Carriles de trenzado: qué son y cómo se utilizan

Aunque por el nombre no te suenen, este tipo de carriles los habrás visto un montón de veces, especialmente en las autopistas y autovías. Su función es la de unificar un carril de aceleración y uno de deceleración y es precisamente por ello por lo que se denominan carriles de trenzado.

Se suelen instalar en tramos en los que, por falta de espacio, no es posible construir entradas y salidas independientes. Su longitud efectiva máxima es de 1.500 metros, según ha establecido la normativa técnica. En ellos, circulan vehículos con trayectorias diferentes y distintas velocidades.

Este cruce dentro de un mismo espacio, genera una cierta complejidad a la hora de poder circular para muchos de los vehículos, ya que se producen constantes maniobras de entrada y salida de la vía. Por ello, el riesgo de colisión lateral o por alcance es alto y requiere un extra de atención para el conductor.

Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en el año 2020 hubo 57 accidentes con 87 víctimas en los carriles de trenzado en vías interurbanas, con dos fallecidos, cinco heridos graves y 81 heridos que no necesitaron hospitalización.

¿Cómo utilizarlos correctamente?

Si vas a incorporarte a la vía principal, debes actuar como si fuera un carril de aceleración convencional, respetando la señalización y dando prioridad a los usuarios que ya circulan por ella.

En estos carriles pueden darse conflictos de prioridad, por este motivo la DGT recuerda que según el Reglamento General de Circulación hay dos normas que obligan a ceder el paso, tanto al que se incorpora (artículo 42), como al que cambia de carril (artículo 74.2). Esto significa que ambos conductores se cederán el paso mutuamente.

Si el conductor no desea abandonar el carril trenzado y pretende seguir, este tendrá prioridad sobre aquellos que salen de la autovía o autopista, aunque debe facilitarles en la medida de lo posible su acceso.