Mercado
La débil demanda mundial de coches eléctricos ya afecta a las fábricas españolas de Ford, VW, Seat y Michelin
Las marcas anticipan nuevos convenios laborales para flexibilizar las condiciones laborales en función de la demanda y las ventas
Las mejores escuelas del marketing del mundo entero incluirán en su temario durante décadas el fenómeno del coche eléctrico. Un ejemplo de cómo los gobiernos quisieron reinventar una de las industrias más florecientes del mundo entero sin contar con los verdaderos protagonistas, los compradores, generando un movimiento sísmico de consecuencias difícilmente predecibles.
A día de hoy el coche eléctrico nos deja unas enseñanzas que han costado a los fabricantes y a los gobiernos de medio mundo miles de millones de euros. Por un lado, se demuestra que los compradores son manipulables pero no manejables a su antojo, y por otro, que desde la legislación es posible prohibir, pero no modificar conductas de compra.
El comprador siempre manda
2023 prometía mucho al sector del automóvil. El año arrancaba con Elon Musk de gira por el planeta prometiendo gigafactorías de coches eléctricos a diestro y siniestro para cubrir la creciente demanda de Tesla.
Pero ya en primavera las cifras comenzaban a no cuadrar, con una caída de ventas de coches eléctricos casi dramática tanto en los Estados Unidos como en China, demanda sustituida por un crecimiento de las ventas de coches híbridos.
Mientras los stocks de coches eléctricos terminados se acumulaban en las campas, Elon Musk echaba la culpa a la subida de tipos de interés, que retraen a los compradores de los coches eléctricos.
No quieren pagar más
En paralelo, países como Alemania, China o los Estados Unidos retiran gran parte de las ayudas que estaban dando para la compra de coches eléctricos, con lo que descubren otra lección impagable: los compradores no están dispuestos a pagar de su bolsillo el sobreprecio de los coches eléctricos.
Mientras fabricantes como Mercedes optaban por llevar a cabo una agresiva bajada de precios de sus modelos de batería, otros como Honda detenían o retrasaban sus planes de electrificación y Toyota sacaba brillo de nuevo a su bola de cristal al demostrar que estaba en lo correcto al alargar su programa de coches híbridos y retrasar su completa electrificación.
En 2023 la demanda de eléctricos solo crece según lo previsto en Europa, pero sin olvidar que la demanda de coches en el Viejo Continente aún es un 20 % inferior al 2019, año previo al Covid, y no parece remontar por el momento.
Demanda limitada
Si tenemos en cuenta que España es actualmente el segundo productor de coches a nivel europeo, era cuestión de tiempo que los efectos de esta ralentización de la demanda llegaran a nuestras fábricas.
En este caso Ford ha sido una de las primera afectadas. Ya hace meses que los responsables de la firma confirmaron que la electrificación de Almussafes suponía que sobraba entre un 30 % y un 40 % de la platilla.
En este caso los trabajadores de la factoría ya firmaron un ERE en primavera que afectó a 1.140 trabajadores, casi un 20 % de los 5.700 empleados que tenía entonces. Por lo que los sindicatos hablan de un segundo ERE que podría llegar en el primer trimestre de 2024, todo ello mientras los responsables de la marca han anunciado un retraso en los planes de electrificación de la factoría.
Sólo queda un coche en Almusafes
De hecho, a partir de 2024 Almusafes solo fabricará un modelo, Kuga, y la firma del óvalo no ha confirmado aún cuando se producirán los dos coches eléctricos prometidos, que podrían tardar en llegar hasta 2027.
Un retraso que afecta también a la industria auxiliar de la zona, con cientos de despidos en empresas como Rhenus, Saas o Lear.
Seat es una de las fábricas menos afectadas gracias a la fabricación del Cupra Formentor, uno de los mayores éxitos comerciales que se recuerdan en los últimos años. Pese a ello, la dirección de la firma ya ha confirmado una retraso de seis meses en los planes de fabricación de los dos coches eléctricos del grupo VW asignados inicialmente, el Cupra Raval y el VW ID.2.
Volkswagen y Seat
Volkswagen, por su parte, está sufriendo las consecuencias de ser el ariete del grupo germano en materia de electrificación, pues lógicamente hace ya meses que las cuentas comienzan a no cuadrarle, tal y como explicó a Bloomberg Thomas Schäfer, CEO de la firma, «el negocio actual no será lo suficientemente rentable sin recortes», alarmado por una caída en los beneficios superior al 4 %.
La firma anticipó la puesta en funcionamiento de un plan de bajas dentro de Volkswagen y Audi en Alemania que podría afectar a 20.000 trabajadores, la mayor parte bajas incentivadas o prejubilaciones.
En España Volkswagen ya ha anticipado la negociación de un nuevo convenio colectivo flexible entre los años 2024 y 2026 que incluye 400 bajas en la factoría de Landaben, y una adaptación de turnos y producción a la demanda real del mercado, que actualmente es impredecible.
Thomas llegó a declarar que en condiciones similares otros fabricantes ya habrían cerrado alguna fábrica, algo que intenta evitar la marca.
Como hemos dicho la industria auxiliar no es ajena a la situación, en este caso Michelin ha anunciado más de 1.500 despidos en sus fábricas en Alemania por baja competitividad, cifras que traducidas a España afectarán a unos 176 trabajadores, 150 en la factoría de Vitoria y 26 en Lasarte.