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Estación de esquí de Gudari, Georgia, donde se ha producido el incidente

Estación de esquí de Gudari, Georgia, donde se ha producido el incidente

12 personas aparecen muertas en una estación de esquí de Georgia tras envenenarse con monóxido de carbono

El incidente pone en tela de juicio la seguridad en las infraestructuras turísticas de Georgia mientras el país enfrenta tensiones políticas

Doce personas, entre ellas once extranjeros y un ciudadano georgiano, han fallecido en el famoso resort de esquí de Gudauri, Georgia, tras un aparente envenenamiento por monóxido de carbono. Las víctimas, presuntamente empleados de un restaurante indio en el lugar, fueron encontradas en las habitaciones situadas sobre el establecimiento.

Según las primeras investigaciones, un generador eléctrico de petróleo fue activado el día anterior al accidente, tras una interrupción en el suministro eléctrico. Este dispositivo, instalado en un espacio cerrado y cercano a las habitaciones, habría generado una acumulación de monóxido de carbono letal.

El Ministerio del Interior de Georgia ha abierto una investigación bajo la sospecha de homicidio involuntario por negligencia. Aunque se han ordenado autopsias para confirmar las causas exactas del fallecimiento, las autoridades ya han señalado la falta de medidas básicas de seguridad como un factor clave en la tragedia.

La tragedia de Gudauri llega en un momento delicado para Georgia, sumida en protestas masivas por la reciente decisión del gobierno de posponer las negociaciones de adhesión a la Unión Europea hasta 2028. Manifestaciones multitudinarias en Tiflis han sido reprimidas con gases lacrimógenos y cañones de agua, mientras crece el malestar hacia el partido gobernante, Sueño Georgiano, acusado de adoptar políticas pro-rusas y alejarse del camino europeo.

Las tensiones políticas, que se intensificaron tras unas elecciones parlamentarias señaladas por supuestas irregularidades, han puesto al país en una encrucijada histórica. La población exige reformas democráticas y un compromiso firme con Occidente, mientras el gobierno acusa a actores externos de instigar los disturbios.

El sector turístico, vital para la economía georgiana, podría sufrir las consecuencias de este incidente y de la creciente inestabilidad política. Este evento también evoca recuerdos de incidentes previos en los que la falta de regulación y supervisión ha tenido consecuencias fatales, subrayando la necesidad urgente de reformas estructurales en el país.

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