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Nicholas Daniloff

Nicholas Daniloff

Nicholas Daniloff (1934-2024)

Protagonizó el último enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética

Corresponsal en Moscú, el KGB sospechó sin pruebas que poseía documentación confidencial: Reagan y Gorbachov lograron apaciguar el escenario

Nicholas Daniloff

Nicholas Daniloff

Nació en París, donde su familia estaba exiliada, el 30 de diciembre de 1934 y falleció en Cambridge (Massachussets)el 17 de octubre de 2024

De educación cosmopolita, optó por la nacionalidad estadounidense, formándose en la Universidad de Harvard y decantándose por el periodismo: lo ejerció en United Press International entre 1959 y 1980 y a partir de ese año por cuenta del del Us News & World Report.

El calvario de Nicholas Daniloff, corresponsal en Moscú del Us News & World Report comenzó el 30 de agosto de 1986. Aquel día, según relata The New York Times, «después de recibir una llamada en su apartamento de Moscú, Daniloff se reunió con un amigo ruso de confianza y también fuente, Misha, en un parque para una conversación de despedida. Le dio a Misha varias novelas de Stephen King, y Misha le dio un paquete sellado que supuestamente contenía recortes de noticias de una república soviética y algunas fotografías que dijo podrían ser útiles».

Al despedirse, una furgoneta se detuvo junto a Daniloff. Del vehículo salieron varios hombres le esposaron, le arrastraron al interior del vehículo y le llevaron a la prisión de Lefortovo, un centro de tortura del KGB, donde un oficial asumió la orden de arresto. Como escribió posteriormente el protagonista en su medio, «sin amigos ni asesoramiento legal me sentía cada vez más vulnerable» y también «sentía que estaba cavando mi propia tumba cada vez que abría la boca».

Más allá de la dramática situación que padecía el periodista, su caso acaecía en un momento en el que las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética experimentaron el primer repunte de tensión desde la llegada, un año antes, de Mijail Gorbachov al mando de un país que, si bien empezaba, lentamente, a caerse a pedazos, conservaba influencia planetaria y poderío militar. Además, ocurría apenas un año después de la primera cumbre entre Gorbachov y Ronald Reagan, celebrada en Ginebra, y menos de un mes antes de la siguiente, cuya sede sería Reikiavik. Bien es cierto que la detención de Daniloff fue la respuesta de Moscú a la de Guenadi Zajárov, un oscuro funcionario de la embajada soviética ante Naciones Unidas, que no gozaba de inmunidad diplomática.

Motivos suficientes para que la liberación de Daniloff se convirtiera en un objetivo prioritario para Estados Unidos. Y cuanto antes, mejor. En la Casa Blanca surgieron rápidamente dos bandos: el de los partidarios de una línea dura, encabezado por el almirante John Poindexter, asesor de Seguridad Nacional y el de los más proclives a una negociación diplomática, cuyo referente era el secretario de Estado George Shultz. Este último terminó ganando el pulso.

Como recuerda James Mann en The Rebellion of Ronald Reagan, «Shultz y [Eduard] Shevarnadze [su homólogo soviético] elaboraron un plan en Nueva York, orquestado en varias etapas. La primera: repatriación de Daniloff hacia Estados Unidos; la siguiente: Zajárov se declararía inocente antes de ser expulsado de Estados Unidos». Tampoco hay que obviar los esfuerzos apaciguadores de ambos mandatarios: mientras Reagan dio garantías a Gorbachov de que Daniloff no era agente de la CIA, el soviético aseguró que no había ordenado su detención. La cumbre de Reikiavik ya no estaba en peligro al haber ambas partes salvado la cara. Sin embargo, precisa Mann, «el desenlace supuso un punto de inflexión para Reagan en su política soviética y en sus relaciones con sus apoyos conservadores», que se distanciaron de él para siempre.

Daniloff, por su parte, pudo demostrar, ya en libertad, que ni era agente —Zajárov, sí— ni poseyó nunca documentos confidenciales. Después de esas tres semanas agitadas, se reincorporó a su medio por un tiempo, antes de optar por la vida académica en la Northeastern University, de cuya Escuela de Periodismo fue director. De origen ruso, era nieto del general Yuri Danilov, jefe de operaciones en el Estado Mayor Imperial entre 1914 y 1916. Entregó todos los archivos de su abuelo a la Universidad de Harvard, en la que se formó.

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