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El presidente estadounidense, Donald Trump, y el primer ministro británico, Keir Starmer

El presidente estadounidense, Donald Trump, y el primer ministro británico, Keir StarmerAFP

¿Qué objetivos busca Starmer en su reunión de este jueves con Donald Trump?

Tras la visita de Macron el viernes, y antes de que Zelenski vaya este viernes, el británico intentará hacer equilibrios para contentar al estadounidense

Este jueves, el primer ministro británico, Keir Starmer, se reunirá con el presidente estadounidense, Donald Trump, en un intento, otro más —Trump ya se reunió este lunes con el presidente francés, Emmanuel Macron— de acercar posturas y buscar una estrategia común respecto a Ucrania y otros temas delicados.

Lo que no estaba sobre la mesa cuando Karoline Leavitt, la portavoz de la Casa Blanca, anunció estas visitas de Macron y Starmer, es que este mismo viernes se va a producir —a falta de confirmación oficial por las dos partes, aunque todo parece encaminado a ello— la visita a Washington del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que cobra vital importancia por ser una parte implicada directamente en el proceso.

Starmer llega a la capital estadounidense con los deberes hechos, después de que este mismo lunes aprobara la mayor subida del gasto en defensa desde la Guerra Fría, esperando alcanzar un 2,5 % del PIB para 2027 y un 3 % para 2029. Pero, más allá de esto, ¿qué espera lograr Starmer en su visita a Washington?

Si algo dejó claro la reunión entre Macron y el mandatario estadounidense este pasado lunes es que Europa y Estados Unidos tienen posturas muy alejadas sobre cómo actuar respecto a Ucrania. Mientras el francés hizo referencias constantes a los acuerdos de Minsk de 2014 y 2015 y mostró una actitud más beligerante hacia Rusia, Trump evitó pronunciarse en esos términos. Además, Macron insistió en que Estados Unidos garantice su respaldo para responder en caso de una nueva agresión rusa, un punto en el que el estadounidense también evitó pronunciarse.

A los líderes europeos les pilló en fuera de juego este acercamiento de Trump a Putin, como se demuestra en las dos reuniones que mantuvieron los líderes europeos como respuesta a la cumbre entre una delegación rusa y otra estadounidense en Arabia Saudí, y Starmer intenta erigirse como la unión entre dos posturas, casi que dos mundos, enfrentadas.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en una rueda de prensa en Kiev

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en una rueda de prensa en Kiev

Si el acercamiento de Trump a Putin fue un shock para los mandatarios europeos, no se queda atrás cuando, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, el nuevo jefe del Pentágono, Pete Hegseth, rompió el consenso de defensa de la posguerra y afirmó que «Estados Unidos ya no estaba principalmente centrado en la seguridad europea». Aquí, Starmer volverá a intentar ser el puente entre ambas posturas.

Los medios británicos anticipan que, en aras de la armonía diplomática, Starmer evitará abordar de manera directa el reciente ataque verbal de Trump contra el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a quien tildó de «dictador» y su afirmación de que ni el presidente francés, Emmanuel Macron, ni Starmer han hecho nada para frenar la guerra.

Una fuente del Gobierno indicaba a The Guardian esta semana que la estrategia del jefe del Ejecutivo de cara a su viaje será no «irritar» a Trump, ya que ello resultaría «contraproducente» tanto para los intereses británicos como para la seguridad de Ucrania y la UE. Según la misma fuente, un elemento clave en el encuentro será que Starmer logre que Trump lo «respete» y que al final de su reunión el presidente estadounidense se sienta «triunfador», y bien sea en Ucrania, comercio o China, salga convencido de que EE.UU. «saca algo de todo esto».

«La relación tiene que ir viento en popa»

Es innegable que la llegada, el regreso, de Trump a la Casa Blanca ha supuesto un terremoto en sus relaciones con Europa. Por ejemplo, este lunes, el futuro canciller alemán, Friedrich Merz, en un discurso en Berlín tras salir vencedor de las elecciones, afirmó que uno de sus objetivos principales es «reforzar Europa tan rápido como sea posible para que, paso a paso, alcancemos la independencia de Estados Unidos». La relación entre el país teutón y el gigante norteamericano se encuentra muy dañada tras los intentos de la Administración Trump de influir en la campaña alemana, con comentarios a favor del partido Alternativa para Alemania (AfD) tanto del vicepresidente JD Vance como del magnate Elon Musk.

Como respuesta a esto, ese mismo día, en la Cámara de los Comunes, Starmer quiso contradecir a su homólogo alemán y recalcar la importancia de una buena relación con Estados Unidos. «Debemos rechazar cualquier elección falsa entre nuestros aliados, entre un lado o el otro del Atlántico. Eso va en contra de nuestra historia, país y partido porque va en contra de nuestro interés nacional fundamental. Estados Unidos es nuestra alianza bilateral más importante. Abarca todo, desde la tecnología nuclear hasta la OTAN. Así que esta semana, cuando me reúna con el presidente Trump, seré claro. Quiero que esta relación vaya viento en popa» expresó el primer ministro británico.

¿Quién garantiza la seguridad de Ucrania?

A pesar de los intentos de Starmer por no entrar en confrontación con Trump, en algún momento tendrán que llegar al debate de quién garantizará la seguridad de Ucrania. Ayer mismo, el estadounidense afirmó que esa es una tarea que corrresponde únicamente a los europeos: «No voy a ofrecer garantías de seguridad que vayan más allá de lo estrictamente necesario. Vamos a dejar que Europa lo haga porque Europa es su vecino de al lado, pero vamos a asegurarnos de que todo salga bien».

Este ha sido el requisito que ha puesto siempre Ucrania de cara a firmar el acuerdo con Estados Unidos para cederle la mitad de sus ingresos procedentes de la monetización de sus recursos naturales. Sin embargo, los borradores del acuerdo revisados por The New York Times no incluían ningún compromiso de seguridad por parte de Estados Unidos. El primer ministro ucraniano, Denís Shimgal, ha insistido en que «no consideran firmar ningún acuerdo sin las garantías de seguridad».

Ayer, la agencia Afp ya informaba que elReino Unido y Francia se plantean crear una fuerza militar europea de menos de 30.000 soldados para garantizar la seguridad de Ucrania. Así que hoy Trump presionará todo lo posible al británico para evitar cualquier responsabilidad en ese asunto, mientras Starmer, haciendo equilibrios, intentará contentar a Trump, mejorar las relaciones bilaterales y evitar que Estados Unidos se desentienda de todo lo relacionado con Ucrania que no sean sus minerales.

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