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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Copito de nieve

Ada Colau dice que en Barcelona no hay lugar para el monumento a un gorila que procede de una colonia española. Un ser único pasará al olvido por esta pobre y desalmada separatista-podemita

Actualizada 04:04

Se dice que la juventud española ignora que existió la ETA, que no sabe que fue una banda terrorista vasca y si preguntan a muchos por Miguel Ángel Blanco responden que sería un futbolista. De ahí que merezca la pena informarles un poco, incluyendo entre los desinformados a la señora o señore Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.

En 1777 se estableció la colonia de la Guinea Española, en el golfo de Guinea. Constaba de dos territorios. El continental, con Río Muni y las islas de Elobey Grande, Elobey Chico y Corisco, y el insular, con Fernando Poo y Annobón. Selvas y plantaciones de cacao. A principios de los años 60, la colonia de la Guinea Española se dividió en dos provincias, con todos los derechos del resto de las provincias españolas, como Madrid, Barcelona o Sevilla. En 1968, se independizaron de España y se fundó la República de Guinea Ecuatorial, cuya Constitución le fue encomendada por el primer presidente, el asesino Macías, al prestigioso abogado español Antonio García Trevijano. El pago consistió en un alto porcentaje de la filatelia emitida en el nuevo país. El actual presidente, Teodoro Obiang Nguema, que se formó militarmente en la Academia General Militar de Zaragoza, sobrino de Macías, dio un golpe de Estado, fusiló a su tío y todavía se mantiene en el poder.

En 1966, en la provincia española de Río Muni –no colonia–, se autorizó en la selva de Niabesán una cacería de gorilas que hacían estragos en las plantaciones de los indígenas «fang». Uno de ellos, Benito Manié, se encontró con el cadáver de una gorila abatida a la que se abrazaba su hijo, un pequeño gorila albino. Una rareza jamás vista hasta esa fecha. Y Benito Manié se lo ofreció, a cambio de 20.000 pesetas a Jordi Sabater Pi, barcelonés, y responsable de un centro de adaptación de animales en Ikunde, a pocos kilómetros de Bata, capital de la provincia de Río Muni. Ya en 1966, Copito de Nieve, el gorila blanco, fue portada de casi todas las publicaciones científicas del mundo, y en tres ocasiones del National Geographic Society. El gorila blanco español se hizo famoso. Ada Colau, aunque sea muy mona, no ha sido portada jamás del National Geographic, y ahí puede radicar el motivo del encono, sin «ñ».

El gran Zoo de Madrid era un proyecto, y el fabuloso Zoológico de Barcelona, situado en una esquina del Parque de la Ciudadela, una realidad. Sabater Pi había sido funcionario del Ayuntamiento barcelonés, y se lo cedió al Zoo de su ciudad después de rechazar una oferta de tres millones de dólares por el ejemplar de gorila blanco, al que habían bautizado los «fang» como Nfumu, que se traduce por «el Blanco». Fue en el Zoo donde Nfumu fue rebautizado con la cursilería de Copito de Nieve, en contra de la opinión de Sabater Pi.

Desde 1968, Copito de Nieve se convirtió en el barcelonés más popular del mundo. En mi caso, cada vez que visitaba Barcelona, acudía al Zoo a rendirle pleitesía. Un gorila portentoso, que doblaba en tamaño y fuerza al resto de los gorilas, y se comía los plátanos como si fueran pipas. Más de cuarenta visitas culminé a Copito de Nieve, una joya única de la naturaleza.

A su muerte se pensó en naturalizarlo. Y no tengo noticias al respecto. Recientemente, se proyectó erigir un monumento en su honor e instalarlo en el Parque de la Ciudadela, pero Ada Colau lo ha rechazado. Dice que en Barcelona no hay lugar para el monumento a un gorila que procede de una colonia española. Un ser único pasará al olvido por esta pobre y desalmada separatista-podemita. Porque además, Copito de Nieve no procede de una colonia española, sino de una provincia española, que eso era Río Muni cuando fue salvado de una muerte segura en las selvas de Niabesán.

Copito fue un barcelonés adoptivo mucho más importante y rentable para Barcelona que Ada Colau. Fue uno de los mayores atractivos turísticos de Barcelona, junto a la inconclusa Sagrada Familia de Gaudí y la Reales Atarazanas, con su impresionante colección de falúas y escampavías procedentes del Patrimonio Real Español. Aplicó la Colau la moral del siglo XXI al Primer Marqués de Comilllas que hizo por Barcelona –además del Ensanche–, más que todos los energúmenos mentales que rodean a la actual alcaldesa. Borró los recuerdos de la Familia Real española, incluyendo al Conde de Barcelona, que eligió ese título Soberano de la Corona unido al de Rey de España, para defender la libertad y la reconciliación durante los 40 años de su exilio. Y ahora, la muy bruta, impide el monumento a Copito de Nieve, el ciudadano barcelonés más visitado en los últimos cincuenta años. Como Messi, pero en guineano y no en argentino.

Pobre mujer y pobre Barcelona. Claro, que está ahí porque le han votado centenares de miles de barceloneses con menos cabeza que Copito de Nieve, que por otra parte, no conocía el odio ni el regodeo en la paleta aldea.

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