Bayrou enfrenta sus primeras críticas en Francia mientras apura el tiempo para escoger su gabinete
françois Bayrou, el nuevo primer ministro de Francia, ha comenzado a perfilar su gabinete en un contexto político complejo, marcado por la necesidad de buscar apoyo en diversas facciones de la Asamblea Nacional para garantizar la estabilidad del gobierno. Mientras se alista para anunciar su equipo en los próximos días, Bayrou ha tenido que navegar con cautela entre las tensas divisiones políticas del país, enfrentando las críticas tanto de la oposición como de algunos sectores del gobierno.
El primer desafío de Bayrou ha sido la conformación de su equipo, en un momento en que la crisis política y económica amenaza con paralizar las instituciones. En sus primeras reuniones con representantes de los partidos, el primer ministro ha intentado presentarse como un líder que valora la pluralidad política, una actitud que ha sido apreciada por algunas formaciones, pero también rechazada por otras.
Este martes, Bayrou se reunió con varios grupos políticos, incluidos los ecologistas, centristas, comunistas e independientes, con el objetivo de lograr el apoyo necesario para superar la fragmentación política en la Asamblea Nacional. A diferencia de su predecesor, Michel Barnier, cuya administración estuvo marcada por la falta de cohesión, Bayrou está tratando de evitar los mismos errores y atraer a figuras clave de todos los sectores políticos, aunque algunos de estos han estado alejados de la primera línea política en los últimos años.
El primer ministro también ha mantenido reuniones con el presidente Emmanuel Macron, lo que sugiere que el anuncio de su gabinete no se retrasará mucho. La agenda de Macron también está cargada, con una visita a Lyon y una próxima cumbre en Bruselas sobre la Unión Europea y los Balcanes, mientras se prepara para viajar pronto a Mayotte, uno de los territorios más golpeados por la crisis reciente.
Tensión por la crisis en Mayotte
Uno de los principales retos que enfrenta Bayrou es la crisis en Mayotte, una isla francesa en el Índico devastada por el paso del ciclón Chido. A pesar de la gravedad de la situación, Bayrou se mostró obstinado en presidir la sesión del pleno municipal de Pau, su ciudad natal, donde sigue ejerciendo como alcalde. Este acto fue interpretado por la oposición como un ejemplo de su desconexión con las prioridades nacionales, ya que, mientras se debatía sobre los efectos del ciclón, el primer ministro estaba viajando en un avión oficial hacia su ciudad en lugar de enfocarse en las medidas urgentes para Mayotte. Curiosamente, las mismas críticas que enfrenta actualmente Macron, que estaba de viaje en Arabia Saudí cuando Barnier caía como primer ministro a causa de las mociones de censura.
El contraste entre la urgencia de la crisis en Mayotte y las decisiones de Bayrou no pasó desapercibido. La oposición le reprochó no dar la importancia necesaria a la tragedia humanitaria en la isla, la cual es considerada el territorio más empobrecido de Francia. En su defensa, Bayrou explicó que «Pau también es Francia» y aseguró que no permitirá que su nueva función lo aleje de las provincias. Sin embargo, este argumento no logró calmar las críticas sobre su falta de presencia en la crisis.
En paralelo, Bayrou también enfrentó la presión en la Asamblea Nacional durante una sesión de control al gobierno, que se convirtió en un espacio de cuestionamientos sobre su capacidad para gestionar la situación política y económica del país. En solitario, ya que su gabinete aún no está formado, Bayrou respondió a las preguntas de los parlamentarios, confirmando que la oposición no le dará mucho margen. La izquierda y la Agrupación Nacional de Le Pen ya han mostrado su postura crítica, mientras que los republicanos, que cuentan con una importante presencia en la Asamblea Nacional, podrían ser más propensos a negociar.
A pesar de la presión, Bayrou reafirmó su compromiso con su estilo de liderazgo, que se basa en un enfoque de raíz local y regional, algo que le ha valido reconocimiento en su carrera política en Pau. Este estilo, sin embargo, parece estar en conflicto con las demandas de un gobierno nacional que necesita gestionar los retos inmediatos, como la aprobación del presupuesto para 2025 y la reforma de políticas clave en áreas como las pensiones, el poder adquisitivo y los servicios públicos.
La composición del gabinete que Bayrou anunciará en los próximos días será crucial para determinar su capacidad para hacer frente a la crisis política. A diferencia de Barnier, cuyo gobierno fue criticado por estar formado por figuras de menor peso político, Bayrou parece inclinarse por un equipo con experiencia y liderazgo en diversas áreas, lo que podría darle una mayor autoridad y legitimidad para enfrentar los retos del gobierno. Las filtraciones apuntan a que su gabinete incluirá tanto figuras cercanas a él como nombres de peso procedentes de diferentes sectores políticos, lo que podría ayudar a reducir la polarización y asegurar la estabilidad en el gobierno.
Sin embargo, aún persisten muchas incógnitas sobre las medidas clave que tomará Bayrou, especialmente en relación con el presupuesto de 2025. El déficit público de Francia, que se sitúa en un 6,1 % del PIB, y la deuda pública, que alcanza el 112 % del PIB, son temas críticos que tendrán que ser abordados en las próximas semanas. Además, la calificación soberana de Francia fue rebajada recientemente por la agencia Moody’s, lo que añade presión sobre el gobierno de Bayrou para implementar reformas económicas que restauren la confianza de los mercados.
En este contexto, la aprobación de una ley especial en la Asamblea Nacional que prorrogue el presupuesto de 2024 hasta que se adopten las cuentas para 2025 es un paso necesario para garantizar la continuidad del Estado. Esta ley asegura que los servicios públicos continúen funcionando sin interrupciones, lo que es crucial para mantener el orden y la estabilidad en un momento de incertidumbre política y económica.
El proceso legislativo se complica aún más por la fragmentación política en la Asamblea Nacional, que se ha mostrado incapaz de alcanzar consensos en temas clave. La Ley de Continuidad del Estado, que ya ha sido aprobada por la Cámara Baja, pasará ahora al Senado, donde se espera que también sea adoptada sin demasiados obstáculos. Sin embargo, la discusión del presupuesto de 2025, que será la principal prioridad del nuevo gabinete de Bayrou, podría extenderse hasta principios del próximo año, lo que deja poco margen de maniobra para implementar reformas significativas de inmediato.