El autoritario Lukashenko es reelegido presidente y se consolida en Bielorrusia con un polémico séptimo mandato
El líder más longevo de Europa mantiene el poder hasta 2030 en unas elecciones marcadas por denuncias de fraude y represión
Alexandr Lukashenko, ha asegurado su continuidad en el poder tras ser reelegido con el 86,82 % de los votos en los comicios presidenciales celebrados el pasado domingo. Según los resultados preliminares anunciados por Ígor Karpenko, presidente de la Comisión Electoral Central (CEC), el mandatario se mantiene al frente del país por un histórico séptimo mandato. Sin embargo, el proceso electoral ha sido ampliamente cuestionado por la oposición en el exilio y diversas naciones occidentales, que denuncian irregularidades y falta de transparencia.
La oposición, encabezada por Svetlana Tijanóvskaya, señaló desde Varsovia que los esfuerzos por legitimar el régimen de Lukashenko «han fracasado rotundamente». Tijanóvskaya recordó que tanto países como organizaciones internacionales condenaron la validez de los comicios incluso antes de su realización, destacando la ausencia de garantías democráticas.
Resultados controvertidos
Los últimos años han estado marcados por la persecución de opositores y la eliminación de cualquier voz crítica en Bielorrusia. Tras las masivas protestas de 2020, Lukashenko, de 70 años, ha endurecido el control sobre la sociedad civil, con líderes opositores encarcelados o exiliados. En este contexto, el llamado 'Voto contra Todos', la única opción de protesta pacífica propuesta por la oposición, obtuvo el 3,60 % de los sufragios, convirtiéndose en la segunda alternativa más apoyada, por delante de los otros cuatro candidatos que apenas superaron el 4 % en total.
La alta participación anticipada, con la mitad del electorado votando entre el martes y el sábado, también ha sido motivo de sospechas. La oposición denunció que este mecanismo permitió la manipulación masiva de votos, consolidando aún más el poder de Lukashenko.
En una extensa rueda de prensa posterior a su victoria, Lukashenko se mostró desafiante ante las críticas internacionales. «Estamos dispuestos a normalizar relaciones con Occidente, pero ellos no quieren. No vamos a inclinarnos ni arrastrarnos», declaró. Sin embargo, descartó cualquier diálogo con la oposición democrática, la liberación de presos políticos o el regreso de exiliados sin un proceso judicial previo.
Además, el presidente confirmó la pronta recepción de misiles balísticos hipersónicos rusos, denominados Oréshnik, como respuesta al despliegue de misiles estadounidenses en Europa. También reafirmó la permanencia de armas nucleares tácticas rusas en territorio bielorruso, argumentando que el «paraguas nuclear» garantiza la seguridad del país.
El futuro del liderazgo bielorruso
Aunque Lukashenko afirmó que «no es eterno», dejó claro que aún no tiene un sucesor definido. «No quería presentarme de nuevo, son ya 30 años en el poder. Pero no puedo irme todavía», comentó durante su intervención. Pese a descartar que su hijo Kolia, de 20 años, sea su heredero político, algunos analistas consideran que el presidente podría estar preparando el terreno para una transición familiar. «No será una mujer», afirmó tajantemente cuando se le preguntó sobre la posibilidad de que una candidata asumiera el liderazgo del país.
En reacción a los resultados, la Unión Europea ha anunciado la preparación de un nuevo paquete de sanciones económicas contra Bielorrusia, dirigidas a sectores clave como el energético y financiero. Paralelamente, en varias ciudades europeas, la diáspora bielorrusa ha organizado manifestaciones para condenar las elecciones y exigir mayor presión internacional. En Minsk, mientras tanto, las fuerzas de seguridad han incrementado los controles y las detenciones preventivas para evitar cualquier intento de movilización dentro del país.