Cambio de cromos en Bruselas: los socialistas aceptarían al candidato de Meloni si el PPE da un «sí» a Ribera
Sánchez tratará de hablar durante el G20 con Von der Leyen para convencerla de que mantenga su apuesta por Ribera y no ceda a a la presión de su partido
El 1 de diciembre era la fecha marcada en el calendario para que la nueva Comisión Europea empezara a andar, pero aún está por ver si eso será posible o hay que posponerlo hasta más adelante. Todas las miradas están puestas en el nombramiento de Teresa Ribera y en el veto que tiene puesto el Partido Popular Europeo sobre la vicepresidenta del Gobierno. Si no la consideraban una ministra digna, mucho menos merece para ellos ser comisaria europea, por lo que no parece fácil que cedan, aunque la partida no ha hecho más que empezar.
Desde que Feijóo maniobró para que el PPE rechazara de inicio votar el nombramiento de Ribera tras su examen en el Parlamento, las conversaciones entre despachos en Bruselas han sido continuas. Los socialistas, a modo de respuesta, paralizaron todas las designaciones pendientes, conscientes de que si salían adelante no tendrían peones con los que negociar. Pero si quedaban nombres por colocar aún en la Comisión, podrían jugar con ellos para conseguir lo que quieren: el «sí» a Teresa Ribera.
La pieza escogida para jugar ha sido la que puso sobre la mesa Giorgia Meloni, persona no precisamente favorita en el entorno de los socialdemócratas. El italiano Raffaele Fitto aspira a convertirse, al igual que Ribera, en vicepresidente de la Comisión, además de responsable de la cartera de Cohesión y Reformas. Como miembro del ECR, Fitto ya inspira recelos en las filas del S&D y muchos apostaban por rechazar su nombramiento, pero el escenario que se ha planteado ahora con el veto sobre Ribera es bien diferente.
Los socialistas están abiertos a aceptar sin miramientos que Fitto sea comisario, pero lo harán solo con la condición de que el Partido Popular Europeo haga lo propio con Ribera. La propuesta está sobre la mesa y son ahora los populares los que tienen el balón en el tejado y deben mover ficha.
No lo harán, sin embargo, hasta por lo menos el miércoles, después de que Teresa Ribera comparezca en el Congreso de los Diputados y dé explicaciones por su gestión en la DANA de Valencia. Esa fue una de las condiciones que impusieron los populares para aceptar el nombramiento de la vicepresidenta del Gobierno y lo mantendrán a rajatabla.
El miércoles también está convocada una reunión en el Parlamento Europeo que puede ser clave para marcar los tiempos de las negociaciones. La Conferencia de Presidentes, con Roberta Metsola a la cabeza, determinará las fecha de la votación de la nueva Comisión en el pleno de la Eurocámara, que se hará con Ribera o sin ella si no consigue el beneplácito del Partido Popular. Pero si no lo hace, el Gobierno español podría verse obligado a proponer otro candidato y acelerar los trámites para que pase su examen al igual que lo hizo Ribera.
Hasta entonces seguirán las negociaciones, tanto en Bruselas como a miles de kilómetros de la capital de la Unión Europea. En Río de Janeiro, coincidirán este lunes y martes Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen durante la cumbre del G20, lugar en el que el presidente espera poder sacar tiempo para hablar con la líder del Ejecutivo comunitario y convencerla para que aguante la presión de su partido y mantenga su apuesta con el nombramiento de Ribera.