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19 de septiembre de 2024

Franz Beckenbauer, en una imagen de archivo

Franz Beckenbauer, en una imagen de archivoGTRES

Franz Beckenbauer (1945-2024)

El líder del equipo, desde atrás

Futbolista alemán y leyenda del fútbol, su manera de jugar supuso toda una innovación para su deporte. Ganó la Copa del Mundo como jugador y entrenador, además de tres Copas de Europa seguidas

Franz Beckenbauer, en su etapa de jugador, época en la que se convirtió en toda una leyenda del fútbol
Nació en Múnich (Alemania) el 11 de septiembre de 1945 y murió el 8 de enero de 2024

Franz Beckenbauer

Futbolista

Fue uno de los mejores futbolistas de la historia y paradigma de la posición de líbero. Ganó un Mundial con Alemania, tres Copas de Europa con el Bayern de Munich y dos balones de oro

Ha sido, sin duda, uno de los más grandes jugadores de fútbol de la historia. Gracias a él, la selección alemana y su equipo, el Bayern de Munich, llegaron a la cumbre. Le llamaron Káiser porque Führer sonaba feo. Era el indiscutible líder del equipo, aunque jugaba de defensa.

Su fama trascendió los límites habituales del fútbol. Lo retrató Andy Warhol, cuando jugaba en Nueva York, junto a Pelé. En una biografía de Heidegger se cuenta que Beckenbauer era su futbolista favorito, lo califica como «brillante, invencible».

Era alto, elegante, jugaba con facilidad, como si estuviera en un entrenamiento; siempre, con la cabeza alta, para otear el horizonte y elegir la mejor solución. Sabía defender, por supuesto, y regatear y hasta tirar a puerta, pero lo suyo era salir con el balón dominado y dar el mejor pase posible.

Ésa es la gran revolución que trajo al fútbol: un defensa central –o líbero, como se quiera– que, desde atrás, armaba todo el juego de su equipo. No era un malabarista del balón, como los brasileños, pero muy pocos podían competir con él en la inteligencia, la visión del juego. Se ha dicho que no miraba al balón: no lo necesitaba, lo sentía, en el pie.

Lo cuenta José Luis Garci con una metáfora musical: «Por primera vez, las sinfonías no se escribían en el papel pautado del medio terreno sino más atrás, desde el área propia. Es decir, donde había más tiempo para pensar y se pensaba –se creaba– antes».

Definió su estilo Johann Cruyff, su rival, en el campo: «Era un jugador ofensivo que jugaba de defensa». A partir de él, todos los equipos han buscado un defensa central que sepa salir con el balón jugando, sin dar un patadón. Muy pocos se han acercado a su virtuosismo.

De los futbolistas actuales, sólo me recuerda un poco su estilo Kroos, por sus pases largos de increíble precisión. Los más viejos conocemos un claro precursor suyo: José Emilio Santamaría, defensa central del Real Madrid en las primeras Copas de Europa, ya lo hacía. Se lo comenté a él, hace poco, y me confirmó que el propio Beckenbauer ya se lo había dicho.

Sus datos son impresionantes. Individualmente, dos Balones de Oro (1972 y 1976): el primer defensa que lo conseguía. Nadie discutió que France Football lo incluyera, como defensa central, en su selección del mejor equipo de la historia.

Llevó a la gloria a sus equipos. Al Bayern de Munich, que lo fichó con sólo 14 años. Con él, ganó cinco Bundesligas y tres Copas de Europa seguidas, de 1974 a 1977. Una vez retirado, fue Presidente y Presidente de Honor del club.

También, a la selección alemana. En el Mundial de México, se hizo famosa su fotografía, jugando con un brazo en cabestrillo, cubierto de esparadrapos. Fue el líder del equipo que ganó la Eurocopa de 1972. Con él, como jugador, ganó el Mundial de 1974, derrotando a la naranja mecánica holandesa de Cruyff, con su fútbol total. Como seleccionador, volvió a ganar el Mundial, en 1990. (Sólo comparten con él esta hazaña el francés Deschamps y el brasileño Zagallo, que ha muerto hace tres días).

Sus últimos años no fueron felices. Su agente Schwann, «el señor 20 %», lo convirtió en una máquina de ganar dinero y tuvo serios problemas fiscales. Quizá por eso se fue al Cosmos de Nueva York, con Pelé. También levantó polémicas al admitir que él, como sus compañeros de selección, se inyectaban su propia sangre y recibían dudosas ayudas vitamínicas.

En aquel mítico Bayern, sus compañeros fueron el goleador Torpedo Müller y el agilísimo portero, el gato Sepp Meier. Definió éste su juego, como un milagro: «Parece caminar sobre las aguas».

Por su estado de salud, no pudo despedir a Pelé, hace un año. Ya está con él, para siempre, en el Olimpo de los mejores: don Alfredo Di Stéfano, Maradona, Cruyff, muy pocos más… De ellos, Beckenbauer es el único defensa.

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