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Keir y Victoria Starmer entrando en la Convención del Partido Laborista

Keir y Victoria Starmer entrando en la Convención del Partido LaboristaRedes sociales

La rápida caída de popularidad de Keir Starmer que divide al Partido Laborista

Las voces críticas al primer ministro no se han hecho esperar por recibir regalos de lujo mientras avanzan sus recortes

La Convención del Partido Laborista debía de ser un momento dulce porque la celebraban por primera vez en el poder, después de 15 años.

El presagio no fue bueno, ya que unos manifestantes propalestinos interrumpían con gritos el inicio, hace cuatro días, de este congreso en Liverpool. No está para parties la considerada izquierda inglesa, que Starmer pretendía hacer más moderada.

Igual conocedora que la primera en intervenir era Rachel Reeves, la ministra de Economía inglesa, que tiene que resolver un agujero de unos 26.000 millones de euros en las arcas públicas.

El Rey Carlos III con Sir Keir Starmer en el Palacio de Buckingham

El Rey Carlos III con Sir Keir Starmer cuando le propuso en el Palacio de BuckinghamRedes sociales

También intervino Emily Thornberry, miembro del Parlamento del Reino Unido desde 2005, que admitía que se «había cometido algunos errores». Disculpándose por los regalos que Starmer habría aceptado por valor de 130.000 euros, más que ningún miembro de la Cámara de los Lores.

El primer ministro se favoreció de donaciones en forma de hospedajes en hoteles cinco estrellas o entradas en los palcos VIP para asistir a los conciertos de Coldplay, Taylor Swift y Adele en Wembley.

Quizás los obsequios más comprometidos provenían de Lord Ali. También perteneciente al Partido Laborista y miembro del Parlamento británico. Este millonario, expresidente de la marca de moda 'Asos', posee una fortuna de 236 millones de euros.

El empresario regaló vestidos, gafas de lujo y alojamiento por un valor de 45.000 euros tanto para Keir, como para su mujer, Victoria Starmer. El primer ministro los declaró, pero se olvidó de registrarlos en las cuentas del partido.

Ante un probable conflicto de intereses, Thornberry, como figura política destacada, exhortó su alivio porque aseguraba «que no se trataba de corrupción» escudándose en que «todo nuevo Gobierno comete algunos desaciertos al principio». Aunque, admitió que «hay que tener cuidado y recuperar la confianza del público británico».

Para más inri, Starmer destacó en su intervención las «decisiones impopulares» que deberá tomar en una economía inglesa que no levanta cabeza.

Unas controvertidas propuestas que parten de la mano de Ed Miliband, secretario de Energía, que ya se ha olvidado de los 360 euros de ahorro energético que prometió, a cada inglés, hace unos meses.

De hecho, el sector crítico más a la izquierda sacó adelante una moción (no vinculante) en el encuentro político. Una iniciativa que abarca a más de medio de miembros contra la supresión de las ayudas al gas y la electricidad para los pensionistas.

Tampoco mencionaron a los miles de trabajadores industriales que perderán sus empleos gracias a las políticas climáticas del Partido Laborista. También, informa The Times, se olvidaron de los 10 millones de jubilados cuyo pago de combustible de invierno ha sido eliminado sin previo aviso.

Además, la política estrella de Miliband añade 30.000 millones de euros en costes al sector inmobiliario, que corren el riesgo de repercutir en los alquileres e impuestos que pudieran incrementarse.

La crítica más sagaz provino de Claire Coutinho, secretaria de Estado para el Cambio Climático, que zanjó su intervención en tono perspicaz: «Tal vez el Partido Laborista debería haber dedicado menos tiempo a ir a conciertos y más periodos a preparar un plan creíble para la energía».

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