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Bernardo Graue Toussaint
AnálisisBernardo Graue ToussaintEl Debate en América

La desconfianza de Washington hacia Sheinbaum amenaza la relación de México y Estados Unidos en 2025

Washington acabó harto de las mentiras del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y desconfían abiertamente de la nueva presidenta mexicana

Actualizada 04:30

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, habla durante una rueda de prensa este lunes, en el Palacio Nacional de Ciudad de México

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en el Palacio Nacional de Ciudad de MéxicoEFE

Es de esperar que la nueva Administración de Donald Trump, que inicia el 20 de enero, tenga un alto contenido de tensión retórica (política y diplomática) con algunas naciones, especialmente con sus vecinos México y Canadá, lo que constituye una situación inusitada que debemos de entender desde una nueva perspectiva.

Trump sabe que regresa al Salón Oval de la Casa Blanca en circunstancias diametralmente mejores a las de su primer ejercicio de gobierno (2017-2021), dadas las actuales condiciones políticas, legislativas y jurídicas que, para él, son inmejorables.

Hoy Trump goza de amenazar a diestra y siniestra, porque sabe del hartazgo —en muchos sectores norteamericanos— con algunos temas globales cuyos costes ya no están dispuestos a asumir en Estados Unidos, a saber:

  1. La inmigración incontrolada desde Sudamérica y Centroamérica (cruzando territorio mexicano).
  2. La importación disfrazada de productos de fabricación china introducidos desde México y Canadá.
  3. La impunidad de los sanguinarios cárteles mexicanos para la introducción del letal fentanilo que se ha cobrado más de 250 mil víctimas mortales en Estados Unidos.

Las amenazas arancelarias del presidente electo de los Estados Unidos han sido una de las vías discursivas que, de cumplirse, podrían dañar o echar por tierra uno de los tratados de libre comercio más importantes del mundo (T-MEC) con consecuencias, principalmente para México y Canadá, de magnitudes enormes en materia económica y social.

Trump se ha propuesto dar un nuevo impulso a su engranaje industrial y, parte de ello, pasa por hacer frente a las irregularidades globales del comercio proveniente de China por falsedad de costes de producción; por violación internacional de patentes; por financiamientos gubernamentales irregulares, hasta por su responsabilidad (sin recato alguno) en la producción y comercio velado de precursores químicos que terminan en manos del crimen organizado para la producción de enervantes.

En el caso del tráfico de drogas, Trump ha elevado su retórica al más alto nivel, al asegurar que el día que tome posesión del cargo, declarará a los cárteles de las drogas como organizaciones terroristas y los incluirá en la lista de organizaciones terroristas extranjeras del Departamento de Estado de los EE. UU. (Foreing Terrorist Organizations FTO, por sus siglas en inglés).

Conforme al marco jurídico norteamericano vigente, esa determinación legal le permite al Gobierno de EE. UU. una discrecionalidad inmensa en la aplicación de medidas, que van desde sanciones económicas, embargos, bloqueos comerciales y actividades de espionaje internacional, hasta acciones de fuerza letal (encubiertas o militarmente reconocidas) contra esas agrupaciones o personas que representen ese peligro para la seguridad nacional norteamericana.

Fuentes confiables de Estados Unidos aseguran que Washington acabó harto de las mentiras del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y desconfían abiertamente de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a quien consideran una errática incondicional de su antecesor. Creen que México no se está tomando en serio los riesgos y desafíos que puede representar una mala relación con su vecino del norte.

Desconfían abiertamente de Sheinbaum, a quien consideran una errática incondicional de su antecesor

Una de esas fuentes fue tajante: «Es cierta la inmensa interdependencia binacional, pero en caso de necesitar tomar medidas severas, México tiene muchísimo más que perder que nosotros. Valdría la pena que el Gobierno de México asuma con mayor responsabilidad su papel, más allá de ese falso populismo patriótico que no resuelve de fondo los serios problemas comunes que conjuntamente debemos de enfrentar».

Queda claro que Trump goza de su papel retador y amenazante, pero no debe quedar duda que, de ser necesario, este podría optar por medidas frente a las cuales México no tendría una respuesta efectiva. Para ello, basta ver los nombramientos y los perfiles de los miembros de su próximo Gabinete (incluso su propuesta de embajador en México) para entender que, cuanto menos, Estados Unidos está mostrando músculo a su vecino del sur. El interrogante será si Trump pasa o no a hacer uso de esa musculatura.

La situación mexicana es sumamente compleja: el expresidente López Obrador dejó un nivel de deuda brutal y un presupuesto público sumamente frágil; propició una alta desconfianza por parte de las instituciones financieras internacionales; dejó como sucesora a una líder sumamente dispersa, al mando de un país sumido en un nivel de violencia imparable (200 mil homicidios, 85 por día); un endeble Estado de derecho y un nivel de impunidad escandaloso; con importantes zonas del país bajo el control político y social de los capos de las mafias; un elevado nivel de gasto público en programas sociales populistas y un largo etcétera.

Frente a lo anterior, Trump conoce la importante dependencia e influencia económica binacional de las multimillonarias remesas que los mexicanos radicados en Estados Unidos mandan a su país y que podrían estar en riesgo de producirse la persecución migratoria que este anunciado en las últimas semanas.

Ante la retórica amenazante de Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum ha recurrido al añejo discurso de la soberanía e incluso ha llegado a rememorar parte del himno mexicano que menciona, en una de sus estrofas, «que el cielo, un soldado en cada hijo te dio».

Sheinbaum todavía no ha entendido que si Donald Trump quisiera borrar de la faz de la Tierra a muchos de los cárteles de las drogas podría hacerlo sin necesidad de enviar un solo soldado, ya que existen los drones y los misiles satelitalmente dirigidos, con una eficacia incuestionable. Al tiempo veremos el desarrollo de estas circunstancias. La relación política, comercial, diplomática y de acciones concretas en materia de seguridad entre México y Estados Unido será sumamente compleja. No hay duda.

No deseo terminar mi texto, sin agradecer al diario El Debate por permitirme el honor de participar en sus páginas. Gracias a sus directivos y gracias, sobre todo, a ustedes, muy queridos lectores, a quienes nos debemos. Feliz Año 2025.

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