Lo que quieren los españoles

Lo que quiere al menos la mitad de la sociedad española es que concluya el tiempo del peor Gobierno de la democracia, que no es otro que el que preside Pedro Sánchez. Por eso había tanto disgusto entre la base sociológica del centroderecha cuando explotó la crisis interna del PP. Eran muchos lo que veían perdidas sus esperanzas de un relevo democrático, en el juego de la alternancia, del dúo socialcomunista que de manera tan abrasiva está tomando decisiones sobre nuestras vidas. Había cundido la desmoralización. Parecía que el PP no podría recuperarse de una guerra civil. Todavía sonaban los ecos de la explosión incontrolada de UCD, una de las mejores ideas de política española de la última mitad de siglo. Por eso, a medida que van pasando los días y se va vislumbrando la capacidad que los partidos tienen de regenerarse internamente y asoma alguna solución al guirigay montado, esos españoles que están dispuestos a votar para que Sánchez no siga comienzan a percatarse de que hay tierra a la vista en la inmensa y oceánica soledad ideológica y de liderazgo en que está sumida la principal fuerza de la oposición. Hay mucho trabajo por delante, aunque solo sea para desmontar todas las aberraciones de un Gobierno que –hay que insistir en ello una y mil veces– está formado por socialistas y comunistas y cuentan con el apoyo de golpistas y filoterroristas. Caso único en Europa y que no puede prolongarse por más tiempo. El PP en este momento es un problema, pero lo es porque podría frustrar la voluntad de una mayoría social que quiere corregir a fondo al sanchismo. Por eso se necesita al frente del principal partido de centroderecha a alguien que logre ganarle las elecciones al PSOE. Ese es su principal objetivo.