen a «potenciales espías y saboteadores rusos». Por ello, pidió explicaciones al Gobierno húngaro y advirtió de que «si su plan supone un riesgo, actuaremos». La respuesta húngara llegó finalmente este miércoles, con dos días de retraso, siendo el pasado 19 de agosto, la fecha límite que impuso la Comisión Europea para obtener explicaciones del Ejecutivo de Orbán.
Budapest se mantiene en su postura y defendió, en un escueto escrito, su programa de «tarjeta nacional», que incluye tanto a ciudadanos rusos como bielorrusos. «Hungría sigue concediendo gran importancia a la protección de su seguridad nacional y a la seguridad del espacio Schengen en su conjunto», aseveró el ministro del Interior magyar. En este sentido, el ministro de Asuntos Europeos de Hungría, János Bóka, insistió, en un mensaje en su cuenta de X, antes Twitter, que la tarjeta nacional «se emite teniendo en cuenta las regulaciones pertinentes de la UE y considerando los riesgos de seguridad que pueden surgir».
El siguiente paso en Bruselas será analizar la respuesta húngara y valorar si estas explicaciones permiten calmar al resto de socios europeos que se muestran intranquilos con los últimos movimientos del Ejecutivo de Orbán, que siempre ha mostrado una especial predilección hacia el presidente ruso, Vladimir Putin.
En concreto, los países bálticos y nórdicos –Dinamarca, Estonia, Finlandia, Islandia, Letonia, Lituania, Noruega y Suecia– son los que han mostrado mayor inquietud ante la flexibilización de las normas sobre visados para los ciudadanos de Rusia y Bielorrusia, que consideran un «grave riesgo para la seguridad» europea.
Mientras tanto, miles de refugiados ucranianos se enfrentan al desalojo en Hungría, al quedarse sin prestaciones con la entrada en vigor de un nuevo decreto del Gobierno magyar que modifica las normas de ayuda a los ucranianos que huyen de la guerra en su país. En este sentido, sólo aquellos procedentes de zonas de Ucrania consideradas afectadas por el conflicto pueden optar a viviendas gratuitas del Estado.
Según datos facilitados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, a finales del pasado mes de julio había algo más de 46.000 refugiados ucranianos registrados para recibir protección temporal en Hungría. En este sentido, el Comité Helsinki –un grupo de derechos humanos–, ha elevado a 4.000 las personas que podrían verse afectadas tras la entrada en vigor de esta nueva normativa.