La comunidad internacional pasa a la acción contra el régimen de Maduro
En medio de su paranoia y para tratar de protegerse de lo que sabe que viene, el régimen venezolano ha hecho cambios insólitos de última hora como, por ejemplo, despedir a todo el personal de servicios que los rodeaba, incluidos cocineros, chóferes y lavandería
Tras la reunión privada de 31 ministros de Asuntos Exteriores, ocurrida en el marco de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, sobre los eventos que están teniendo lugar en Venezuela, lo que se percibe es una escalada internacional en la confrontación contra el régimen de Nicolás Maduro.
Allí, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y otros personajes relevantes de la política exterior mundial, entre los que destaca la cancillería Argentina, confirmaron las alianzas y las acciones que, a partir de este momento, deben desarrollarse con el propósito final de provocar la salida del dictador y sus cómplices.
Más allá de las declaraciones conjuntas y los pronunciamientos diplomáticos que seguirán produciéndose, se insistió en que «es crucial sostener y profundizar la presión colectiva sobre el régimen», durante los próximos meses; «utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para responsabilizar a los individuos que han cometido abusos contra el pueblo venezolano» y, finalmente, «que debemos actuar conjuntamente, como única manera de cambiar los cálculos y la conducta de Maduro».
Así que lo que viene es que la mayoría de los gobiernos democráticos en América y Europa, a través de sus agencias de Inteligencia, antiterroristas, antidrogas, de control financiero y de justicia, eleven su atención sobre Venezuela y pasarán a la acción con todas las capacidades y herramientas de que disponen para aumentar las presiones sobre el Gobierno a un nivel que no tiene precedentes.
Habría que sumar las propuestas de Luis Almagro sobre continuar trabajando con la Corte Penal Internacional (CPI) para «la imputación de cargos y órdenes de arresto contra los principales responsables de crímenes de lesa humanidad», y la de «buscar una fórmula de gobierno colegiado para la transición y la reconstrucción institucional».
De modo que las acciones que podrían esperarse por parte de la comunidad internacional, cualesquiera que estas sean, estarían apuntando a «persuadir o convencer» al Gobierno de poner cese a la brutal política represiva desatada y de abrirse al diálogo negociador que despeje el camino de la transición democrática, creándole amenazas reales y creíbles que aumenten el coste de su permanencia en el poder.
Queda por verse cuál es el alcance de la voluntad política de los gobiernos democráticos de Occidente, para «actuar conjuntamente» frente al régimen venezolano, más allá de sus intereses particulares o circunstanciales.
Mientras tanto, «la mesa está servida». Muchos gobiernos y sus diversas agencias conocen con bastante precisión cómo opera la organización de Hezbolá en territorio venezolano y sus rutas de exportación de cocaína y oro con la cual financia sus actividades en el mundo y especialmente contra Israel. También conoce las rutas del Cartel mexicano de Sinaloa en el occidente de nuestro país y las del Cartel de los Soles, así como las actividades de la narcoguerrilla del ELN y las FARC en la zona fronteriza con Colombia.
Muchos gobiernos conocen con bastante precisión cómo opera la organización de Hezbolá en territorio venezolano
Tienen, asimismo, la lista de los principales testaferros, de las instituciones financieras, de criptomonedas y de los intermediarios utilizados para el blanqueo de los dineros obtenidos de las operaciones ilícitas y del saqueo a los fondos públicos, así como de las empresas usadas para burlar las sanciones impuestas por los Estados Unidos.
Pero eso no es todo. Se sabe con detalle, por informaciones filtradas a los medios, cual es el apoyo de seguridad que los aliados de la dictadura están prestando al Gobierno venezolano en estos momentos.
No solo el número de soldados cubanos y agentes de seguridad enviados recientemente para proteger a los altos funcionarios, y su intermediación en el tráfico de drogas y en el lavado de dinero; sino también del apoyo que el Gobierno ruso le presta en el control de los cuarteles y el espionaje, y el papel de China con sus avanzados servicios de seguridad informática sobre las redes sociales y los medios de comunicación.
Además, se sabe de las rutas secretas, que incluyen particularmente a España, a través de las cuales el Gobierno mueve la economía ilegal paralela para trasladar grandes cantidades de dinero en efectivo por la venta de productos petroleros, oro, diamantes, coltán, rodio, tráfico de especies silvestres, y hasta chatarra, utilizando aviones ya identificados y varios barcos petroleros, con destino a Turquía, Dubái y Moscú, entre otros.
En el plano interno, en medio de su paranoia y para tratar de protegerse de lo que sabe que viene, el régimen ha hecho cambios insólitos de última hora como, por ejemplo, despedir a todo el personal de servicios que los rodeaba, incluidos cocineros, chóferes y lavandería, así como a todo el personal de guardaespaldas que conforman los anillos de seguridad más cercanos a Maduro y otros altos funcionarios, y los reemplazó por cubanos enviados especialmente.
Con esta información en mano, es posible que el cerco financiero, las incautaciones de dinero (que ya ha permitido bloquear cuentas y bienes por diez mil millones de dólares), y las de narcóticos y oro ilegal, así como el bloqueo de rutas de transporte y medios de evasión de sanciones, causen una catástrofe en los recursos que permiten al Gobierno mantenerse en el poder.
Como vemos, la situación para el régimen de Maduro no luce prometedora. Amanecerá y veremos el final.