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El astrolabioBieito Rubido

El valor de un voto

Un solo voto puede aprobar o derogar una ley. Un solo voto puede darle el Gobierno a un partido o a otro

Actualizada 04:51

El valor de un voto, del que Lincoln decía que es más fuerte que una bala de un fusil, se ha puesto de manifiesto ayer. Cuando vuelvan a convocarlo a votar, hágalo. Su papeleta vale mucho. Un solo voto puede aprobar o derogar una ley. Un solo voto puede darle el Gobierno a un partido o a otro. En este diario podrán leer ustedes rigurosa información y análisis oportuno sobre la extraña jornada de este jueves en el Congreso de los Diputados, donde el maquillaje a la reforma laboral de Rajoy se sometió a la votación de aquellos que representan a la soberanía popular. Ha salido adelante, al menos de momento, por un voto incorrectamente emitido, y, para algunos, incorrectamente contabilizado. Hasta que se aclare la Mesa del Congreso, creo que tenemos que esperar a la solución definitiva. Mientras se alcanza un acuerdo, yo quiero detenerme en el valor de un solo voto: el suyo o el mío. Implica la capacidad que el ciudadano tiene para ejercer su poder. Si se hace uso de él, es el instrumento con el que podemos enderezar o torcer el buen Gobierno de un país. Cuando no se ejerce ese derecho, estamos permitiendo que nos gobiernen los peores. En cualquier caso, un voto, el suyo o el mío, valen igual, pero cada uno de ellos puede desequilibrar la balanza. Fíjense en el voto de Alberto Casero, que parece estar en el limbo. Ese único voto puede cambiar nada menos que la promesa más reafirmada del Gobierno social-comunista. Así pues, la próxima vez que toque, no deje de votar: nunca se sabe hasta dónde puede llegar la influencia de ese sufragio.

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