Fundado en 1910
Carlos alberto montaner

EFE

Carlos Alberto Montaner (1943-2023)

En nombre de la libertad de Cuba

Dotó de poderío intelectual a la oposición anticastrista y a todos los que en Latinoamérica luchaban contra las manipulaciones de la izquierda

Carlos alberto montaner
Nació el 3 de abril de 1943 en La Habana (Cuba) y falleció el 30 de junio en Madrid mediante eutanasia, según se desprende de un comunicado emitido por su familia

Carlos Alberto Montaner Suris

Estaba aquejado de una enfermedad neurodegenerativa desde hace algún tiempo. Autor prolífico, incansable columnista en numerosos medios de prensa, galardonado con numerosos premios, ejemplificó la figura del intelectual comprometido con la libertad y la democracia.

El compromiso de Carlos Alberto Montaner para con la libertad de Cuba fue precoz: siendo un adolescente, protestó contra el régimen de Fulgencio Batista, lo que le impulsó a apoyar, en un primer momento, la revolución encabezada en 1959 por Fidel Castro y sus secuaces. Sin embargo, pronto se dio cuenta –otra muestra de precocidad–, junto a muy pocos, de que los nuevos amos del país no venían a establecer una democracia, sino una dictadura muchísimo más feroz que la derrocada.

Montaner obró de forma coherente, empezando a rebelarse en 1960 a través de actividades clásicas de protestas a las autoridades comunistas, de forma mentirosa, otorgaban rango de «terrorismo», una desmesura verbal que confirmaba la naturaleza totalitaria del castrismo.

Montaner la padeció en sus propias carnes: a finales de ese fatídico 1960, segundo año de dictadura, fue detenido y condenado a 20 años de cárcel pocos meses después. Empezó a cumplir la pena siendo ya padre –de la columnista Gina Montaner, luego llegarían otros dos hijos–, por lo que pronto pensó en una fuga que se consumó con éxito al cabo de pocas semanas. La protección de la embajada de Honduras, en cuya sede había logrado refugiarse, le permitió salir de Cuba y afincarse, como tantos compatriotas suyos, en Miami, donde ya estaba su familia.

Sin embargo, Montaner no era uno más del pelotón: con dotes intelectuales y proyección de liderazgo, se licenció en Literatura y partió en 1966 a Puerto Rico para impartir clases en la Universidad. Su siguiente y duradero destino –más de medio siglo– destino fue el Madrid de los últimos estertores del franquismo y el de la Transición. En esa época se consolidaron unos valores liberales, que fueron el hilo conductor de su obra y pensamiento y en los que fue educado, como señala, en conversación telefónica con El Debate, el economista cubano exiliado en España Elías Amor, que le ha tratado durante 33 años y actual presidente de la Unión Liberal Cubana, fundada por Montaner.

«De su obra», señala Amor, «destaco la gran cubanía de sus escritos: es una persona que ha estado fuera de Cuba prácticamente toda su vida; y, sin embargo, la ha llevado siempre en su corazón. Siempre hablábamos de Cuba. Somos cubanos, no lo podemos evitar. Esa es la definición que daba Guillermo Cabrera Infante y a todos nos llega en algún momento sentirnos así». Junto a esa cubanía, destaca también esa «defensa de la libertad, ese deseo de que Cuba fuera un país democrático y libre».

En esa senda se enmarcan libros «Viaje al corazón de Cuba» -enriquecedor ensayo sobre la realidad de la isla a finales de los noventa, «Historia de Cuba en una lección». Mas la influencia de Montaner trascendía su tierra natal; junto a Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa sacudió el debate público con «Manual del perfecto idiota latinoamericano» y «Fabricantes de miseria», en los que se desmenuzan las hipocresías, manipulaciones y fracasos de la izquierda en el mundo de habla hispana yen Brasil. Su lectura, o relectura, es hoy más necesaria que nunca.

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