César Nombela (1946-2022)
A ciencia y conciencia
Su vida dio mucho fruto y su ejemplo seguirá siempre entre nosotros. Ante su sabiduría y humanidad, sólo cabe descubrirse y agradecer
César Nombela Cano
Microbiólogo, farmacéutico y gran divulgador
Fue alumno predilecto de Severo Ochoa y custodio de su legado. Pero, sobre todo, fue un científico profundamente católico que procuró dar a conocer los avances de la ciencia con un criterio a la luz de los valores que profesaba. Lo hizo tanto en 'ABC' como en la COPE hasta que, en solidaridad con el despido de Juan Pablo Colmenarejo, abandonó la emisora.
Sirvan estas líneas como homenaje y gratitud a César Nombela, al científico, al humanista, al amigo. Sé que otras voces, seguro más legitimadas que la mía, se referirán al profesor Nombela como el guardián del legado de Severo Ochoa, como el gran investigador y científico español.
Yo me limito a escribir como su jefe de gabinete, como testigo de excepción, pues estuve mucho tiempo a su lado y compartí con él, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, incalculables y variadas vivencias. He tenido, por tanto, el gran privilegio de contar con su ejemplo inmediato y directo y, he de confesar, que al rector lo admiré desde que lo conocí. Era muy fácil trabajar para él y era muy enriquecedor aprender de él, pues a pesar de haber vivido contrariedades propias del bregar universitario, siempre sus acciones estuvieron supeditadas a la búsqueda de la concordia y del bien común.
Aunque me cuesta reconstruir situaciones en estos momentos tan difíciles, si algo quiero destacar de César es que era de todos y para todos, no importaban las ideas o las categorías, siempre estuvo limpio de prejuicios, lleno de buena fe y con ganas de acertar en su misión. Decía mucho de él, su pasión por Carriches, el pequeño pueblo toledano que le vio nacer y que tuvo el acierto de nombrarle hijo predilecto. Era también un hombre entregado, en cuerpo y alma, a su familia y en especial a su amada esposa, Nohely. Qué unidad y entereza demostraron en la despedida de su nietecito a los pocos meses de nacer. O su inmensa generosidad durante la pandemia, poniendo a disposición de la sociedad española sus conocimientos. Actitudes, sin duda, propias de personas creyentes.
Pero más allá de sus aportaciones científicas, su capacidad expositora, sus artículos, o más allá de nuestra relación de trabajo y amistad, vi en él un hombre bueno, dialogante, hospitalario y conciliador. Diligente, puntual, de buen gusto. Siempre atento, siempre leal y comprometido. De ahí, que, a parte de su gran trayectoria y obra intelectual, fueron sus férreos valores y principios, los que le hicieron llegar a puestos de gran responsabilidad, dentro y fuera de España, y por los que se ganó el respeto y la admiración de de todos.
Durante años tuvo en la COPE, en «La Linterna» de Juan Pablo colmenarejo, una sección en la que analizaba los avances de la ciencia desde el punto de vista de la Fe. Fue un programa ejemplar del que aquella COPE se desprendió cuando despidió a Colmenarejo.
Su vida dio mucho fruto y su ejemplo seguirá siempre entre nosotros. Ante su sabiduría y humanidad, solo cabe descubrirse y agradecer. Ante su recuerdo, aún conmovedor, quisiera esperar, parafraseando unos versos de Shakespeare, «que todo el bien que pudo hacer e hizo, no queden enterrados con sus cenizas». Descanse en Paz.
- Fernando Saavedra fue director de gabinete de César Nombela en la UIMP desde 2012 a 2017