¿Le compraría usted un coche usado a Sánchez?
Este Gobierno es un aliado muy fiable para EE. UU.: los papeles secretos de la OTAN que maneja el Ejecutivo socialista acaban casualmente en su prensa afín
El periódico coruñés en que empecé de chaval tenía un director de leyenda, que pasaba por ser el summum de la astucia. Su método era similar al del sencillo jardinero que encarna Peter Sellers en la encantadora comedia Bienvenido Mr. Chance. El personaje de aquella política acaba metido en la más alta política estadounidense y todos le piden consejo con complejas preguntas. Él responde con simplezas, del tipo «en primavera todo reverdecerá», que son saludadas como genialidades por la crema de Washington. Nuestro director operaba igual. Cuando el impetuoso editor del periódico lo interrogaba sobre cualquier problema, él daba una profunda calada a su puro, reflexionaba un instante en un enigmático silencio, y a continuación respondía lacónico: «Hay que esperar». De manera indefectible, tal perogrullada era saludada por sus oyentes como el colmo de la inteligencia táctica, hasta el punto de que su apodo era «El Jugadas».
Me he acordado de aquel hábil director porque se trataba de un gran escéptico sobre el llamado «periodismo de investigación». Cuando el pedrojotismo lo empezó a poner de moda (acertando en dos de cada cinco «exclusivas»), comenzaron a presionarlo para que se sumase a esa nueva y audaz línea de trabajo. En su respuesta sacó a pasear su socarrona ironía gallega: «¿Periodismo de investigación? ¡Pero si aquí no investiga ni la Guardia Civil!».
En las décadas que llevo ya como gacetillero he visto contados casos en los que un periodista logra una exclusiva investigando un tema de manera exhaustiva y contra viento y marea. Todo es mucho más sencillo: una fuente, que tiene unos intereses concretos, simplemente le pasa al medio una información que le conviene que se divulgue. Los gobiernos, los partidos, los fiscales y algunos jueces figuran entre los grandes filtradores enmascarados.
El periódico afín al Gobierno de Sánchez ha publicado este miércoles una sonada exclusiva, fechada en Kiev y Madrid. Han accedido a documentos privados de la OTAN, con sellos de «confidencial», relativos a la crisis de Ucrania y que contienen importantes revelaciones. ¿Cómo han conseguido la información?
Una posibilidad es que un intrépido reportero de ese periódico haya penetrado en el inexpugnable cuartel general de la OTAN en Bruselas, y una vez allí, revolviendo en sus papeleras se encontró los documentos. Parece muy probable, ¿no?
Otra opción, también verosímil, es que hayan accedido al material en Kiev, donde supongo que el que autodenominado «periódico global» será un medio de referencia, con muchísimas fuentes ávidas de pasarles en cualquier tasca los documentos secretos de la Alianza Atlántica sobre la crisis con Rusia.
Por último, existe una posibilidad remota, que por supuesto descartamos de plano, pues tenemos la mejor opinión de Sánchez. Se trataría de la hipótesis de que la Moncloa, que otorga un trato preferente a ese periódico y constantemente le pasa informaciones que niega al resto de los medios, hubiese tenido el cuajo de entregarle en mano la documentación privadísima de la OTAN, tal vez como un modo de pasarle una factura a Biden por sus desplantes a Sánchez.
Es cierto que solo el Gobierno disponía de ese material en España. Pero todos sabemos de la pulcritud de Sánchez con las buenas prácticas y de su respeto y el de Podemos a sus compromisos con las potencias occidentales. Así que no seamos malpensados. Los documentos llegaron al «diario global» merced a una portentosa investigación, que hace palidecer a Woodward, Bernstein y hasta al mismísimo Ramírez.
Vamos a plantear como colofón una pregunta que no tiene fácil respuesta, pues la liza está muy disputada: ¿a quién le compraría usted un coche usado: al Pequeño Nicolás, a Boris Johnson o a Pedro Sánchez? Reconozcan que cuesta elegir… La diplomacia y la inteligencia estadounidenses se desayunaron el miércoles topándose en la portada del diario prosocialista de Madrid los documentos de lo que se habla en el seno de la OTAN, sumida en la mayor crisis de su historia. Imagino que lo sucedido habrá animado a Biden a seguir prodigando un trato preferencial a Sánchez y su Gobierno de socialistas y comunistas chavistas. No hay como un socio fiable. Una persona de palabra, a la que le comprarías un coche usado con los ojos cerrados.
(PD: ¡Vaya gamberrada y que desdoro para el prestigio diplomático de España!).