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HorizonteRamón Pérez-Maura

Piedras contra nuestro tejado

En línea con la aberrante corrección política, se insta a los funcionarios de las instituciones europeas a no felicitar la Navidad, sino las «fiestas». A mi nadie me felicita las fiestas de carnaval, afortunadamente. Quienes me conocen saben que si me felicitaran esas fiestas, les mandaría a hacer gárgaras

Actualizada 02:39

El Debate publicaba ayer un estremecedor documento de la comisaria europea de Igualdad, la socialista maltesa Helena Dalli. Es un documento que lleva la llamada «corrección política» hasta extremos aberrantes. Esta señora ha preparado un documento para instruir a los funcionarios de la Comisión Europea sobre cómo hacer una comunicación «igualitaria». Y, entre otras cosas, establecía la prohibición de empezar las intervenciones con un «señoras y señores», ladies and gentlemen en la versión original. Debería ser «ciudadanos». Lo que es un disparate mayor, porque un comisario o un funcionario pueden dirigirse a una multitud en la que todos sean señoras y señores –siendo generosos con el uso del término– pero puede haber muchos que no sean ciudadanos de la Unión Europea, por más generosos que se quiera ser en el uso de los términos.

En línea con esta aberrante corrección política, se insta a los funcionarios de las instituciones europeas a no felicitar la Navidad, sino las «fiestas». A mi nadie me felicita las fiestas de carnaval, afortunadamente. Quienes me conocen saben que si me felicitaran esas fiestas, les mandaría a hacer gárgaras.

Union of equality

Esto no es un documento de la Comisión Europea. Pero sí una directriz de una comisaria que, como tal, es miembro de la Comisión Europea. El pasado lunes tuve el privilegio de almorzar en Madrid con el vicepresidente de la Comisión Europea y antiguo portavoz de esa institución Margaritis Schinás, al que Paneuropa España entregaba el XVII Premio Otto de Habsburgo. Conocedor de este documento, yo pregunté a Schinás sobre cómo la Comisión puede publicar textos tan ideologizados que pueden hacer tanto daño a la construcción europea. Él se manifestó tajante: «Ése no es un texto de la Comisión. Yo no lo he rubricado ni lo conozco. Será de la comisaria que lo firma, pero no del Colegio de Comisarios».

Sin duda es una obra de la comisaria Dalli, pero lo que hay que tener presente es el daño que los miembros de la Comisión Europea hacen, individualmente, al proyecto europeo cuando minan su construcción con documentos como el que está en cuestión y ayer por la tarde fue oficialmente retirado. La copia que yo recibí estaba titulada #UnionOfEquality , «#UnióndeIgualdad», y llevaba como subtítulo European Comission Guidelines for Inclusive Communication, «Guías de la Comisión Europea para una comunicación inclusiva». Yo creo a mi admirado Schinás y, de hecho, la Comisión ha forzado la retirada del papel, pero es innegable que no se puede pretender que la ciudadanía –aquí sí, la ciudadanía, no señoras y señores aunque también lo sean– distingan entre lo que son documentos oficiales de la Comisión o simplemente de los comisarios.

Pobre Europa. Así no hay manera. Tiramos piedras contra nuestro tejado.

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