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Kamala Harris y Donald Trump

Kamala Harris y Donald TrumpEl Debate

Georgia bate récords en votación anticipada y se consolida como un campo de batalla crucial en las elecciones

El estado sureño, clave en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, rompe récords históricos de participación

La participación ciudadana en las elecciones presidenciales de Estados Unidos ha comenzado con una fuerza inusitada en Georgia, un estado que, desde 2020, se ha convertido en epicentro de la política nacional. A solo tres días del inicio de la votación anticipada, más de un millón de ciudadanos georgianos han ejercido su derecho al voto, marcando un nuevo récord histórico de participación en este estado del sureste, tradicionalmente considerado un baluarte conservador, pero que en los últimos años ha vivido un notable viraje político.

El primer día de votación anticipada, el martes, registró una afluencia sin precedentes, con más de 300.000 votos emitidos, duplicando los números del anterior récord de participación, establecido en las elecciones de 2020. Esta cifra supone un aumento del 123 % respecto al récord anterior y subraya la creciente movilización del electorado en un contexto de gran polarización política. El viernes, la cifra total de votos ascendió a más de un millón, lo que representa aproximadamente el 14 % del censo electoral de Georgia, compuesto por unos siete millones de votantes registrados.

La relevancia de Georgia en el tablero electoral estadounidense se ha consolidado en los últimos ciclos presidenciales. En 2016, el estado votó mayoritariamente por Donald Trump, quien ganó con holgura en un estado que durante años fue considerado un bastión republicano. Sin embargo, el giro inesperado ocurrió en 2020, cuando el actual presidente Joe Biden, entonces candidato demócrata, rompió con décadas de hegemonía conservadora y consiguió una ajustada victoria, convirtiendo el estado en azul. Este año, los sondeos muestran una carrera aún más reñida entre la actual candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, y el expresidente Donald Trump, quien busca recuperar el terreno perdido. Según las encuestas más recientes, Trump lidera con una ventaja mínima de apenas dos puntos porcentuales, lo que anticipa una batalla feroz por los 16 votos electorales que otorga Georgia.

Gabriel Sterling, director de operaciones de la oficina del secretario de estado de Georgia, expresó su entusiasmo ante la participación masiva, describiendo el hito como un «logro increíble» en sus redes sociales. «¡Lo hemos logrado! Cruzamos la marca de un millón de votantes alrededor de las 11:00 am. Increíble participación. ¡Qué feliz por los condados y votantes! Sigamos así», afirmó Sterling, en un mensaje que también subraya la eficiencia y capacidad logística del sistema electoral del estado.

Un estado en transformación política

La historia electoral reciente de Georgia refleja una evolución demográfica y política que ha captado la atención de todo el país. Atlanta, su capital, se ha convertido en un núcleo metropolitano en expansión, atrayendo a una población diversa y altamente educada, en gran parte procedente de otros estados. Este cambio ha provocado un desplazamiento en las tendencias de votación, particularmente en los suburbios que anteriormente eran feudos republicanos, pero que en los últimos ciclos se han vuelto más competitivos para los demócratas. Esta transformación demográfica y política ha sido fundamental para el sorprendente cambio de color en 2020, cuando Biden ganó por apenas 11.779 votos.

El contexto actual es aún más complejo. Desde la derrota de Trump en 2020, Georgia ha sido el epicentro de un intenso debate nacional sobre la integridad electoral. Tras las elecciones de 2020, el estado fue escenario de múltiples auditorías, recuentos y demandas legales, en gran parte promovidas por Trump y sus aliados, quienes cuestionaron sin éxito los resultados. En respuesta, la legislatura estatal controlada por los republicanos aprobó una serie de reformas electorales que fueron ampliamente criticadas por los demócratas, quienes las tildaron de intentos de suprimir el voto. Estas reformas incluyen, entre otras cosas, nuevas restricciones sobre el voto por correo y los horarios de votación anticipada.

Esta oleada de cambios ha generado una serie de demandas legales, muchas de las cuales están siendo resueltas en los tribunales justo antes de la elección. De hecho, este mismo miércoles, un juez de Georgia invalidó algunas de las nuevas reglas electorales impuestas por la Junta Electoral del estado, argumentando que eran inconstitucionales. Entre las normas anuladas se encontraba la controvertida propuesta de realizar un recuento manual de votos después del cierre de las urnas, una medida impulsada por los republicanos bajo el liderazgo de Trump.

Una elección decisiva

La importancia de Georgia en el mapa electoral no puede ser subestimada. Con sus 16 votos en el Colegio Electoral, el estado es uno de los siete territorios que se considera clave para definir el resultado de las elecciones presidenciales. Tanto Harris como Trump han redoblado esfuerzos en su campaña en el estado, conscientes de que una victoria aquí podría marcar la diferencia en la estrecha contienda nacional.

Lo que ocurre en Georgia es reflejo de una nación profundamente dividida, donde la participación ciudadana ha cobrado un protagonismo sin precedentes. A medida que el 5 de noviembre se acerca, la atención nacional e internacional estará cada vez más centrada en este estado sureño, cuyo papel en la elección del próximo presidente de los Estados Unidos será fundamental.

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