A Pablo Casado, que no necesita mi consejo

Vaya por delante que yo creo que lo inteligente y lo oportuno es que el PP alcance un acuerdo con Vox. Creo que los populares deben tener más fe en sí mismos, en su discurso, y no pueden comprar la matriz mental de la peor izquierda de este país en muchos años. ¡Están el PSOE, Podemos y Sánchez para dar lecciones! ¡Hasta ahí podíamos llegar! Son los propios votantes del PP los que se irritan porque se trate de comparar a Vox con los partidos antisistema que apoyan al actual Gobierno socialcomunista. En Europa hay Gabinetes que poseen la sensibilidad política del partido de Abascal; por ejemplo, Polonia o Hungría. Lo que no hay en la UE son Ejecutivos en los que se guarezcan comunistas. Portugal siempre contó con un Gobierno monocolor socialista, que para mayor virtud baja los impuestos. Por tanto, voy a defender a Pablo Casado, a quien tanta gente trata de aconsejar en estos momentos. Yo no voy a ser menos. Ya lo he hecho reiteradamente. Creer que Vox le puede restar posibilidades de ganar en Andalucía o en las próximas generales es un error. Una trampa que le ha tendido la izquierda, pero que parece comprar por momentos el líder popular. Sin embargo, quiero insistir en que la única alternativa razonable en estos momentos a Sánchez es Pablo Casado, a quien adornan más virtudes que los defectos que quieren endosarle quienes, como siempre, crean la contrafigura del líder de la derecha. Ocurrió con Fraga, con Aznar y con Rajoy. Las terminales de la izquierda esculpen un perfil falso y la derecha de la calle lo compra. Casado tiene que gobernar un partido amplio, lleno de sensibilidades y corrientes internas, cuyas siglas acogen desde liberales y casi socialdemócratas hasta derecha muy conservadora, pasando por democristianos. Los líderes se hacen en momentos como este, con decisiones arriesgadas, y Casado está en la encrucijada. Pero seguro que acertará.