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Protestas contra el presidente de Túnez, Kais Saied, que aseguran que menoscaba la democracia

Protestas contra el presidente de Túnez, Kais Saied, que afirman que ha comprometido unas elecciones libresEFE

Kais Saied volverá a a gobernar Túnez mientras socava la democracia

La oposición asegura que las iniciativas del candidato presidencial están destinadas a comprometer unas elecciones libres y transparentes «en un clima de miedo y represión»

Fue precisamente en Túnez donde comenzó la contagiosa y mal llamada Primavera Árabe. Hoy celebra sus terceras elecciones presidenciales desde que comenzó su sistema democrático. Casi 10 millones de tunecinos están llamados a acudir a las urnas en un país donde el porcentaje de participación en las pasadas elecciones no superó el 12 %.

Mientras , el país árabe se encuentra sumido en el riesgo de tener que declararse en suspensión de pagos a nivel mundial. Auspiciado por el presidente actual , Kais Saied, que está preparado para una tercera y casi asegurada reelección, gracias a una oposición a la que tiene bajo control y amedrentada.

Kais, de 66 años, acudió al referéndum de 2019 en las que obtuvo un aplastante 75 % de los votos. Se presentaba con propósito de austeridad y como acicate para resolver los problemas que había generado una transición complicada.

Como buen a autócrata no posee un partido político sino fieles seguidores que le ayudan a expandir su mensaje que es una surrealista amalgama del islam más conservador con el nacionalismo, el panarabismo (apoya una sola nación de países árabes), un anticolonialismo demagógico y socialismo, todo mezclado.

Sorprendentemente el presidente tunecino era un simple asistente de un profesor de Derecho Constitucional. Pero el 25 de julio de 2021 tomó «en nombre del pueblo» el Parlamento, cesó al Gobierno y suspendió la Constitución. Además, se arrogó prerrogativas «extraordinarias» para rectificar el proceso revolucionario con el que la élite política y económica habría perjudicado a las clases humildes.

En la actualidad Human Rights Watch le acusa de arrestar a los disidentes. Más de 170 personas continúan encarcelados por motivos políticos o por ejercer sus derechos fundamentales. Entre ellos un centenar de simpatizantes de Ennahda, el partido islamista.

La polémica precede a la cita electoral debido al registro de candidatos, algunos de los cuales fueron detenidos o procesados tras una reforma electoral de última hora, que retiraba las competencias al Tribunal Administrativo que había solicitado la admisión de tres destacados aspirantes.

Una oposición aplastada

El líder del movimiento del Pueblo, Zuhair Magzhaui fue colaborador de Said y es poco conocido. El otro candidato, Ayachi Zamel, se encuentra en prisión provisional acusado de haber falsificado los apoyos prestados para poder presentarse a las elecciones.

Entretanto Túnez se puebla de manifestaciones en las que las protestas argumentan un retroceso en los derechos y libertades. En medio de esta escena política, el pueblo tunecino se encuentra abocado, según los expertos, a una nueva revolución.

La democracia no ha mejorado las previsiones económicas y el desestructurado movimiento opositor, duda entre la abstención o el apoyo a Zamel para dificultar la mayoría del presidente en la primera vuelta.

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