Práctico
¿Qué hubiera pasado en Valencia si la mayor parte de los coches arrasados hubieran sido eléctricos?
Lo sucedido en los Estados Unidos con los coches eléctricos tras el paso de los huracanas Helene y Milton no resulta muy tranquilizador
Los automóviles en Valencia se han convertido en tristes protagonistas de unas imágenes apocalípticas que nadie esperaba ver. Decenas de miles de coches llevan días amontonados en las cunetas de las carreteras y en las calles de pueblos y ciudades como si fueran de juguete.
Juguetes rotos
Si tenemos en cuenta que a partir de una profundidad de agua de 35 centímetros los coches tienden a flotar, y cuando el agua iguala la altura de la rueda el vehículo navega a la deriva, entonces es sencillo entender lo que ocurrió en Valencia.
Se trata de un verdadero desastre en el que los coches fueron la trampa perfecta para miles de conductores, que en muchos casos cayeron en ella cuando trataban de ponerlos a salvo cuando los tenían aparcados en los garajes o en la calle, una absoluta imprudencia que era impensable minutos antes de lo que ocurrió.
Una trampa perfecta
En este caso en El Debate nos hemos preguntado qué hubiera pasado si el parque de vehículos eléctricos fuera mucho más numeroso y hubiera tenido lugar la DANA.
Para encontrar la única experiencia similar habría que ir a Florida, donde el paso de los huracanes Elene y Milton este año volvió a sacar a la luz el problema de los coches eléctricos cuando se sumergen en agua.
Bombas de tiempo
Pero conviene empezar por lo bueno, los coches eléctricos son absolutamente inofensivos en materia de electrocución cuando llueve torrencialmente e incluso cuando se sumergen, sus baterías son 100 % estancas y es absolutamente imposible que ocurra un siniestro por la presencia de agua.
En paralelo también es cierto que los coche eléctricos, al ser mucho más pesados que los de gasolina flotan con menos facilidad, lo que significa que el agua no habría podido moverlos y apilarlos con la facilidad que lo ha hecho con los térmicos.
Por último si nos remitimos a lo ocurrido en Florida con los coches eléctricos sí cabe cierta preocupación, pues aquí los propios bomberos calificaron a estos vehículos como bombas de tiempo. De hecho los bomberos tuvieron que intervenir en varios garajes domésticos inundados días después, pues coches eléctricos que habían estado sumergidos simplemente salían ardiendo espontáneamente.
Es cierto que en los Estados Unidos se trataba de agua salada, que es mucho peor para las conexiones eléctricas, por lo que no es sencillo saber lo que hubiera ocurrido en Valencia, donde el agua era dulce.
Hace ya años que los bomberos de los Estados Unidos recomiendan aparcar los coches eléctricos lejos de casas y de otros automóviles cuando hay problemas de este tipo.
La National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) de Estados Unidos lleva años investigando sobre la reacción de los coches eléctricos frente al agua salada, reconociendo que puede afectar a las baterías más de lo previsto.