
Donald Trump presidente de los EE.UU. en una imagen de archivo
Estados Unidos retirará a los militares trans de su Ejército en el próximo mes
Los soldados podrán acogerse a una dispensa «si hay un interés gubernamental convincente»
En los próximos 30 días, Estados Unidos comenzará a retirar del Ejército a soldados trans. «Los miembros del servicio que tengan un diagnóstico actual o historia de, o que exhiban síntomas consistentes con disforia de género serán procesados para la separación del servicio militar», afirmaba un memorando del Pentágono.
Los soldados pueden «ser considerados para una exención caso por caso, si hay un interés gubernamental convincente en retener al miembro del servicio», proseguía el texto. Para poder conseguir la dispensa, los militares deben demostrar que nunca han intentado comenzar un proceso de cambio de sexo.
Igualmente, será necesario que figuren en su historial «36 meses consecutivos de estabilidad en el sexo del miembro del servicio sin disrupción clínicamente significativa o deterioro en áreas importantes del funcionamiento social, laboral u otras».
Acabar con la «ideología transgénero»
La decisión de Trump es la última de las cambiantes políticas norteamericanas sobre el servicio militar de las personas trans. Hasta 2016, durante el segundo mandato de Barack Obama, no se levantó la prohibición de llevar a cabo un servicio abierto.Según la normativa del demócrata, a los trans que estaban ya en servicio se les permitió hacerlo abiertamente, y los reclutas debían comenzar a ser aceptados a partir del 1 de julio de 2017.
En la primera Administración Trump, el republicano postergó la fecha hasta 2018 para acabar de revertir por completo la decisión de su predecesor.
A principios de febrero, otro memorando del Pentágono prohibió a los trans unirse al Ejército y detuvo cualquier tratamiento para personas que ya realizaban servicios militares.
Días antes, Donald Trump firmaba un decreto para terminar con la «ideología transgénero» dentro de las fuerzas armadas. En un discurso dirigido a congresistas republicanos en Miami, subrayó la necesidad de «garantizar la fuerza de combate más letal del mundo», siendo imprescindible erradicar cualquier influencia ideológica que pudiera, en su opinión, debilitar las tropas.