Israel bombardea una base de cohetes de Hezbolá por «actividad terrorista» y el Líbano le acusa de violar la tregua
El Ejército israelí ha llevado a cabo este jueves un bombardeo sobre una instalación de Hezbolá en el sur de Líbano, un ataque que se produce apenas un día después de que entrara en vigor el alto el fuego acordado entre Israel y Líbano con la mediación de Estados Unidos. Israel justificó la ofensiva asegurando que había detectado actividad «terrorista» en la base, utilizada por el grupo chií para almacenar cohetes de medio alcance, y que este ataque representaba una amenaza para la seguridad nacional. Sin embargo, las autoridades libanesas han acusado a Israel de violar la tregua en múltiples ocasiones, destacando que el bombardeo y otros ataques posteriores complican la estabilidad y la implementación del acuerdo de alto el fuego.
El acuerdo de cesación de hostilidades, que entró en vigor la madrugada del miércoles, fue aceptado por ambos países tras la intervención de la diplomacia estadounidense, con el fin de frenar la escalada de violencia que comenzó en octubre de 2023. Desde entonces, los enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y Hezbolá se habían intensificado, especialmente en la zona sur de Líbano, lo que llevó a la evacuación masiva de civiles y a la destrucción de muchas localidades. El alto el fuego fue visto como una oportunidad para aliviar la situación, pero las acciones militares recientes han puesto en duda la eficacia de este pacto.
El Ejército israelí, en su justificación, explicó que las fuerzas de Hezbolá seguían operando en el sur de Líbano, lo que ponía en riesgo la seguridad de Israel. En este sentido, el Ejército de Israel ha asegurado que continuará realizando operaciones en la zona para hacer cumplir la tregua, en un claro desafío a la postura libanesa de considerar la violación del acuerdo. Además, en las últimas horas, el ejército israelí ha impuesto restricciones de desplazamiento en el sur de Líbano, imponiendo un toque de queda nocturno que prohíbe los desplazamientos entre las 17:00 y las 07:00 horas del viernes, medida que refuerza las tensiones en la región.
Por su parte, Líbano ha acusado a Israel de continuar con sus acciones militares y de desestabilizar el acuerdo, señalando que el ataque a la base de Hezbolá es una clara violación de las condiciones de alto el fuego. En las últimas horas, dos personas resultaron heridas en la localidad de Markaba por disparos israelíes, lo que ha intensificado la condena de las autoridades libanesas. Aunque el Ejército libanés ya ha comenzado a desplegar tropas en el sur, tal como se estipuló en el acuerdo, el país se enfrenta a un proceso largo y complejo de recuperación tras los intensos bombardeos y la continua presencia de fuerzas israelíes en la zona.
El ataque israelí también ha generado escepticismo entre la población libanesa que ya había comenzado a retornar a sus hogares tras los desplazamientos forzados por el conflicto. En ciudades como Qlaaya, se han organizado celebraciones para dar la bienvenida al despliegue del Ejército libanés, que ha sido visto como un símbolo de normalidad.
Mientras tanto, en Israel, la percepción de inseguridad persiste, particularmente en el norte del país, donde la población teme nuevas agresiones. En localidades cercanas a la frontera con Líbano, como Nahariya, los ciudadanos han expresado su desconfianza ante el acuerdo de alto el fuego, considerando que la tregua no es suficiente para garantizar su seguridad y que el conflicto debería haberse resuelto con una ofensiva más prolongada.
El acuerdo de alto el fuego también implica que las fuerzas israelíes se retiren gradualmente del sur de Líbano, lo que se considera un paso hacia una desescalada, pero con un plazo de 60 días para que las fuerzas libanesas y las tropas de paz de la ONU tomen el control definitivo de la región. La situación sigue siendo incierta, y la continua presencia de Hezbolá y la acusación de Israel de no cumplir con el pacto de paz dejan en el aire las posibilidades de que se logre una paz duradera en la región.
Por su parte, Hezbolá ha declarado que considera una «victoria» la resistencia contra las fuerzas israelíes, a pesar de las bajas sufridas por el grupo, que ha sido duramente golpeado en los últimos meses. La organización, con el apoyo de Irán, sigue siendo una de las fuerzas más poderosas en Líbano y la región, y su capacidad para reorganizarse sigue siendo una amenaza latente.
La tregua, por tanto, parece más frágil que nunca, ya que las violaciones de las partes continúan alimentando un ciclo de desconfianza y violencia que complica las perspectivas de paz en el corto y medio plazo.